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"Rematé con el alma"

Elkin Serna volvió a colgarse la medalla de plata en la maratón paralímpica, categoría T12.

Sandra Martínez / Corresponsal en Londres
09 de septiembre de 2012 - 09:00 p. m.
Elkin Serna ganó en Londres su segunda medalla paralímpica, en la prueba de la maratón. / Gabriel Aponte
Elkin Serna ganó en Londres su segunda medalla paralímpica, en la prueba de la maratón. / Gabriel Aponte

Acaba de terminar una de las maratones más difíciles de su vida. Corrió lo que más pudo, con toda la fuerza que le dio su cuerpo. Sus piernas no le dan más. Está junto a su guía, Germán Arango, tomando agua, agitado y sudando todavía. Llegó en el segundo lugar, dos minutos y once segundos después que el español Alberto Suárez Laso y unos segundos antes del tunecino Abderahim Zhiou. Revalidó la medalla de plata que consiguió en Pekín 2008 y por eso no esconde su inmensa alegría: “me siento muy contento, la carrera fue demasiado dura por el ritmo que impusieron los africanos. No fue ara nada fácil mantenerlo, fue realmente duro y ahora estoy muy feliz”, le aseguro Elkin Serna a El Espectador.

El paisa, que tiene una enfermedad genética que no le permite ver los objetos a más de un metro de distancia, rompió su récord personal, al finalizar la competencia de 42 kilómetros en un tiempo de dos horas y 26 minutos. En los Paralímpicos de Pekín llegó cinco minutos más tarde. “Rematé con el alma y al atleta al que le gané no es cualquiera en el mundo. La verdad, saqué fuerzas de donde no las tenía, llegué a la meta dándolo todo”, dice.

“Este triunfo se lo dedico a Colombia, a mi familia y a mis compañeros, que venían muy ansiosos por ganar medallas. No fue fácil, nos encontramos con un deporte paralímpico muy exigente, pero con esfuerzo pudimos mejorar lo hecho hace cuatro años”, explica Serna al hacer un balance de lo hecho por la delegación nacional en Londres, donde se cosecharon dos medallas de plata (la otra la obtuvo el nadador Moisés Fuentes), 18 diplomas olímpicos y 66 puntos.

En cuanto a sus rivales, asegura que al español Suárez Laso, quien competía en la maratón convencional hasta el año pasado y tenía una marca difícil de igualar, “lo seguí desde lejitos, porque iba con la estrategia de mi entrenador Libardo Hoyos”, y agrega que tuvo la oportunidad de prepararse intensamente cuatro meses antes, y “hoy estoy celebrando, aunque me va a tocar cambiarme los pies por el cansancio que tengo”.

Elkin nació hace 27 años en Urrao, Antioquia, y nunca ha dejado de correr. De niño lo hacía todos los días por seis kilómetros diarios para llegar al colegio. A los doce tuvo que salir corriendo de la vereda La Magdalena, porque un grupo armado al margen de la ley amenazó de muerte a su familia.

Una tarde de domingo tuvieron que dejarlo todo y comenzar de nuevo. Sus padres consiguieron trabajo en una finca en el municipio de Barbosa, pero sólo podían llevarse a un hijo. Así que a Elkin, el mayor, le tocó irse a Tierralta, Córdoba, a vivir con una tía. Al poco tiempo pudo volver con su familia al municipio de Guarne. Pero su visión ya presentaba problemas y debió dejar el colegio.

Por esa misma época su padre los abandonó. Elkin comenzó a vender empanadas en las estaciones del metro de Medellín para ayudar a su madre Libia y a Nelson, su hermano menor.

Mientras comenzaba a practicar deporte, se ganaba la vida pintando hilos de cuero de chivo. Fue parte de la selección de Antioquia en 2003 y participó en decenas de competencias, en las que a veces terminaba extraviado por las calles. En 2005 conoció el deporte para discapacitados y decidió vincularse al Comité Paralímpico Colombiano. Dos años más tarde, en Río de Janeiro, quedó como subcampeón de los 1.500 metros de los Parapanamericanos y logró clasificarse a Pekín 2008.

En China se convirtió en el primer medallista paralímpico del país, al ocupar el segundo puesto en la maratón. Él mismo se costeó la preparación y logró la clasificación a los Paralímpicos de Londres gracias a su actuación en el mundial IPC de Nueva Zelanda.

Elkin seguirá corriendo hasta cuando su cuerpo se lo permita, porque correr no sólo es su gran pasión: es su inspiración para seguir viviendo.

El atleta le hace un llamado contundente al Gobierno Nacional: “Le pedimos que nos apoye igual que a los deportistas convencionales. El deporte debe ser sólo uno, que no sean dos, y así poder llegar en igualdad de condiciones. Que competitivamente podamos estar a la altura de cualquier atleta del mundo”, afirma.

Por Sandra Martínez / Corresponsal en Londres

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