¿Cómo termina este año?
Factores macroeconómicos que se presentaron en este año, como la caída del precio del petróleo y la devaluación del peso, afectaron hasta el punto que en promedio el comportamiento de la carga bajó entre un 15 y 18 % en todo el país, especialmente en sectores como el automotor, que disminuyó un 18 %, y contenedores de importación, que bajó un 8 %; sin embargo, importaciones de productos alimenticios para los sector avícola y porcino crecieron un 8 %, y las exportaciones de café y azúcar en el último trimestre han tenido un repunte importante, de cerca del 2,5 y 3 % por encima de lo presupuestado.
Si contamos toda la bahía de Buenaventura, ¿en cuánto cierra 2016?
Por el orden de 13,8 a 14 millones de toneladas, de las cuales la Sociedad Portuaria de Buenaventura se queda con 12 millones. Eso es una ligera disminución del 5 % frente a 2015.
¿Y el 2017?
Bastante pesimista. El fenómeno de la desaceleración va a continuar hasta la mitad del otro año. Ayudará mucho el crecimiento del primer trimestre de 2017 en café y azúcar.
Por qué, ¿por el precio internacional?
Es correcto, y además porque la cosecha cafetera está por los 15 millones de sacos, muy superior a los años anteriores. De eso, casi el 90 % es exportado y la mayoría sale por Buenaventura. Por ejemplo, estos últimos trimestres se van a mover de 700.000 a 800.000 sacos al mes.
¿Van a entrar al negocio del transbordo?
Desde hace dos años venimos trabajando con líneas navieras para constituir en Buenaventura el Puerto de Transbordo de la Costa Pacífica Latinoamericana.
¿Y cuándo entrará en operación?
En febrero de 2017. Eso significa que mercancías que estaban siendo transbordadas en Callao, Perú, y Guayaquil, Ecuador, esos buques los van a traer a Buenaventura y desde la Sociedad Portuaria salen con destino a Europa y Asia. Vamos a pasar de atender 700.000 contenedores a 1’600.000. Esto le brinda al país un alto grado de confianza, seguridad, productividad y eficiencia, y para esto, desde hace dos años, hemos hecho inversiones junto con las que se hicieron en agosto en sistemas de escáneres, en información y seguridad, además de la capacitación para que en 2017 comencemos a operar.
¿Cuánto van a crecer sus ingresos por la entrada de esa unidad de negocio?
Apostamos a que el próximo año, con estas unidades de ingresos, vamos a estar cerca de los $500.000 millones, cerca de US$170 millones, como producto de 600.000 contenedores nuevos que entrarán por transbordo. De alguna manera compensamos carga doméstica con transbordo. Esperamos dejarles una utilidad importante a los 1.900 socios, de los cuales el 15 % de esos dividendos le corresponden a la Alcaldía Distrital, que es el socio estatal más grande. Los otros mayoritarios son Harinera del Valle, el Grupo de Operadores Portuarios, las Cámaras de Comercio de Cali, Buga y Buenaventura.
Habla de inversiones. ¿Cuántas?
En 2016 fueron del orden de US$92 millones, eso incluyó cuatro grúas pórtico pospanamá, 16 grúas pórtico de patio, la construcción de un nuevo muelle de 250 metros, el equipamiento de escáneres y para el próximo año planeamos invertir cerca de US$65 millones, que incluye la construcción de un patio nuevo para contenedores, instalaciones para el sector azucarero y terminar en julio el sistema de información que permita una comunicación en tiempo real con las líneas navieras y los demás clientes.
Son inversiones a largo plazo, pero si el 2017 va a ser un año pesimista, ¿no les preocupa hacerlas?
Si bien nos preocupa, tenemos un compromiso con el Estado. Cuando en 2008 alcanzamos la prórroga de concesión, nos comprometimos a invertir hasta 2034 unos US$449 millones, sin embargo, las necesidades del puerto han sido tantas que hemos tenido que adelantar esas inversiones. Para 2018 estaríamos terminando esos US$449 millones. El sector marítimo está en una situación difícil, pero las líneas navieras ven en la terminal un aliado importante en el desarrollo del sector, por eso no escatimamos en inversión, porque es la única manera de vender el puerto, haciéndolo más rentable y con menos costos a los clientes.
¿Cómo está distribuida la zona portuaria de Buenaventura?
Del total de carga nosotros atendemos el 95 %, si lo miramos en cajas y contenedores, atendemos el 55 y el 45 % la otra terminal, que es TCBUEN. El otro año debe aparecer una variación, por la entrada de Aguadulce, que empezaron a operar el 27 de diciembre, pero deben entrar en forma, al 100 %, en el primer trimestre de 2017. Se va a dar una recomposición, pero nosotros aspiramos a no tener menos del 60 % de los contenedores. El 40 % que queda se lo van a distribuir las otras dos terminales. Hoy tenemos contrato con casi todas las líneas navieras, incluso, hasta 2021.
¿A ustedes les preocupa la tributaria?
Nos preocupa. Hay tres aspectos especiales: el régimen de zonas francas, porque la Sociedad Portuaria goza de un beneficio del 15 % en el impuesto a la renta. El segundo: la renta presuntiva. Y el tercero: el IVA. Nosotros tenemos muchos servicios contratados para la operación, y eso afecta. Así que estamos trabajando en si la reforma pasa como está, cómo afecta la utilidad de la compañía. Esperamos que la afectación sea la mínima posible, pero la vamos a tener.
¿Y qué les ha dicho el Gobierno?
En eso está trabajando la Andi y la CCI. Lo que preocupa es que el régimen franco va a desestimular la inversión, la estabilidad jurídica, van a dejar de llegar inversionistas. Si el Gobierno no logra dosificar ese impuesto, será un daño para todos. Será más costoso invertir.
¿Por qué Buenaventura sigue con ese problema social si mueve tanto dinero? ¿Qué se debe hacer?
Lo que ha fracasado ha sido el matrimonio de lo público con lo privado. Se han tenido buenas intenciones del Gobierno Nacional, pero no se genera la confianza necesaria en los gobiernos territoriales para poder manejar los recursos como se debe. Por esa razón Findeter y los ministerios de Vivienda y de Salud, todos ellos, están muy prevenidos. El sector privado hace su mayor esfuerzo y nosotros, como Sociedad Portuaria, le colocamos a la comunidad, a través de nuestra fundación, $4.500 millones al año, que están siendo destinados al tema de la educación, que, creemos, esa es la materia prima que tenemos que fortalecer para salir de esta situación. Pero el gran problema es que no hay una buena comunicación entre lo público y lo privado, porque los administradores municipales simplemente piensan en sus cuatro años, cuando la administración y el sector privado están pensando a largo plazo. Tenemos planes de inversión, pero no tenemos con quién comunicarnos, con quién hacer alianzas, y si se va a hacer, toca buscarlo a través de Bogotá. Las ciudades con mayor aporte al PIB y mayor desarrollo en Ecuador, Perú, Chile y México son las que tienen puertos. Pero aquí nos toca lidiar solos en muchos escenarios. Por ejemplo, necesitamos trabajar en un tema de transbordos y lograr que un funcionario de la Alcaldía viaje a Cartagena, que les den el permiso, no es posible. Todavía hay gente que cree que Buenaventura es el puerto ideal, no, hoy es una competencia con Balboa, con Guayaquil, con Callao. No es Cartagena. La competencia está por fuera. Entonces nos toca doble esfuerzo, por un lado el competitivo y por el otro cargar con una ciudad que tiene todos los lastres.