
Las lágrimas de un país, las lágrimas de Luis Díaz. El júbilo del gol y de la esperanza de un territorio en paz.
Foto: EFE - Ricardo Maldonado Rozo
Evitó el silencio. Evitó la frustración. Qué estallido. No fue una bomba. No fue la violencia. Ganó esta vez la alegría, la paz. Sí. Volteen todos a mirar. Es Luis Díaz. No busquen en otro lado. Es el fútbol una de las cosas más mágicas de la vida y pidan un tinto para que pueda defender mi teoría. Si alguien no sabía lo que era la justicia poética, que mire lo que logró el guajiro. Ay, si los Díaz no han sabido ser profetas en esta tierra. Leandro Díaz. Diomedes Díaz. Ahora es Lucho. De los acordeones, de los vallenatos, los juglares y la...
