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Para llegar a la isla de Key Biscayne (Miami) hay que cruzar el mar a través de un puente conocido por el nombre de Rickenbacker. Las aguas de esta parte de la ciudad de la Florida son claras y son conocidas pues en ellas navegan famosos y empresarios de todas partes del mundo que han encontrado en el cayo de Viscaíno el sitio perfecto para alejarse del ajetreo de la vida cotidiana y encontrar la tranquilidad de una isla. Muchos la describen como la isla perfecta y es allí donde se ha realizado, durante 32 años, el Miami Open.
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Este 2018 será el último que se jugará en la exclusiva villa de Key Biscayne. Desde el próximo año, los aficionados del tenis tendrán que encontrarse no muy lejos de la isla en un estadio que está acostumbrado a recibir miles de espectadores e hinchas del fútbol americano. El dueño del torneo, Mark Shappiro, fue el autor de la idea de salir de la villa rodeada de mar para buscar otros escenarios más grandes. Buscó primero opciones en Orlando y en California. Pero la elegida estaba mucho más cerca de donde durante 32 años se ha desarrollado este torneo de la categoría Masters 1000.
Stephen Ross, el dueño del equipo de fútbol americano Miami Dolphins (en español, Los Delfines de Miami), le propuso a Shappiro la idea de que trasladara al centro de la ciudad el certamen y que no se fuera a ciudades tan lejanas. El empresario aceptó la propuesta y junto a Ross y la jugadora de tenis, Serena Williams, quien es propietaria de un porcentaje el equipo de los delfines, emprendieron uno de los proyectos más ambiciosos en el mundo de este deporte: construir un complejo deportivo de más de 30 escenarios y una cancha principal con la capacidad que suelen tener los estadios de fútbol o de fútbol americano.
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El amor por la ciudad de Miami también jugó un rol fundamental en descartar la idea de sacar el torneo del sector. Stephen Ross confesó, en una entrevista cuando oficializó el lugar de traslado, que le había propuesto la idea de Shappiro por su aprecio a la ciudad y al deporte. “Yo crecí en Miami y creo en los inspiradora que es esta ciudad. Para mi, este es un gran negocio y debería ser para todo el sur de la Florida. Me encantan los retos”, señaló el empresario que ha gastado $550 millones de dólares renovando las instalaciones de su equipo.
Aunque la última edición del Miami Open en Key Biscayne no contará con las estrellas de la talla de Roger Federer, quien ha ganado este trofeo tres veces, o Rafael Nadal o Serena Williams, quien retornó a las canchas en este certamen después de tener a su primera hija, las finales que se jugarán este fin de semana, prometen ser épicas. Los protagonistas son las nuevas caras del tenis. Por un lado, están las mujeres: la estadounidense, Sloane Stephens, la número 13 en el ránquing mundial, y Jelena Ostapenko, la letona quien está siete puestos por encima de Stephens en el escalafón. Ambas jugarán la final el próximo sábado a las nueve de la mañana, hora colombiana.
En cuanto a los jugadores masculinos, que hoy juegan la semifinal, están: Juan Martín del Potro y John Isner, cuya semifinal se jugará a las doce del medio día, y Pablo Carreño y Alexander Zverev, que se enfrentarán a las seis de la tarde. La despedida final de Key Biscayne será el próximo domingo, cuando los semifinalistas se encuentran en el suelo morado de la isla por última vez.