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Y eso que pensó en retirarse del ciclismo hace dos años cuando sufrió un accidente en el que pudo perder la vida y le costó más de la cuenta recuperar la movilidad de uno de sus brazos. Y eso que temió por no volver a sentirse igual de competitivo. Es que Esteban Chaves no se dio a conocer ayer, al ganar la segunda etapa de la Vuelta a España y asumir el liderato de la competencia, desde hace varios años este bogotano había hecho que su nombre sonara con fuerza como uno de los pedalistas del futuro. En 2011, un año después de que Nairo Quintana ganara el Tour de L’avenir (Tour de Francia para jóvenes) él siguió los pasos del boyacense y se impuso en la carrera francesa. “El Chavito”, como le dicen en el pelotón, es un escarabajo grande, con poderío para subir y regular en todos los terrenos.
Ayer no flaqueó en los últimos kilómetros de la etapa que se cumplió entre Alhaurín de la Torre y Caminito del Rey y con autoridad venció al holandés Tom Dumoulin en los últimos metros. Había sido una jornada complicada por la temperatura y por el recorrido empinado, pero el bogotano de 25 años del equipo Orica Green Edge estaba decidido a ganar su primera etapa en una de las grandes carreras. “Es increíble, el equipo trabajó muy bien, la idea era colocarme en una muy buena posición al empezar el puerto. Faltaba un kilómetro y los nervios empezaron, no sabía si los otros estaban más fuertes que yo. Pero al final, jugué con la estrategia y salió muy bien. Ahora voy a dejar la piel por seguir siendo líder”, dijo al llegar a la meta el colombiano, quien además de ponerse líder en la clasificación general, también asumió el primer lugar en la tabla por puntos, en la montaña y en los jóvenes. Justamente la camiseta de la montaña se la cederá al antioqueño Walter Pedraza, quien es segundo en esta clasificación.
Por su parte, Nairo Quintana, demostró que está fuerte, llegó a 36 segundos de Chaves pero entre los favoritos fue el mejor ubicado. “He probado porque me sentía bien y lo he querido intentar, quería seguir y no he podido pero era interesante poder sacar ventaja y por fortuna hemos marcado diferencia a algunos rivales”, destacó el boyacense, quien el año pasado se había convertido en el quinto colombiano en vestirse con la camiseta roja de líder. Tras la proeza de Chaves, son seis los pedalistas nacionales que han salido a una etapa como primeros en la general: “Lucho” Herrera en 1987, Ómar Hernández y Martín Farfán en 1989, Santiago Botero en 2001 y Nairo Quintana en 2014.
Cuando “El Chavito” venció a la muerte
El lote acababa de pasar por la zona de alimentación. Era el kilómetro 100 del Trofeo Laigueglia, una competencia de un día que se corre en Italia. Esteban Chaves venía con el grupo, pero sólo hasta ahí recuerda. En el kilómetro 130 sufrió una caída que pudo acabar con su vida. Su bicicleta no giró lo esperado en una curva y fue a dar contra un muro. Sufrió fracturas en la cara y la clavícula y severos traumas en el brazo izquierdo y la cabeza. Mientras eso ocurría, Carolina Rubio, su mamá, seguía por internet el minuto a minuto de la competencia y justo al ver una alerta por el accidente de su hijo se desesperó. Llamó a su esposo muy angustiada, pero la reacción de él fue de calma: le dijo que esperaran a saber bien lo que había pasado para no alarmarse más de la cuenta. A las dos horas de terminada la competencia no había noticias de Esteban. Sin embargo, una llamada de Claudio Corti, el director del equipo en el que competía su hijo, sirvió para calmarlos: “Hola, Jairo, hablas con Claudio. Esteban sufrió una fuerte caída, pero afortunadamente está bien. En un rato se comunicará él con ustedes”. Fueron dos horas más de incertidumbre, hasta que el propio Esteban llamó. “Papá, estoy bien, estoy bien... tranquilos”. Las lágrimas de Jairo brotaron de la emoción, pero la preocupación se incrementó cuando por tercera vez recibió la misma llamada de Esteban diciendo exactamente lo mismo. Había sufrido un trauma craneoencefálico, perdido la memoria y no estaba cuerdo.
Cuando se le desinflamó el cerebro la memoria volvió, y afortunadamente las incidencias de su accidente nunca regresaron, algo que le ayudó al momento de volver a montar, porque de alguna manera, el miedo no era tanto. Lo operaron de la clavícula, pero luego, cuando regresó a Colombia, seguía sin sentir el brazo izquierdo. Después de varios días sin recuperación, un médico conocido por la familia descubrió que se había desconectado un nervio. Vinieron muchas terapias y trabajos para lograr el movimiento normal del brazo. Fueron 12 meses de inactividad en los que Esteban incluso pensó en retirarse. “Al principio, uno no ve la situación tan grave, pero cuando comencé a investigar, a leer sobre la lesión, me di cuenta de que era complicado. ¿Cómo iba a montar bicicleta así? ¿Cómo iba a vivir así, pues ni siquiera podía levantar el brazo para comer? Ahí dije que no podía volver a ser ciclista”, aseguró en su momento a El Espectador.
Se deprimió tanto que no quería someterse a ninguna operación, pero un médico de confianza lo animó a seguir. “Chavito, yo le hago esa cirugía y usted vuelve. Hágame caso”, le dijo Julio Sandoval, quien junto con Gustavo Castro operó al ciclista bogotano. Le dieron así la oportunidad de volver a soñar con triunfos tan grandes como el del Tour de L’Avenir, el cual había conseguido en 2011, o el Gran Premio Ciudad de Camaiore, que ganó en 2012.
En su regreso a la bicicleta le costaba mover su brazo, pero con el tiempo la movilidad regresó casi en un 90 por ciento y con esa dificultad regresó a las carreteras con el equipo Orica de Australia, que se la jugó por él cuando ni él mismo lo creía. En una competencia en Mallorca, en la que le dijeron que sólo rodara y se preocupara por terminar la carrera, dejó impresionados a todos sus jefes. Luego, en el Tour de Langkawi fue cuarto y ahí demostró que estaba de vuelta. Ayer, tras mucho trabajo y sacrificio, ratificó que va a dar mucho de qué hablar porque es un fuera de serie, “otra perla del ciclismo colombiano”, como registraron ayer medios españoles.
Hoy, desde las 8:30 a.m. (por Señal Colombia) se disputará una fracción con final llano para los embaladores, sin embargo habrá un puerto de montaña de primera categoría y otro más de tercera. En total serán 158 kilómetros entre Mijas y Málaga.