“La mujer es el eje, arrastra, invierte en sus hijos”

Guillermo Velasco, director de la Fundación Mundo Mujer, habla de cómo el trabajo en educación financiera, soberanía alimentaria, apicultura y recuperación de fauna y flora está dando resultados en el sur de Colombia.

Edwin Bohórquez Aya / @EdwinBohorquezA
06 de diciembre de 2019 - 11:00 a. m.
Cortesía
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¿Qué es y qué hace la Fundación Mundo Mujer?

Es una entidad sin ánimo de lucro dedicada a proyectos sociales. Tenemos diferentes tipos de actividades: gestionar y liderar proyectos para ayudar a las comunidades de escasos recursos.

¿Por qué en Colombia se apoya tan poco la innovación social?

Yo pienso que hay una falta de confianza, de apuesta a ese sector, estamos en un proceso de transformación digital y lo que sigue es la era del conocimiento. En la medida en que exista ese conocimiento, tendremos una inclusión mayor. Hoy existe falta de conocimiento en el cómo hacerlo, cómo incluir a las personas, porque eso requiere un trabajo en equipo muy bien estructurado.

¿Qué es el Corredor Biológico PNN Puracé y PNN Munchique?

Es un proyecto social que pretende restaurar y unir las dos cordilleras: la Central con la Occidental, un proyecto que tiene varias etapas. Iniciamos con nuestro piloto con excelentes resultados, donde se pretende restablecer el ecosistema mediante una educación a las familias que viven o tienen terrenos alrededor del paso del río. Hemos trabajado alrededor del río Palacé y estamos generando conciencia, porque hay muchos restos de botellas y basuras; no hay educación. Lo que estamos haciendo es que donde hay contaminación se trabaja con familias para que se deje un espacio libre entre el río y la comunidad, explicando a los ciudadanos que el río es muy importante, que hay que evitar la deforestación, que debemos volver a sembrar y respetar el espacio del agua. Ya logramos, con todo este trabajo, ver especies de fauna y flora que están volviendo, que pensaban que ya no estaban allí; volvieron porque se encontraron con un ambiente apto. Son varios componentes. Parques de Colombia y Reservas Naturales nos han dado un aval al proyecto para reconocer que somos un apoyo.

¿Cuántas mujeres y sus familias han sido beneficiarias de sus programas?

Unificando todos los programas, como educación financiera y soberanía alimentaria, unas 73.000 personas.

¿Cómo se impacta una comunidad cuando una mujer toma las riendas y recibe capacitación, por ejemplo, en educación financiera?

Una vez que la mujer recibe esa educación y se empodera, coge fuerza y cree en ella, empieza de alguna manera a tener autosostenibilidad, generar riqueza, y no hablo de grandes cantidades de dinero, hablo de que ella entiende que es capaz de valerse por sí misma. La mujer es el eje, arrastra, invierte en sus hijos, en su casa. Parte del éxito de la Fundación Mundo Mujer es que apoya a la mujer sin que esto sea absolutamente un requisito para recibir ayuda, no; esto también es para hombres, pero estamos enfocados en la mujer cabeza de hogar, la mujer del campo, la que tiene una gran cantidad de responsabilidades.

¿Su modelo es como el de Muhammad Yunus con el Grameen Bank?

Correcto, somos de la misma línea, obviamente adaptado a América Latina, pero esa es la filosofía: ayudar a quien en algún momento nadie más va a ayudar. Por eso trabajamos en educación, empoderamiento y beneficiar a la comunidad, a la sociedad.

¿Qué están haciendo en Cajibío?

El proyecto de soberanía alimentaria, donde la directora de una escuela rural nos solicitó una ayuda en un momento dado. Quería que le ayudáramos con un vaso de leche en la mañana para los niños, porque llegaban sin desayuno y caminando desde muy lejos. Hicimos una socialización, le dijimos: reúna a los cuarenta estudiantes de menos recursos. Vimos cada caso y notamos que esas personas vivían en condiciones precarias, pero tenían algo de tierra alrededor de la casa. Hicimos estudios de suelo, qué se podía sembrar, mejorar sus cocinas con algo de tiro para que el humo no se concentre dentro de la casa, se les enseñó pastoreo, temas agrícolas con gallinas ponedoras de huevos, y entonces ya después de un año esas personas tienen con qué comer y además cuentan con productos para comercializar y una vez al mes salen a vender a un mercado campesino. De un nivel cero, de pobreza absoluta, pasan a autoalimentarse. El esposo es un empleado que gana muy poco, entonces ella complementa la economía del hogar y lo saca delante. Eso nos hace sentir muy satisfechos.

Algunos tenían algo de café sembrado, lo que hicimos fue educarlos en mejoras de fertilización, en labrado, y nos dimos cuenta de una mejora del 30 % en cosecha, eso mejora la venta y consigue bienestar.

¿Qué hacen en Totoró y Sotará?

Proyectos apícolas. Estamos con las abejas. Hay dos grupos de asociaciones productoras de miel, cuarenta familias donde se da asistencia de educación financiera, asistencia técnica para que produzcan más y logren la sostenibilidad; y en la parte de Sotará tenemos el proyecto de la fresa, y nos dimos cuenta de que por falta de una planta física para despitonar (quitar el tallo verde, que genera empleo a muchas mujeres de la comunidad), las grandes empresas compran fresa más cara si ya viene despitonada, entonces como Fundación hicimos un proyecto, porque esa comunidad necesitaba una planta con buenas instalaciones físicas y prácticas, para que las señoras no estuvieran todo el día de pie; que existieran mesas, que permitiera un punto de venta, también un procesamiento para tener un mejor producto al mercado. La inversión fue de alrededor de $2.000 millones.

¿Y todo lo pusieron ustedes?

Así es. Tenemos proyectos retornables y no retornables. En soberanía alimentaria hacemos aportes en conjunto con proveedores sin esperar ningún retorno sobre la inversión, pero en proyectos como el de la fresa podemos ver la manera de que esa comunidad se asocie y tenga una salida comercial favorable. El campesino sufre el clima, trabaja todo el tiempo y el intermediario es quien se queda con toda la utilidad. La Fundación trata de que ese producto sea mejor pagado al campesino. Con esta plata a la Asociación se le construye esa planta física y una vez ellos tengan la producción, ellos van devolviendo ese dinero a lo largo de los años y al final de cuentas se quedan con la planta y un negocio mucho más estructurado.

Un negocio sostenible…

Claro, porque ellos no tienen cómo construir la planta, pero sí la necesitan y tienen el potencial de vender el producto. Ahí es donde la Fundación ve que el problema es que les falta el centro de acopio, la distribución, se les asesora, se les hace una proyección financiera, en un comienzo se pensó en traer plántulas de California, porque aquí en Colombia no se consiguen. Aquí se hizo una inversión de más de $200 millones en plántulas de variedades especiales argentinas. Y es que esta planta tiene una vida útil, pasa que el campesino siembra, gana pero la planta muere después de un cierto período y si no ahorró, ahí quedó el negocio. Por eso es muy bonito explicarles que deben hacer un ahorro, que no se lo deben gastar todo para poder volver a sembrar y ganar.

Muchos hablan de market place como solución para comercializar productos en una ventana virtual. ¿Eso es Tiendamundomujer.com?

Correcto. Los negocios van creciendo y se requieren manejos comerciales diferentes. Por poner un ejemplo: tenemos ochenta empresas, una que hace sombreros, otras sábanas, otras alimentos y todos quieren tener tienda virtual y poner sus productos allí, entonces les dijimos que el proyecto tiendamundomujer tiene como objetivo conectar a todas las personas que no tienen los recursos ni la tecnología para crear una tienda, entonces les vamos capacitando para entender el tema de la distribución, la plataforma de pago... Todo esto es un reto inmenso y lo que hacemos es trabajar en todos estos retos para que salga el proyecto. Ya se inscribieron cincuenta empresarios, pero estamos en un piloto para identificar debilidades y corregir.

¿Cuáles son los planes que tienen para el 2020?

Sostener. Todo el año estamos capacitando, de hecho ya tenemos un colegio y les hicimos la educación financiera a los niños, ahora esos niños pueden ayudar a sus otros compañeros y vamos paso a paso. Pasarán a un fondo rotatorio. No pensamos en un crecimiento desorganizado, queremos seguir para poder evaluarnos. Aquí debemos ver los impactos y mejorarlos.

¿De dónde sale su financiación?

La Fundación tiene un holding donde hay otras empresas, como por ejemplo el Banco Mundo Mujer, de ahí salen los recursos. Es una entidad privada y no funciona con recursos mixtos. Tenemos una limitación financiera, pero tratamos de sacarles el máximo provecho a los recursos con los que contamos.

¿Cómo hace una mujer de la región del Cauca para tocar las puertas de ustedes?

Por la página web, por el voz a voz de los beneficiarios, muchos de los planes es llegar a los vecinos de las zonas rurales, las rectoras de los colegios vecinos que ya hemos beneficiado. Las puertas están abiertas para todos.

El foco es el Cauca, ¿se van a mover a otras regiones?

Sí, por ejemplo nuestro primer foro fue en el Cauca, luego se expandió hasta el Valle del Cauca, luego a Nariño, Huila, Tolima, Putumayo y Caquetá. Este año tuvimos invitados siete departamentos, los que están alrededor del suroccidente, porque tenemos el control de la operación. Podemos tener un servicio más ágil, pero en educación financiera tenemos en la Costa, en Tunja, en Cali, en Bogotá, y eso lo logramos con estudiantes que vinieron a nuestro foro desde sus lugares de origen.

Por Edwin Bohórquez Aya / @EdwinBohorquezA

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