¿Cómo transmite amor un hombre que creció sin un padre?

Redefinir la palabra sacrificio, propone Juan Camilo Velandia, un papá que quiere estar todo el día junto a María Antonia, su hija de 11 meses de edad.

Por Juan Camilo Velandia

16 de noviembre de 2018

David Schwarz.

David Schwarz.

“Siempre tuve latente la idea de ser papá. Me preguntaba qué se sentiría serlo. Un día, Luisa, mi esposa, me despertó con la noticia. Entre el susto del grito y la prueba positiva, entré en shock, no lo podía creer, sentí miedo, ansiedad, felicidad, eran tantas emociones a la vez. La verdad creo que es una reacción normal, a menos que alguien lleve buscando ser papá por mucho tiempo. 

“Al asimilarla me pareció increíble. En ese instante no importó nada, lo único que pensaba y en lo que me consagré fue en cuidar a mi esposa durante el embarazo, darle todo lo necesario para que el desarrollo de la bebé fuera perfecto.

“Ser papá es una responsabilidad. Yo, que no crecí con uno, me pregunto ¿por qué hay gente que no puede asumirlo? Es un reto enorme que se compensa con lo que un bebé es capaz de demostrar. Por ejemplo, cuando llego del trabajo, luego de estar separados por varias horas, mi hija me juega con sus manos, se le abren los ojos de sorpresa, sonríe y grita. A través de sus gestos veo que se emociona al verme, siento su amor y eso paga con creces todos los esfuerzos que hago por ella. 

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Quisiera estar más tiempo junto a María Antonia, quiero vivir sus primeras meniadas de mano, como diciendo adiós, la primera vez que manda un beso, que da pasitos, porque son tantas cosas que hace y me pierdo por estar en la oficina, que prefiero no pensar en eso. Debería haber un trabajo que dé el tiempo para poder disfrutar esos años iniciales de la bebé.


“Tener un hijo implica sacrificios, unos más grandes que otros. Por ejemplo, hay momentos en que mis amigos me invitan a
salir. Ojalá pudiera partirme en dos, dejar medio pedazo mío aquí y el otro con ellos. Pero, si me toca escoger, prefiero mil veces quedarme con mi hija. A mis amigos los conozco desde hace tiempo, sé cómo son; en cambio, con mi hija cada día es una nueva aventura, es una vida que apenas está conociendo el mundo y quiero ser testigo de su experiencia. Por eso propongo redefinir el concepto de sacrificio de ser padres y madres, pues sacrificio se relaciona con algo malo y, la verdad, este rol de ser papá vale la pena cada día más.

Serlo es la mejor experiencia que he vivido, solo puedo decir que siempre quiero estar a su lado para darle todo mi amor, para acompañarla y no perderme, si quiera, un pestañeo".

Por Juan Camilo Velandia

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