Día Mundial del Emprendimiento: los consejos del exbasquetbolista Pau Gasol
Fragmento de “Bajo el aro. Aprender del éxito y del fracaso” (sello editorial Conecta), libro en el que la leyenda del deporte español explica la importancia de identificar y desarrollar el talento individual.
Pau Gasol * / Especial para El Espectador
1
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
1
¿Qué es el talento?
De pequeño practiqué natación, baloncesto, fútbol, kárate, hockey, balonmano… Tuve la suerte de ir a una escuela donde el deporte era una parte importante del programa escolar, entendido como una herramienta clave para la educación y el desarrollo del alumnado. Mis padres querían que probara distintas opciones para así descubrir si en alguna de ellas encontraría mi pasión. También estudié solfeo y piano, por lo cual estoy muy agradecido ya que, sin duda, ha tenido mucho que ver en mi aprecio por el mundo de la música. Para mi madre la formación intelectual era una prioridad. Era importante que conociéramos distintas realidades. Y supongo que lo que ella y mi padre nos enseñaron fue a distinguir mejor lo que queríamos de lo que no.
Rápidamente identifiqué mi pasión: el baloncesto. Aprendía rápido y tenía buena coordinación y visión de juego, lo cual me daba libertad y capacidad de adaptación frente a lo que sucedía en la pista. Y decidí perseguir mi sueño. Sabía que tenía talento y, a medida que subía de nivel y avanzaba en mi corta «carrera», me di cuenta de que si no trabajaba no llegaría a lo más alto. Y yo quería llegar a lo más alto.
Para alcanzar mi máximo potencial tenía que trabajar, dedicar muchas horas a entrenar. Entendí que sería un proceso largo y duro pero, como era mi pasión, el esfuerzo valdría la pena. No hay nada tan reconfortante como poder desarrollar tu propio potencial y hacerlo de manera apasionada.
Tuve claro que quería perseguir mi sueño, sabía que nadie me iba a regalar nada, y si quería conseguir algo importante tendría que ganármelo a base de trabajo y esfuerzo, no me iba a caer del cielo. Por mucho talento que poseas, esto has de tenerlo siempre presente. Por suerte, tuve entrenadores que supieron ver mi potencial, a la vez que me hicieron trabajar y darme cuenta de la dificultad del camino hasta la meta que me había marcado.
El apoyo incondicional de mi familia siempre fue clave para poder desarrollar mi talento. He sido muy afortunado de tener una familia que ha sabido educarme y transmitirme unos valores que han sido claves en mi trayectoria, como la humildad y la capacidad de superación. Mi madre, tras largas jornadas en el ambulatorio ejerciendo como doctora, al llegar a casa nos preparaba la cena; mi padre, cuando podía, venía a buscarnos a Marc y a mí a los entrenamientos después del trabajo. Cuando eres pequeño y ves que tus padres se desviven por ti, sin quejarse, luego tú quieres devolverles todo aquello que te han dado. El ambiente en el que crecí y los valores que me inculcaron en casa han tenido una enorme influencia en la persona que soy.
Sin lugar a dudas, «talento» es una de las palabras que más se escuchan en el mundo del deporte de élite. El talento es siempre algo personal, intransferible. No es algo que se elija, se busque o se persiga; sencillamente naces con él, como si fuera un diamante en bruto. Hay muchas personas con grandes dotes y talento en este mundo, con capacidades particulares que les permiten destacar en su profesión. Pero la gran mayoría de los que tienen un talento especial no son tan conocidos como lo son los deportistas de élite.
En el caso de los deportistas profesionales, el talento es algo que se da por supuesto. Como decía uno de mis entrenadores en la NBA: «Todos los que estáis aquí tenéis un talento especial, de lo contrario no estaríais en esta liga». El público los ve por la televisión, contempla sus gestas, se pregunta cómo son capaces de hacer lo que hacen. Y también hay quien piensa que se trata de un don natural, de una habilidad que tan solo tienen que activar, como si accionaran el mecanismo del talento cada vez que saltan a la cancha. Obviamente no funciona así. El hecho de que reconozcamos que el talento es necesario para destacar en cualquier ámbito no significa que baste por sí solo. Lo que sí podrá demostrar siempre cualquier deportista de élite es que ha trabajado muy duro para llegar a donde está. Y eso, en cierto modo, es ya un talento en sí mismo.
Por otro lado, también los hay que, desafortunadamente, no llegan a desarrollar su potencial por distintas razones. Puede que sean personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, adversidad o cuyas circunstancias vitales no se lo permitan. También es posible que ni siquiera sean conscientes del potencial que atesoran, porque nunca se han planteado que pudiera existir y, en consecuencia, no lo han trabajado. Sé de lo que hablo. Precisamente una de mis inquietudes es facilitar a niños y niñas los medios para que puedan desarrollar su potencial, proporcionándoles recursos y oportunidades. Porque si hablamos de talento hay que hablar también de posibilidades para desarrollarlo.
En mi caso, mi familia me inculcó unos valores que nunca me abandonarán. Tengo muy claro que, sin su entusiasmo y su devoción, mi talento hubiera crecido de manera distinta, sobre todo porque cuando eres pequeño nunca piensas en si tienes talento o no. Pero el caso es que yo descubrí el mío, y gracias a ello puedo disfrutar de una vida llena de satisfacción, ya que además de gustarme ser jugador de baloncesto, tengo la gran suerte de poder transmitir mis conocimientos, con el deporte como uno de mis grandes maestros.
Precisamente esa fue una de las razones que me impulsaron a crear, junto con mi hermano Marc, la Gasol Foundation. Nuestro propósito es reducir las cifras de obesidad infantil, una epidemia que afecta a 42 millones de niños en todo el mundo y que, según la Organización Mundial de la Salud, alcanzará los 70 millones en 2025. Queremos concienciar, visibilizar entre la población este grave problema de salud y proporcionar iniciativas y herramientas para erradicarla siguiendo nuestro lema «Cero obesidad infantil». Nuestros programas se basan en cuatro pilares: la promoción de la actividad física, la alimentación saludable, el descanso y el bienestar emocional no solo de los niños, sino de sus familias. Sabemos que el reto es ambicioso, pero estamos convencidos de que coordinándonos con los agentes clave de cada territorio lograremos que todos los niños y niñas alcancen la edad adulta física y mentalmente preparados para llevar una vida plena, sana y llena de oportunidades.
Mi papel como Embajador de Buena Voluntad de UNICEF también va en esa dirección, y me ha descubierto la magnitud de las carencias bajo las que viven millones de niños y niñas en todo el mundo. En Etiopía, Bolivia o Bangladés algunos llegan a la adolescencia, si llegan, demasiado castigados física y emocionalmente para poder desarrollar su potencial y perseguir su sueño profesional. Es una injusticia clamorosa. Sucede lo mismo con los cientos de miles de niños que trabajan como adultos en condiciones infrahumanas en todos los rincones del planeta. ¿Os imagináis cuántas estrellas del baloncesto, el atletismo, la medicina o la investigación podrían salir de esa población infantil?
Si todos esos niños tuvieran las oportunidades que tuve yo, es muy posible que a día de hoy más de uno estuviera poniéndome tapones en la NBA. El auténtico drama es que si uno no tiene un mínimo de circunstancias a su favor ni nadie que le motive o le ayude a mejorar, entonces es muy probable que las puertas de sus sueños se le cierren sin descubrir lo que podría haber sido. Una vez que el acceso a una buena educación esté garantizado, ese talento innato brotará. Claro que, si nadie lo estimula, allí se quedará, como una semilla olvidada. El talento no es más que una habilidad especial que tiene una persona para desarrollar una actividad; todo el mundo lo tiene. Lo fascinante es saber reconocer cuál es el tuyo y, una vez identificado, desarrollarlo, nutrirlo y cuidarlo a lo largo de nuestra vida.
* Se publica con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial. Pau Gasol (Barcelona, 1980) es una de las grandes figuras del deporte mundial. Se proclamó campeón de la Liga ACB y de la Copa del Rey con el F.C. Barcelona la temporada 2000-2001 y de inmediato dio el salto a la NBA con los Memphis Grizzlies. Su victoria en el Mundial de 2006 con la Selección española y su fichaje por los Lakers, equipo con el que se proclamó campeón en 2009 y 2010, son otros hitos de una brillante carrera que desarrolló también en los Chicago Bulls y actualmente en los San Antonio Spurs.