"Ya pasó la tempestad": presidente de Santa Fe

Si alguien puede sentirse responsable de que Santa Fe esté clasificado anticipadamente a los cuadrangulares, tras la victoria del sábado contra Itagüí, es César Pastrana. El presidente del club aguantó las críticas y le dio continuidad al técnico Wilson Gutiérrez cuando el equipo no ganaba en el primer tramo del semestre. Con la paciencia y la confianza como aliadas, el club albirrojo estará por sexta vez en seis años en las semifinales.

El 3 de marzo pasado Pastrana cumplió dos años en la institución, tiempo en el que padeció serios problemas económicos y administrativos. Por eso dice que nunca se había sentido tan tranquilo como ahora. El dirigente explica por qué.

¿Llegó la hora de sacar pecho por haber dejado a Wilson Gutiérrez?

A veces se toman decisiones impopulares, que no les gustan a los hinchas, pero he visto el día a día de este grupo y por eso apoyé el proceso. Dios me bendijo con esta decisión y ahí están los resultados. Somos segundos, clasificados anticipadamente y ahora hay que buscar la séptima estrella que tanto quiere la afición.

¿Pensó en algún momento en relevarlo?

Debido a la empatitis todo andaba muy mal. La gente, la prensa, todos presionaban mucho. Pero sabía lo que teníamos, un grupo unido con jugadores experimentados y juveniles de la cantera con gran proyección. Por eso confié en este cuerpo técnico, porque conoce a todos muy bien.

¿Por qué no lo hizo con Arturo Boyacá, antecesor de Gutiérrez?

Lo de Arturo, con quien aún tengo una bonita amistad, fue un error de comunicación entre técnico y presidente. Ambos deben ir de la mano y no hubo ese eco que esperaba. Pero Wilson y Víctor Rozo (asistente técnico) estaban trabajando con él y son parte del mismo proceso, porque Boyacá logró una identidad, la misma que todavía ponemos en práctica. Ahora estamos viendo los frutos de esa decisión.

Luego de vivir crisis financieras y deportivas, ¿por fin se siente en un momento de calma, ya que en julio salen de la Ley de Quiebra?

Sí, ya pasó la tempestad. Ahora Santa Fe es un club viable, ad portas de una democratización que no tiene reversa. Las acciones ya estarán en circulación en junio o julio. Además, ahora tenemos cinco patrocinadores referentes, lo que nos permite tener una caja de flujo importante. Y en la parte deportiva las derrotas nos han fortalecido hasta llegar a este grupo que tenemos.

Además, a usted le tocó afrontar los problemas de Eduardo Méndez con la justicia y los supuestos dineros calientes que entraron a la institución en administraciones anteriores…

Hubo una información que llegó al público en general, una información que le hizo mucho daño a la institución, pero creemos que es capítulo cerrado. Y ahora hay que gozar de este momento, que estemos dentro de los ocho, que seamos el mejor club de Colombia según la IFFHS, entre otras cosas. Sé que no hemos ganado nada todavía, pero vamos por buen camino para parar 37 años de abstinencia de título.

¿Cuál ha sido el momento más duro en Santa Fe?

En 2010 se nos escapó el título como agua entre las manos. Ese gol inexplicable de Wílder Medina nos sacó faltando tres minutos para ir a la final. No lo puedo negar: cuando estaba en el campo después del juego, lloré. Fue algo muy triste porque se veía tan cerca. Dije entonces que renunciaba, pero los jugadores me pidieron que siguiera, que ellos habían estado aguantando las crisis por mí. Acepté y ahora no pienso en irme nunca. Sólo en darle satisfacción a la afición.

¿Qué es lo más duro de ser presidente de este club?

Tengo que estar 25 horas pendiente. Una hora más que en otros cargos como el de la presidencia de la Liga de Bogotá durante cuatro años. Mi vida cambió cuando asumí este cargo en una empresa tan reconocida y, sobre todo, con tanta presión por la falta de títulos. Pero como ha habido momentos tristes, también he disfrutado los gozosos. El sacrificio no ha sido en vano y sigo pensando en que esta ciudad necesita un título de Santa Fe.

¿Cómo vivió esta clasificación anticipada?

Fue muy bonito, porque vi a muchos niños festejando. Eso quiere decir que estamos sembrando semillas. Ahora estamos esperando mejorar para los cuadrangulares.

¿Ya ha pensado en qué hacer si Santa Fe sale campeón algún día?

Lo visualizo, pero le pongo acción porque o si no sería un sueño. Tengo ese pálpito. Creo que la unión de este grupo, que es como una familia, va a permitir la victoria, sin demeritar a ningún club porque en Colombia cualquiera le gana a cualquiera. Pero tenemos la convicción.

Si alguien puede sentirse responsable de que Santa Fe esté clasificado anticipadamente a los cuadrangulares, tras la victoria del sábado contra Itagüí, es César Pastrana. El presidente del club aguantó las críticas y le dio continuidad al técnico Wilson Gutiérrez cuando el equipo no ganaba en el primer tramo del semestre. Con la paciencia y la confianza como aliadas, el club albirrojo estará por sexta vez en seis años en las semifinales.

El 3 de marzo pasado Pastrana cumplió dos años en la institución, tiempo en el que padeció serios problemas económicos y administrativos. Por eso dice que nunca se había sentido tan tranquilo como ahora. El dirigente explica por qué.

¿Llegó la hora de sacar pecho por haber dejado a Wilson Gutiérrez?

A veces se toman decisiones impopulares, que no les gustan a los hinchas, pero he visto el día a día de este grupo y por eso apoyé el proceso. Dios me bendijo con esta decisión y ahí están los resultados. Somos segundos, clasificados anticipadamente y ahora hay que buscar la séptima estrella que tanto quiere la afición.

¿Pensó en algún momento en relevarlo?

Debido a la empatitis todo andaba muy mal. La gente, la prensa, todos presionaban mucho. Pero sabía lo que teníamos, un grupo unido con jugadores experimentados y juveniles de la cantera con gran proyección. Por eso confié en este cuerpo técnico, porque conoce a todos muy bien.

¿Por qué no lo hizo con Arturo Boyacá, antecesor de Gutiérrez?

Lo de Arturo, con quien aún tengo una bonita amistad, fue un error de comunicación entre técnico y presidente. Ambos deben ir de la mano y no hubo ese eco que esperaba. Pero Wilson y Víctor Rozo (asistente técnico) estaban trabajando con él y son parte del mismo proceso, porque Boyacá logró una identidad, la misma que todavía ponemos en práctica. Ahora estamos viendo los frutos de esa decisión.

Luego de vivir crisis financieras y deportivas, ¿por fin se siente en un momento de calma, ya que en julio salen de la Ley de Quiebra?

Sí, ya pasó la tempestad. Ahora Santa Fe es un club viable, ad portas de una democratización que no tiene reversa. Las acciones ya estarán en circulación en junio o julio. Además, ahora tenemos cinco patrocinadores referentes, lo que nos permite tener una caja de flujo importante. Y en la parte deportiva las derrotas nos han fortalecido hasta llegar a este grupo que tenemos.

Además, a usted le tocó afrontar los problemas de Eduardo Méndez con la justicia y los supuestos dineros calientes que entraron a la institución en administraciones anteriores…

Hubo una información que llegó al público en general, una información que le hizo mucho daño a la institución, pero creemos que es capítulo cerrado. Y ahora hay que gozar de este momento, que estemos dentro de los ocho, que seamos el mejor club de Colombia según la IFFHS, entre otras cosas. Sé que no hemos ganado nada todavía, pero vamos por buen camino para parar 37 años de abstinencia de título.

¿Cuál ha sido el momento más duro en Santa Fe?

En 2010 se nos escapó el título como agua entre las manos. Ese gol inexplicable de Wílder Medina nos sacó faltando tres minutos para ir a la final. No lo puedo negar: cuando estaba en el campo después del juego, lloré. Fue algo muy triste porque se veía tan cerca. Dije entonces que renunciaba, pero los jugadores me pidieron que siguiera, que ellos habían estado aguantando las crisis por mí. Acepté y ahora no pienso en irme nunca. Sólo en darle satisfacción a la afición.

¿Qué es lo más duro de ser presidente de este club?

Tengo que estar 25 horas pendiente. Una hora más que en otros cargos como el de la presidencia de la Liga de Bogotá durante cuatro años. Mi vida cambió cuando asumí este cargo en una empresa tan reconocida y, sobre todo, con tanta presión por la falta de títulos. Pero como ha habido momentos tristes, también he disfrutado los gozosos. El sacrificio no ha sido en vano y sigo pensando en que esta ciudad necesita un título de Santa Fe.

¿Cómo vivió esta clasificación anticipada?

Fue muy bonito, porque vi a muchos niños festejando. Eso quiere decir que estamos sembrando semillas. Ahora estamos esperando mejorar para los cuadrangulares.

¿Ya ha pensado en qué hacer si Santa Fe sale campeón algún día?

Lo visualizo, pero le pongo acción porque o si no sería un sueño. Tengo ese pálpito. Creo que la unión de este grupo, que es como una familia, va a permitir la victoria, sin demeritar a ningún club porque en Colombia cualquiera le gana a cualquiera. Pero tenemos la convicción.