Rafael Nadal, entre Clark Kent y Supermán

El español se convirtió en el primer tenista de la historia en conquistar en 12 ocasiones un mismo Grand Slam.

Redacción deportes
10 de junio de 2019 - 03:00 a. m.
El español Rafael Nadal levantando su trofeo número 12 en el segundo Grand Slam de la temporada. / AFP
El español Rafael Nadal levantando su trofeo número 12 en el segundo Grand Slam de la temporada. / AFP

En la biografía Rafa. Mi historia, el escritor británico John Carlin compara a Nadal con Supermán y Clark Kent: un hombre discreto y hasta tímido que luego se convierte en un superhéroe cuando se pone el traje, que en el caso de Nadal es cuando empuña una raqueta. La herramienta que utilizó para coronarse campeón del Roland Garros, tras vencer con parciales de 6-3, 5-7, 6-1, 6-1 al austriaco Dominic Thiem. Y se convirtió en el primer tenista de la historia en ganar un mismo Grand Slam en 12 ocasiones.

Un tipo tímido en las relaciones personales, en contraste con su fuerza y su desparpajo en la pista. Álex Corretja, finalista en Roland Garros dos veces (1998 y 2001), conoció a Rafael cuando era un júnior, cerca de Barcelona en 2002, y quedó impresionado con su juego en un entrenamiento. “Lo que más sorprendía de aquel Nadal era su timidez fuera de la pista y su descaro dentro de ella, lejos de la cancha seguía siendo un niño, pero una vez que la pisaba su comportamiento era ya el de un profesional, te miraba como tal, jugaba con un ritmo muy alto y una intensidad elevada para su edad”, recordó.

Nadal divide su existencia entre esa normalidad que busca en su refugio de Mallorca, donde le gusta sentirse “una persona normal”, y el trato de superestrella mundial que recibe durante sus viajes por todo el mundo, donde levanta expectación allí donde se encuentre.

El pasado mes de octubre, Mallorca sufrió unas trágicas inundaciones. Los vecinos se organizaron en patrullas de voluntarios para ayudar en las labores de limpieza, entre ellos el habitante más célebre del lugar, Rafa Nadal.

Se le vio vestido con una sudadera azul, despeinado, con unas botas de agua, un pantalón lleno de barro y una gran escoba en la mano, hablando con otros vecinos en la puerta de un garaje inundado. Su academia en el este de la isla mediterránea sirvió también como improvisado refugio de acogida. “Es una persona muy solidaria. Representa valores que en la política son valores que la gente aprecia. No creo que Nadal cometa el error de meterse en política, pero es un compendio de lo que en la sociedad valoramos como persona implicada”, subrayó este domingo antes de la final José Guirao, ministro español de Cultura y Deportes, que siguió el partido desde la tribuna presidencial en compañía del rey emérito Juan Carlos I.

“Son cosas que nos llegan a todos. Al día siguiente fui a entrenar, pero a los 15 minutos dije a mi equipo que no quería entrenar. Quería ir a ver a la gente”, dijo el tenista en su momento en una entrevista para el canal de Movistar.

No obstante, Rafael Nadal ha insistido en varias oportunidades su fuerte interés en tener, en la medida de lo posible, una vida privada “normal”. Y eso quedó claro a principios de este año, cuando la revista española ¡Hola! anunció en su portada que Nadal planea casarse a finales de este 2019 con Xisca, su novia de toda la vida.

“No voy a contar nada, ya me ha molestado bastante que saliera eso”, respondió entonces el tenista.

La dicotomía entre persona discreta y gran estrella cuesta cuando tu propia imagen ocupa portadas en la prensa de todo el mundo, hay una foto tuya en calzoncillos en una campaña que ocupa todo un edificio o hay cientos de aficionados esperando para recibir un saludo a la puerta de tu hotel. El equilibro entre ser Clark Kent y Supermán no siempre resulta sencillo, pero este domingo Nadal fue un superhéroe.

Por Redacción deportes

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