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El Abierto de Estados Unidos arranca hoy (transmisión en directo por ESPN) en su catedral de cemento en Flushing Meadows, con un programa de lujo que incluye el debut del número uno del mundo, Roger Federer.
Ganador de 17 títulos de torneos del Gran Slam, el suizo sale como primer sembrado en un cuadro masculino en el que reluce la ausencia del español Rafael Nadal, lesionado de una rodilla.
Federer irá en busca de su sexto título en el US Open, que ganó consecutivamente de 2004 a 2008, hasta que el argentino Juan Martín del Potro le cortó la racha en 2009. El suizo, que este año ganó su séptima corona en Wimbledon y la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, jugará frente al estadounidense Donald Young.
Cuando se hablaba de que Federer estaba en declive, que había perdido toda la motivación, pues llevaba ya dos años y medio sin ganar un “grande”, el suizo alteró el curso de una temporada que comenzó con Novak Djokovic y Rafael Nadal como los líderes del tenis masculino.
Hoy, a sus 31 años, Federer afronta este Abierto de Estados Unidos de nuevo como el número del uno del mundo y dispuesto a consagrarse por sexta vez en el cemento azul de Flushing Meadows.
El helvético venció a Djokovic en las semifinales de Wimbledon y luego superó a Andy Murray para alzarse con su séptima corona en el All England Club, un triunfo que le permitió convertirse en el campeón más longevo del torneo desde Arthur Ashe en 1975. También volvió a la cima de la clasificación de la ATP y en seguida se encargó de eclipsar el récord de Pete Sampras de más semanas en el primer lugar de las clasificaciones, aunque en los Olímpicos de Londres perdió la medalla de oro con Murray.
El número uno señaló sobre su repunte en el tenis mundial que “he tenido un verano mágico. De veras, desde el Abierto de Francia ha sido un año redondo”, al tiempo que lamentó que su tradicional rival, Nadal, no esté presente en Nueva York: “Para mí no fue sorpresa su anuncio, porque previamente le escribí y me dijo que la cosa no pintaba nada bien. Lo imaginaba, sabía que podía pasar. Si se dio de baja con tanto tiempo antes del Abierto, significa que debe de ser algo serio. Eso es lo que da algo de miedo y es lo que abre el gran debate sobre si volverá este año. Espero que lo haga. Está claro que ahora tiene más semanas libres. Ojalá sea una decisión inteligente por su parte, pero desde luego es un golpe grande y una noticia decepcionante para el mundo del tenis”.