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Si hay algo que Colombia puede agradecerle al fútbol es que ha logrado construir un relato diferente sobre nuestra historia y nos ha permitido contarnos por medio de sus alegrías, pues de no ser por este y otros deportes habría que conocer los territorios por los sucesos que ha dejado la violencia. Son muchos los futbolistas que han logrado que varios de nosotros aprendamos de geografía por el lugar que representaron y que hace incluso pensar por el número de jugadores que pueden salir de una misma región que ir a esos sitios es asegurarse el encuentro con nuevos talentos, como si nuestro suelo no solo fuera fértil en flora y fauna, sino también en talentos.
Tumaco es uno de esos casos. De no ser por el fútbol, tendríamos que hablar de la violencia que por tantos años ha aquejado a este municipio de Nariño. Guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes vieron en esta parte del Pacífico una zona estratégica para la circulación de armas y drogas, precisamente por su ubicación, por estar cerca de la frontera con Ecuador y por pertenecer a una de las regiones más ricas en diversidad del país.