James Rodríguez entró por el centro del área y entonces el Metropolitano se convirtió en un hoyo negro, allí donde no pasa ni la luz, ni el sonido, ni el tiempo. Segundos antes, hubo vértigo. Luis Díaz sacó un invento y trianguló con Santiago Arias, que centró, a ras, directo a la pierna derecha del 10. ¡Silencio! El capitán remató de una y el público quedó suspendido por unos segundos. Al instante, todo había estallado: ¡big bang! Colombia estaba otra vez, por fin, en la Copa del Mundo. Todas esas emociones, esa sensación de plenitud y...
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
