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En un principio era difícil encontrar información acerca del joven mediocampista guatemalteco Marvin Ceballos. Sin embargo, en cuanto sonó el pitido final del partido del Grupo D contra los croatas, el nombre, el rostro y los datos de la carrera de este muchacho de 19 años saltaron a los sitios web de noticias de todo el globo.
Su repentino ascenso al estrellato no ha supuesto ninguna sorpresa para quienes presenciaron el tanto que anotó en el minuto 81 y que no sólo decantó el resultado del choque entre ambos equipos, sino que también dio a los debutantes centroamericanos un puesto en octavos de final, donde se medirán hoy en Cali contra Portugal.
El momento del gol tuvo claramente una gran relevancia para Ceballos, quien no pudo contener las lágrimas al terminar el encuentro y se sentó en una esquina del vestuario, solo, mientras sus compañeros bailaban de alegría.
Poco después, FIFA.com habló con el pequeño número 7 y le preguntó qué significaba esa diana para él y para su equipo. “Pude aportar un poco de paz a nuestro país. Cuando juega la selección, nuestro pueblo deja sus diferencias a un lado y se une para ver”, dijo emocionado.
Pese a todo, no quiso atribuirse el mérito en exclusiva: “Esta vez he marcado yo, pero el esfuerzo que lo propició vino de todo el equipo, que jugó como un bloque”. El centrocampista supo leer perfectamente el balón largo del guardameta Roberto Padilla para perforar la puerta contraria desde apenas siete metros.
Ceballos, oriundo de la Ciudad de Guatemala y que mide 1,64 centímetros, tenía un reto considerable ante los defensores croatas, que lo superaban claramente en estatura. Pero no se inmutó, a pesar de ser veinte centímetros más bajo que el más pequeño de los zagueros contrarios. “Para mí el auténtico desafío es jugar bien. Uno puede hacer un gran partido mida lo que mida”.
Y como es lógico, su entrenador, Éver Almeida, se deshizo en elogios hacia él. “Ha tenido una actuación asombrosa y su gol nos ha quitado de encima un peso enorme: un problema de puntería”, afirmó.
En su trayectoria hacia el fútbol internacional, Marvin ha contado con el apoyo constante de su padre, también profesional en su época y con quien comparte nombre: “Agradezco a Dios que mi padre fuese futbolista profesional y que mi familia apoyase mi aspiración de jugar. De pequeño soñaba con jugar en un Mundial y ahora ese sueño se ha hecho realidad”.
Y, tras protagonizar este logro espectacular, Ceballos se fija ahora como meta seguir brillando y para ello se inspira en su ídolo, Lionel Messi.