Juan Fernando Ossa y la responsabilidad de llevar la ‘10′ tricolor al Mundial
El antioqueño de 27 años fue clave para lograr la clasificación de Colombia por primera vez al Mundial de Fútbol Playa que se disputará en Emiratos Árabes en noviembre. Marcó cuatro goles y dejó su magia en las canchas de Rosario, Argentina.
Kevin Stiven Ramírez Quintero
Para enviar el balón al cielo y luego rematarlo de chilena sobre la arena con la clasificación del Mundial en juego, hay que tener personalidad, atrevimiento y huevos. Aun más, si la pelota cuelga al portero, entra sin pedir permiso y de paso celebras como Román Riquelme o Lionel Messi haciéndole el “Topo Gigio” a los medios de comunicación que se burlaron de la derrota contra Bolivia, que a pesar de no tener mar sí tiene un proceso respaldado en el fútbol playa.
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Para enviar el balón al cielo y luego rematarlo de chilena sobre la arena con la clasificación del Mundial en juego, hay que tener personalidad, atrevimiento y huevos. Aun más, si la pelota cuelga al portero, entra sin pedir permiso y de paso celebras como Román Riquelme o Lionel Messi haciéndole el “Topo Gigio” a los medios de comunicación que se burlaron de la derrota contra Bolivia, que a pesar de no tener mar sí tiene un proceso respaldado en el fútbol playa.
Juan Fernando Ossa creció con la pelota en los pies y el número 10 en la espalda. Desde los cinco años empezó a hacer amistades a través del fútbol en las calles coloridas de barrios como San Javier, Villa Hermosa y Campo Valdés en Medellín.
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Participó en torneos Intercolegiados e Intercomunas, como también en la Pony Fútbol y la Liga Antioqueña. A pesar de que no sabía si se iba a dedicar al fútbol de manera profesional, tras una gambeta quería hacer otra y después de cada entrenamiento se quedaba mejorando su técnica con sus características chilenas.
Tuvo la oportunidad de estar cerca de jugar en Jaguares y en Independiente Medellín, pero no se logró. Cuando llegó al Politécnico Jaime Isaza, y las oportunidades de ser futbolista profesional se estaban cerrando, el fútbol playa le hizo una llamada que, a pesar del riesgo, contestó. Fue en 2014, y al año siguiente ya empezó a alternar la universidad, el fútbol y el fútbol playa.
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En 2018 hubo un punto de quiebre en su carrera. Salió campeón en Colombia, jugó la Copa Libertadores en Brasil con La 25 Export y tuvo su primer llamado a la selección nacional de fútbol playa. Allí la Liga Antioqueña le dio a decidir entre una modalidad, y Juanfer se decantó por la arena, donde inició la leyenda y que hoy construye en el equipo de Antioquia Beach Soccer, la base de la selección de Colombia de fútbol playa.
“Llevar la ‘10′ siempre trae un peso diferente, porque es una responsabilidad. De niño pedía ese número cuando estaba en un equipo y siempre soñaba con representar a Colombia en cualquier disciplina, pero más dentro del fútbol, sabiendo que ese es el número insignia y el más representativo. Lo asumo con el mayor orgullo”, aseguró Ossa.
A pesar de que en Colombia es difícil vivir del fútbol playa, porque no hay una liga profesional ni un sueldo fijo como en otros países y ha tenido que sacrificar una vida con más lujo, Juanfer no se ve en otra cosa más allá que en el fútbol playa.
“A veces hay choques de ideas con mi familia, pero solo me siento vivo a la hora de competir, eso es lo que a mí me hace sentir bien”, señaló el antioqueño, quien es consciente en que esta generación de jugadores tendrá que abrir camino en el exterior y en el país para que en el futuro los niños puedan disfrutar de los frutos del fútbol playa. “Ahora el Mundial es la cúspide donde te puedan ver todos los otros clubes del mundo”, sentenció.
El objetivo de la Copa América
Juan Fernando Ossa confiesa que la selección llegó al torneo con el anhelo de clasificar al Mundial y con la sed de revancha tras no conseguirlo dos años atrás.
Sabían que ganarle el primer partido a Paraguay, el defensor del título, sería un golpe anímico muy bueno, y así fue. Sin embargo, más allá de creerse los más duros, se mantuvieron en calma y serenidad. Luego vencieron a Chile y cayeron contra Bolivia. Este último causó polémica por algunos medios que titularon que la tricolor de fútbol playa había perdido contra un país sin mar, desconociendo el desarrollo que tiene esta modalidad en ese país. A pesar de esto no se desmotivaron, sino que vieron esto como una oportunidad para darle visibilidad al deporte.
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Después de ese tropiezo llegó Venezuela, al que golearon sin que les encajaran un gol y consiguieron llegar a las semifinales donde cayeron contra Argentina. En ese instante, Ossa tuvo que sacar el liderazgo que tiene portar la “10″ y fue clave para animar a sus compañeros antes del partido por el tercer puesto.
“Los que van a la final ya están con la tranquilidad de ir al Mundial, pero el tercer puesto es a muerte”, les dijo a sus compañeros. En la previa del partido se alejó de las redes sociales y estuvo enfocado para transmitirles ese sentimiento a los más jóvenes de la selección.
El “10″ fue uno de los líderes desde la charla técnica, donde el técnico lo bromeó pidiéndole un gol de chilena y, al comenzar el partido, cumplió en los minutos iniciales. “Marqué, busqué la cámara e hice el “Topo Gigio” celebrándoselo a esos medios a ver ahora qué pensaban y qué titulaban”.
Después de esto Juanfer se desató y, como Bersuit Vergarabat, bailó al ritmo de la gambeta. Lo disfrutó, sonrío en gran parte del encuentro y saldó la promesa que le hizo a su familia de llevar a Colombia al Mundial.
Para él ahora viene mucho trabajo en la cancha de Belén, en Medellín, para conseguir el sueño de llegar a Emiratos Árabes portando la “10″.
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