Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La final de la Copa Sprint de Nascar, el domingo en Homestead, marcó cinco años del debut de Juan Pablo Montoya en la categoría más popular del automovilismo americano, una en la que aún está buscando poder ser tan protagonista como lo fue en la F1 o la Cart, en donde verlo ganar se había vuelto una costumbre.
Quienes lo siguen religiosamente cada fin de semana, mantienen la esperanza de verlo triunfar en un óvalo y tenerlo como candidato al título, algo que consiguió hace dos años al convertirse en el primer piloto no americano en hacer parte del ‘playoff’ de la Nascar.
De otro lado, quienes desistieron de verlo correr por posiciones secundarias, escuchan de él ocasionalmente y se preguntan en algunos casos qué es de la carrera de uno de los deportistas más destacados que ha tenido nuestro país, aun sin entender por qué se fue a correr a la Nascar.
Resumiendo, han sido cinco temporadas que inicialmente marcaron una progresión, pero que en los dos últimos años han tenido un claro retroceso.
Tras terminar octavo en el campeonato de 2009, Montoya fue 17 el año pasado, contrastando carreras muy buenas con otras en las que incidentes o problemas mecánicos le quitaron la opción de ser uno de los 12 que disputan el título al final del año.
Este 2011 arrancó mejor que todos los anteriores, con un quinto puesto en el campeonato después de la primera carrera en Daytona, y hubo otras buenas competencias que le permitieron mantenerse entre los mejores 12 del puntaje durante varias semanas.
Sin embargo, poco a poco fue bajando en el clasificador hasta que después de 10 de las 36 carreras, los malos resultados lo ubicaron fuera de el grupo élite, al que nunca regresó. Sin ser rival por el título, Montoya cerró el año en Homestead en el puesto 21 del campeonato, con números que colocan ésta como una de sus peores temporadas.
En 2010 había ganado junto a su equipo cuatro carreras, pero en 2011 no hubo ningún triunfo y su coequipero Jamie McMurray fue puesto 27 en el puntaje final. En agosto se dio además el despido del jefe de equipo de Montoya, Brian Pattie.
“Tuvimos carros buenos el año pasado y antes de esta temporada probamos bastante y arrancamos fuertes”, dice Montoya en diálogo con El Espectador. “Después, yo creo que el equipo se confió tanto de lo que teníamos que no hubo suficiente desarrollo. Le doy un ejemplo: este año usé 18 carros y la mitad eran construidos igual, no había mejoras. Los otros equipos fueron mucho más agresivos con el desarrollo y nos quedamos atrás. Hubo seis meses en los que no hubo nada nuevo en lo aerodinámico y cuando empezamos a hacerlo ya era muy tarde para llegar a donde los mejores estaban. El cambio de jefe de equipo afectó también, pero muy poco”.
Ante la ausencia de resultados, el interrogante obvio es si Montoya no ha perdido ya la motivación. Algunos de sus seguidores quisieran verlo en otra categoría, como IndyCar, en la que pudiese ser más protagónico, y todavía le preguntan cuándo va a regresar a la Fórmula Uno. Sin embargo, su futuro seguirá en Nascar, donde firmó un nuevo contrato de varios años para seguir ligado al equipo de Chip Ganassi.
“Yo siempre dije que iba a correr en Nascar y es lo que más me ha gustado hasta ahora”, dice Montoya. “Es en lo que peor me ha ido y donde he tenido los carros menos competitivos de todo lo que he corrido, pero yo me divierto más que en cualquier otra categoría. No he perdido la motivación y sí, es frustrante ver que uno no es competitivo, pero estamos trabajando más que nunca para cambiar eso. La gente no se imagina las ganas que tengo de volver a ganar”.
Las razones por las cuales Montoya se mantiene al lado de Ganassi a pesar de la falta de resultados, van más allá de la amistad que tienen desde hace muchos años. Ni el equipo ni el piloto han dado el desempeño óptimo, pero se ha venido construyendo privadamente un nuevo grupo de personas que en algunos casos han entrado ya a trabajar para 2012.
“Chip siempre se ha preocupado por el equipo y porque ande bien”, explica Montoya. “Pero el esfuerzo que está haciendo para el próximo año no lo había visto en los cinco años que llevo acá. John Probst, el nuevo director técnico, va a traer un par de personas que eran del equipo Red Bull y eso nos va a ayudar. Hay una serie de cambios que se estarán anunciando, con gente nueva en aerodinámica, reforzando el programa de simulación, en fin”.
Probst, quien cuenta con experiencia en Fórmula Uno, ha sido instrumental en los buenos resultados del equipo Red Bull de Nascar este año. Su piloto Kasey Kahne ganó la semana anterior en Phoenix y fue quien más puntos marcó durante las 10 carreras finales, aparte de los rivales por el título Tony Stewart (campeón) y Carl Edwards.
Montoya contará además con un nuevo jefe de equipo llamado Chris Heroy, quien llega del equipo Hendrick Motorsports, el mismo con el cual Jimmie Johnson se consagró campeón en los cinco años anteriores.
Con Heroy llegarán otras adiciones en lo técnico que deberían elevar el desempeño de un equipo venido a menos durante esta temporada. Será sin duda la reestructuración más grande que ha tenido su grupo de trabajo en los últimos años.
El futuro de Montoya a corto y mediano plazo seguirá allí y, como lo dice él, Ganassi está finalmente dando el paso necesario para poder aspirar a más.
El bogotano tendrá que responder también con los resultados a la expectativa de todo el equipo y asumir un rol de liderazgo para poder sacar el máximo de lo que se empieza a maquinar en la sede del Earnhardt Ganassi Racing en Carolina del Norte.
A sus 36 años, Montoya sigue siendo joven para Nascar como lo prueba Tony Stewart, quien a sus 40 años logró el título con una increíble victoria el domingo en el cierre de la temporada.
¿Por cuánto tiempo más correrá? Ni él mismo lo sabe, pero probablemente el ciclo que se inicia en 2012, si el plan de Ganassi funciona, podría darle su última gran oportunidad de triunfar en Nascar.