Sara Vargas: La pequeña maravilla que siempre está a la altura

Leonor Blanco, la mamá de Sara Vargas, ha sido el ejemplo y apoyo incondicional de la nadadora cundinamarquesa, de 16 años.

Foto: Nelson Sierra Gutiérrez

Este año, Sara Vargas se quedó con el galardón de la mejor paranadadora juvenil del mundo gracias a sus brillantes actuaciones en diferentes eventos internacionales. Por eso, El Espectador y Movistar la distinguieron en la ceremonia del Deportista del Año.

Nació en Mesitas del Colegio (Cundinamarca), en donde se metió por primera vez al agua, cuando tenía cinco años. De inmediato supo que esa era su pasión y comenzó un camino en el que a pesar de su juventud, ya ha cosechado grandes triunfos. Su rico palmarés la ha llevado a ser una de las nadadoras paralímpicas con mayor potencial en el mundo. A los 11 años su familia decidió trasladarse a Bogotá para que ella pudiera continuar con su proceso deportivo. Llegó con la maleta cargada de ilusiones e ingresó al club de natación de Compensar, en el que compartió con nadadores convencionales.

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Allí, el entrenador Stevens Ruiz advirtió su gran potencial y tras un par de pruebas decidió encargarse de su formación. Fue ese el primer escalón del camino al éxito que comenzó para Sara. Ingresó a la Liga Paralímpica y clasificó a su primer Open a los 12 años, cuando también empezó a ser convocada a la selección de Colombia.

En los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 consiguió cuatro medallas de oro y una de plata, llegando a ser la mejor para atleta en las justas. Pero Sara ya se había mostrado su potencial internacionalmente en Indianápolis, Estados Unidos, donde ganó tres oros, en los 50, 100 y 400 metros libres.

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Este año logró conseguir el título de la mejor atleta juvenil del mundo, con 3915 puntos, que suman todas las competencias de 2022, las World Series de Italia, Alemania y México.

Su mayor respaldo ha sido siempre su mamá, Leonor Blanco, su gran motivación, al igual que su hermana, Ana Gabriela, también nadadora de alto rendimiento. Su familia día a día ha estado a su lado dándole la fortaleza que necesita para cada competencia.

“La pandemia fue terrible para mí”

Sara dice que el momento más difícil que ha afrontado fue la pandemia. “Resultó terrible para mi”. Fueron ocho meses en los que perdió entrenamientos, bajó su rendimiento y tuvo ansiedad. Pero fue resiliente y apenas pudo regresar a una piscina lo hizo y con trabajo fuerte, apoyo incondicional de su entrenador y su familia. Por estos días, a sus 16 años, se encuentra en una competencia en Australia, dejando el nombre de Colombia en lo más alto.

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Su condición, la acondroplastia, que es un trastorno en el crecimiento de los huesos y ocasiona el tipo más común de enanismo, nunca ha sido un obstáculo para ella, nunca fue un impedimento. Su mamá, también de talla baja, fue su ejemplo, su espejo, la prueba de que siempre, con ganas y constancia, se puede salir adelante.

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