Brasil, cada vez más cercano a los exportadores

En la última década se ha vuelto un lugar común el reclamo de la Academia sobre el abandono del mercado brasileño. Un malestar que aumentó de tono en 2007, cuando el banco estadounidense Goldman Sachs pronosticó un crecimiento del 20,9% en el PIB de Brasil para 2010 (lo valoró en US$1,3 billones).

Un reclamo reconocido y aceptado hoy por el Gobierno. “Tiene una tasa de crecimiento envidiable y es uno de los casos de recuperación económica más importantes en los últimos años. Y es nuestro vecino, no tiene sentido que no tengamos un comercio profundo con ellos”, admite Sergio Díaz-Granados, ministro de Comercio, Industria y Turismo, en diálogo con El Espectador.

Las cifras del comercio binacional atestiguan que mientras el país entablaba un desgastante proceso de negociación con EE.UU., su principal socio comercial, para sellar un Tratado de Libre Comercio que hoy en día se encuentra en el limbo, los brasileños lograron incrementar sus ventas hacia Colombia año a año.

Entre 2005 (cuando los equipos negociadores de ambos países definían desgravaciones, protecciones y demás asuntos comerciales) y 2010, el volumen exportador de Brasil pasó de US$1.383 millones a US$2.369 millones, un aumento del 41,6% (ver infografía).

Cuando se piden explicaciones sobre el porqué del descuido del comercio con Brasil, uno de los líderes del grupo de las economías emergentes conocido como BRIC (Brasil, Rusia, India y China), salen a colación los mismos argumentos de diez años atrás: las trabas paraarancelarias, el poderío económico de su industria o, entre otros, el alto costo que conlleva la exportación en sí.

Pero los analistas creen que esos temores no tienen fundamento en el contexto actual. “Hay que olvidar esa idea de realizar grandes ventas por volumen y apuntarles a los nichos. Brasil es un mercado con cientos de mercados diferentes”, explica Christophe Tack, director de EMA, una firma consultora de mercados con sede en Bogotá que realiza asesorías a empresarios que buscan posicionar sus mercados en el vecino país.

Otro gran consejo reside en el idioma. “Es muy importante aprender a hablar portugués; primero, porque más de la mitad de sus palabras son iguales en español, y segundo, porque es una muestra de compromiso con el comprador”, aconseja, y añade: “Hay que trabajar muchísimo en el cumplimiento. Llegar temprano a las citas, cumplir a tiempo con los pedidos y mejorar siempre la calidad, tanto del producto como de su presentación, son factores claves para los empresarios brasileños”.

Tack también recomienda extremar los esfuerzos para abrir y sostener una sucursal en Brasil, preferiblemente en Sao Paulo (genera cerca del 30% del PIB brasileño), porque “no es lo mismo entender y atender el mercado desde adentro, teniendo contacto con el cliente, que a distancia”.

Notas que no sólo toman los exportadores nacionales interesados en entrar al vecino país. Desde el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y a través de Proexport, se trabaja en la coordinación de ruedas de negocios, visitas de empresarios y en la identificación de nuevas oportunidades para las manufacturas.

“Es un mercado muy competitivo en confecciones, sector en el que también importa, pues Perú les está vendiendo más de US$500 millones en confecciones al año. Colombia podría tener una gran participación si se lo propone”, asegura Díaz-Granados.

Todo parece indicar que las oportunidades y los medios están dados para fortalecer los lazos comerciales con el gigante suramericano. La última palabra la tendrán los propios exportadores. De por medio está un mercado que supera los 200 millones de compradores.
 

En la última década se ha vuelto un lugar común el reclamo de la Academia sobre el abandono del mercado brasileño. Un malestar que aumentó de tono en 2007, cuando el banco estadounidense Goldman Sachs pronosticó un crecimiento del 20,9% en el PIB de Brasil para 2010 (lo valoró en US$1,3 billones).

Un reclamo reconocido y aceptado hoy por el Gobierno. “Tiene una tasa de crecimiento envidiable y es uno de los casos de recuperación económica más importantes en los últimos años. Y es nuestro vecino, no tiene sentido que no tengamos un comercio profundo con ellos”, admite Sergio Díaz-Granados, ministro de Comercio, Industria y Turismo, en diálogo con El Espectador.

Las cifras del comercio binacional atestiguan que mientras el país entablaba un desgastante proceso de negociación con EE.UU., su principal socio comercial, para sellar un Tratado de Libre Comercio que hoy en día se encuentra en el limbo, los brasileños lograron incrementar sus ventas hacia Colombia año a año.

Entre 2005 (cuando los equipos negociadores de ambos países definían desgravaciones, protecciones y demás asuntos comerciales) y 2010, el volumen exportador de Brasil pasó de US$1.383 millones a US$2.369 millones, un aumento del 41,6% (ver infografía).

Cuando se piden explicaciones sobre el porqué del descuido del comercio con Brasil, uno de los líderes del grupo de las economías emergentes conocido como BRIC (Brasil, Rusia, India y China), salen a colación los mismos argumentos de diez años atrás: las trabas paraarancelarias, el poderío económico de su industria o, entre otros, el alto costo que conlleva la exportación en sí.

Pero los analistas creen que esos temores no tienen fundamento en el contexto actual. “Hay que olvidar esa idea de realizar grandes ventas por volumen y apuntarles a los nichos. Brasil es un mercado con cientos de mercados diferentes”, explica Christophe Tack, director de EMA, una firma consultora de mercados con sede en Bogotá que realiza asesorías a empresarios que buscan posicionar sus mercados en el vecino país.

Otro gran consejo reside en el idioma. “Es muy importante aprender a hablar portugués; primero, porque más de la mitad de sus palabras son iguales en español, y segundo, porque es una muestra de compromiso con el comprador”, aconseja, y añade: “Hay que trabajar muchísimo en el cumplimiento. Llegar temprano a las citas, cumplir a tiempo con los pedidos y mejorar siempre la calidad, tanto del producto como de su presentación, son factores claves para los empresarios brasileños”.

Tack también recomienda extremar los esfuerzos para abrir y sostener una sucursal en Brasil, preferiblemente en Sao Paulo (genera cerca del 30% del PIB brasileño), porque “no es lo mismo entender y atender el mercado desde adentro, teniendo contacto con el cliente, que a distancia”.

Notas que no sólo toman los exportadores nacionales interesados en entrar al vecino país. Desde el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y a través de Proexport, se trabaja en la coordinación de ruedas de negocios, visitas de empresarios y en la identificación de nuevas oportunidades para las manufacturas.

“Es un mercado muy competitivo en confecciones, sector en el que también importa, pues Perú les está vendiendo más de US$500 millones en confecciones al año. Colombia podría tener una gran participación si se lo propone”, asegura Díaz-Granados.

Todo parece indicar que las oportunidades y los medios están dados para fortalecer los lazos comerciales con el gigante suramericano. La última palabra la tendrán los propios exportadores. De por medio está un mercado que supera los 200 millones de compradores.