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El pueblo francés representado este domingo en el estadio Philippe Chatrier de París saludó a su nuevo rey: Rafael Nadal VI. El número uno del mundo, jugando el mejor tenis de esta temporada y ante su eterno rival Roger Federer, se adjudicó su sexto título del Roland Garros, igualando así el mismo número de trofeos del extenista sueco Björn Borg.
Éste sin duda ha sido el más complejo de conquistar. El serbio Novak Djokovic acababa de ganarle dos finales en sendos Masters 1.000, en Madrid y Roma, y llegaba a París invicto en 2011 y con la posibilidad de desplazarlo del trono de la ATP.
Además, ‘Rafa’ no comenzó bien en este segundo grande del año. Parecía estar acorralado hace apenas dos semanas, cuando tuvo que batallar en cinco sets para vencer en primera ronda al estadounidense John Isner.
“Lo que me está fallando más son las piernas y eso es consecuencia de la cabeza. O lo supero o me voy a casa, a pescar a Mallorca”, aseguró en el partido de segunda ronda, instancia en la que derrotó a su compatriota Pablo Andújar.
Pero el triunfo de Federer sobre su verdugo Djokovic en ‘semis’ pareció inyectarle otra vez al español su capacidad de lucha, devolverle la confianza y precisión en los tiros.
Este domingo, en el estadio Philippe Chatrier Nadal volvió en sí y la víctima, por quinta vez consecutiva en piso francés, fue el suizo Roger Federer, quien vio cómo su eterno rival igualó al sueco Björn Borg, campeón en 1974, 1975 y de 1978 a 1981 del abierto francés.
Eso sí, con humildad y deferencia por su predecesor respondió al recibimiento de su nueva corona: “Me hubiera gustado jugar contra él. Si jugáramos, seguro que él ganaría”, dijo el nuevo rey de Francia.
“Será imposible de olvidar esto. No me lo hubiera podido imaginar ni en mis mejores sueños”, dijo Nadal, quien recibió la Copa de los Mosqueteros de manos del estadounidense Jim Courier, ganador del Roland Garros en 1991 y 1992.