Cabal y Farah, compañeros y amigos

Los tenistas vallecaucanos se conocen desde que tenían cinco años. Se convirtieron en una de las mejores parejas del tenis mundial.

Mónica Rivera
09 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
 Robert Farah y Juan Sebastián Cabal, tenistas colombianos, que este año llegaron a disputar la final del Abierto de Australia y semifinales en el Torneo de Maestros.  / Nelson Sierra
Robert Farah y Juan Sebastián Cabal, tenistas colombianos, que este año llegaron a disputar la final del Abierto de Australia y semifinales en el Torneo de Maestros. / Nelson Sierra

El trabajo que han realizado en los últimos nueve años Robert Farah y Juan Sebastián Cabal ha dado frutos. Este año la pareja de tenistas colombianos logró el subtítulo del Abierto de Australia, el primer Grand Slam de la temporada, y llegó a la semifinal del Torneo de Maestros, en Londres.

Amigos inseparables, Cabal y Farah ya son como un matrimonio. En la cancha han llegado a ser la segunda mejor pareja del mundo. En la vida se conocen desde que tienen uso de razón y juegan juntos desde los cinco años de edad, cuando aprendieron a jugar tenis.

Robert comenzó a practicar el deporte gracias a su padre, un migrante libanés experto en la raqueta que terminó viviendo en Cali. Juan Sebastián llegó porque era hiperactivo. “De pequeño mis padres me metieron en muchos deportes. En el Club Tequendama, que quedaba muy cerca de mi casa y a donde iban a entrenar mi papá y mi hermano mayor, quien jugó como hasta los 15”, asegura Cabal.

Esos primeros años jugaron en la modalidad de sencillos, por lo que en la cancha eran más rivales que amigos. Cabal siempre le ganaba a Farah, hasta los 12 años, cuando por fin se nivelaron. En esa época jugaron sus primeros partidos como pareja, pero fue apenas hasta la adolescencia que decidieron dedicarse al tenis de manera profesional.

La escuela de formación para muchos de los grandes tenistas que hoy tiene el país fue el semillero de Colsánitas, en el que además de figuras como Santiago Giraldo y Fabiola Zuluaga, fueron incluidos Farah y Cabal.

La exigencia era grande. Tuvieron que dejar Cali para radicarse en Bogotá y dedicarse de lleno a entrenar y sumar puntos para el escalafón internacional.

Sin embargo, algo inesperado cambió sus planes. Decepcionado del tenis, Farah decidió irse a Estados Unidos a estudiar economía, aunque con el tiempo terminó jugando y ganando para el equipo de su universidad. “Creo que Dios te pone en un camino y la vida te va mostrando por cuál lado coger. Ir a la universidad fue muy valioso para mi vida tenística. El nivel allá era muy alto, me fue bien y eso me hizo decidir volver a jugar individual”, explica Farah.

Cabal también tuvo momentos duros. Una lesión de rodilla, hernias discales y esguinces, entre otros problemas físicos, lo tuvieron largo tiempo fuera de las canchas. “Llega un momento en que te replanteas y ya no lo disfrutas porque te la pasas en recuperación, te cargas, pero obviamente a medida que se supera no cuesta tanto levantarse, entrenar. Al final del sacrificio comienzan a aparecer las oportunidades”, manifiesta Cabal.

Cuando Robert regresó al país comenzaron a jugar el dobles y los resultados no se hicieron esperar. Tanto que lograron escalar rápidamente en el escalafón de la ATP. Ganaron torneos Futures y Challengers, todo después de que en un torneo en Paraguay decidieran cambiar de posición en la cancha.

“Jugaba en la derecha y él en la izquierda, porque Sebas hacía Copa Davis con Alejandro Falla en esa posición. Un día jugando contra Andrés Sai y Franco Ferreiro perdimos el primer set y decidimos cambiar de posición y ahí comenzó una racha ganadora de cinco o seis Challengers seguidos”, asegura Farah.

Lo que vino después fue puro éxito. En su carrera completan 11 títulos y 14 subtítulos en torneos internacionales de dobles, como el Masters 1.000 de Roma, que reúne a las mejores 24 parejas del mundo, y que ganaron este año. Además, han llegado a semifinales en torneos como el ATP 500 de Argentina y el Master 1.000 de Madrid.

Poco a poco, a punta de buenas actuaciones, se fueron ganando el respeto en el circuito, en el que este año fueron una de las mejores parejas.

Buena parte de su éxito radica en la gran amistad que han forjado y en la empatía que tienen tanto en la cancha como fuera de ella. “Normalmente compartimos cuarto o llevamos a nuestras familias. Siempre evaluamos las situaciones, tomamos decisiones en conjunto y trabajamos como un equipo muy compacto”, admite Cabal.

“A mí siempre mi novia me dice que si no me canso tanto de ver a Sebastián, pero al final es una relación de mucho respeto y objetivos muy claros, en medio de una amistad muy fuerte que al final facilita las cosas”, asegura Farah.

Juntos, hasta que el retiro los separe, esperan seguirle dando satisfacciones a Colombia.

Por Mónica Rivera

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