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Una cita con la historia

El suizo, que enfrentará a Soderling, está cerca de ganar su primer Roland Garros.

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Olga Lucía Barona Torres
06 de junio de 2009 - 10:00 p. m.
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El estadounidense Pete Sampras dejó las canchas en 2003, un año después de haberse coronado campeón del Abierto de Estados Unidos venciendo a su rival histórico, Andre Agassi. Ese día, Pistol Pete, como le decían por la potencia de sus golpes, rompió los anaqueles de la historia del tenis al conquistar su título número 14 en torneo de Grand Slam y superar por uno al legendario Roy Emerson.

Esa marca de 14 coronas ha estado intacta desde entonces. Sin embargo, hoy podría ser igualada por el suizo Roger Federer, número dos del mundo, si es que vence en la final del Roland Garros al sorprendente sueco Robin Soderling, 25 de la ATP y quien en cuartos de final protagonizó el palo del año, al eliminar al español Rafael Nadal, tetracampeón del torneo de París.

La diferencia de Federer y Sampras quedaría, además, hoy remarcada por el hecho de que el estadounidense, quien durante seis años consecutivos terminó como uno del escalafón mundial, se despidió del profesionalismo sin poder ganar el campeonato del Roland Garros, único que le faltó en su palmarés de 14 de los grandes (siete Wimbledon, cinco US Open y dos Abiertos de Australia).

Roger, quien permaneció 237 semanas consecutivas en lo más alto del ranking de la ATP hasta el 18 de agosto de 2008 que lo desplazó Nadal, ha llegado cuatro veces a la final de París y tres de ellas las perdió justamente ante el español.

Con Rafa fuera de combate, Federer abrió sus esperanzas de ponerle fin a su sequía en el Roland y esta semana se batió como un león para instalarse en la final. La confianza para desenvolverse como un rey en la arcilla la reforzó hace dos semanas, tras ganar el título en el Abierto de Madrid, la casa de Nadal, a quien venció en el último duelo y de paso ganó su primer campeonato de la temporada. Ese día aseguró que “con este triunfo en la arcilla de Madrid le callé la boca a mucha gente”, haciendo referencia a los rumores de la prensa en los que se afirmaba que el suizo, de 27 años, ya estaba de salida y que el fin de su carrera estaba cerca, luego de verlo llorar en Australia cuando perdió la corona, nuevamente, frente a Nadal.

Federer anunció hace dos meses que sería padre y tres semanas después se casó con su novia Mirka Vavrinec, y contrario a lo que los expertos afirmaban que podría desconcentrarse, él llegó con más fuerza.

Y aunque el suizo hoy parte como gran favorito, no tendrá nada fácil la definición del título, pues al frente tendrá a la sorpresa de este Roland Garros, un perfecto desconocido para muchos que se anotó en la memoria de los aficionados al tenis al dejar prematuramente eliminado a Nadal y luego fulminar a Nikolay Davydenko y dominar en la semifinal a Fernando González.

Soderling, de 24 años, es profesional desde 2001 y apenas ha ganado tres títulos (Lyon en 2004 y 2008, y Milán, en 2005). El sueco disputará hoy su primera final de un Grand Slam (contra 19 de Roger) y según las estadísticas son pocas las probabilidades que tiene de llevarse el campeonato, pues se ha enfrentado nueve veces ante el suizo y en todas ha caído. Y basado en esa historia, Roger no tuvo problemas el viernes para afirmar que él es el candidato a ganar. “Me veo claramente como favorito, pero eso no quiere decir que no haya presión en los dos lados”, le dijo el suizo a los medios presentes en París.

Entre 2007 y 2008, Soderling abandonó el circuito debido a una delicada lesión en la muñeca izquierda. Pero dice él, que aprovechó el tiempo y que entrenó duro. Y basta con verlo en la cancha para comprobar que sus palabras son ciertas. “Creo que estoy jugando extremadamente bien y ante Federer no tengo nada que perder, pero sí mucho que ganar”.

La mesa está servida y el banquete listo para degustar. Federer y Soderling dirán hoy la última palabra: o gana la experiencia o el ímpetu de una sorpresa.

Por Olga Lucía Barona Torres

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