¿En qué consiste el acuerdo comercial de “fase uno” entre EE.UU. y China?

China deberá aumentar las compras de productos agrícolas estadounidenses como la soja y la carne de cerdo. A su vez, Trump aceptó reducir algunos aranceles estadounidenses existentes.

Bloomberg.
13 de diciembre de 2019 - 09:33 p. m.
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Estados Unidos y China informaron que aceptan los detalles de la primera fase de un acuerdo comercial más amplio, en una medida que hará que Estados Unidos reduzca los aranceles y calme temporalmente los temores de una guerra comercial en aumento entre las dos economías más grandes del mundo.

El acuerdo anunciado depende de que China aumente las compras de productos agrícolas estadounidenses como la soja y la carne de cerdo, y asuma nuevos compromisos sobre la propiedad intelectual y la moneda. Hablando con periodistas en Washington, el presidente Donald Trump dijo que espera que las compras agrícolas de China alcancen los US$50.000 millones anuales “muy pronto”, sin especificar un calendario.

A cambio, Trump aceptó reducir algunos aranceles estadounidenses existentes, bajando a la mitad los aranceles del 15% sobre US$120.000 millones en importaciones, pero manteniendo un gravamen de 25% sobre unos US$250.000 millones en productos chinos.

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Dijo que también retrasaría los nuevos impuestos de importación que entrarán en vigencia el domingo en productos por US$160.000 millones, como teléfonos inteligentes y juguetes.

“Este es un trato increíble para todos. ¡Gracias!”, dijo Trump en una serie de tuits que llegaron mientras los funcionarios chinos anunciaban el acuerdo en una conferencia de prensa nocturna en Pekín.

Esa reacción mixta del mercado reflejó el hecho de que los detalles del acuerdo seguían siendo turbios.

El texto, acordado por ambas partes y que comprende nueve capítulos, incluye secciones sobre propiedad intelectual, transferencia forzada de tecnología, alimentos y productos agrícolas, finanzas, divisas y transparencia, fomento del comercio, evaluación bilateral y resolución de disputas, dijeron los funcionarios chinos en Pekín.

Si bien se había acordado, dijeron funcionarios chinos, el texto aún debía someterse a una revisión por parte de abogados de ambas partes, un paso normal para los acuerdos comerciales. Los aranceles estadounidenses se reducirían en etapas, dijeron.

Ning Jizhe, vicepresidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, enfatizó que el aumento de las compras agrícolas debe cumplir con las reglas de la Organización Mundial del Comercio. “La expansión del comercio entre China y Estados Unidos no afectará los intereses de otros socios comerciales”, dijo.

El representante de Comercio de EE.UU., Robert Lighthizer, dijo en un comunicado que el acuerdo también incluía un mecanismo de aplicación, aunque no estaba detallado.

El acuerdo provisional con China, que se anunció mientras un proceso de juicio político contra Trump avanzaba en el Congreso el viernes, ofrece una victoria política a corto plazo para el presidente y le permitirá reclamar que sus aranceles han pagado dividendos. Fue aclamado por los partidarios de Trump en el Congreso, así como por algunos exfuncionarios estadounidenses que habían intentado negociar con China.

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“Este es el primer acuerdo comercial bilateral en 20 años: fue muy reñido, se ganó mucho y se retrasó mucho”, dijo Hank Paulson, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos. “Si bien los problemas entre Estados Unidos y China se extienden mucho más allá del comercio, este es un primer paso para completar un acuerdo comercial integral”.

Los demócratas criticaron el acuerdo, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, dijo que Trump “se vendió por una promesa temporal y poco confiable” de China de comprar soja.

“Esta es una primera fase alentadora que limita un mayor deterioro de la relación bilateral”, dijo el presidente del Consejo Comercial de Estados Unidos y China, Craig Allen, en un comunicado. “Pero es solo el principio. Los problemas que enfrentan Estados Unidos y China son complejos y multifacéticos. Es poco probable que todos se resuelvan rápidamente”.

Fase dos

Trump dijo el viernes que las negociaciones sobre una segunda fase del acuerdo comenzarían “inmediatamente”.

“A China le gustaría reducir los aranceles y estamos de acuerdo con eso”, dijo a periodistas. “Pero se utilizarán como una mesa de negociación para el acuerdo de la fase dos, que les gustaría comenzar de inmediato y eso está bien por mí”.

Sin embargo, muchos analistas siguen siendo escépticos de que Trump pueda concluir esas conversaciones sobre esos temas más difíciles antes de las elecciones de noviembre de 2020. Los funcionarios chinos han expresado en privado su escepticismo de que se pueda avanzar más allá de la primera fase, al igual que algunos líderes empresariales estadounidenses. Eso ha generado dudas sobre la efectividad de la estrategia de Trump y los aranceles que ha implementado de una manera que no se había visto desde la década de 1930, a pesar del acuerdo anunciado el viernes.

Algunos analistas sugirieron que la escala limitada del acuerdo puede ayudar a Trump a capotear las críticas de quienes piden un enfoque agresivo hacia China y otros y, por lo tanto, contribuir a la frágil paz.

“La razón por la que el presidente insistió en que la fase dos comience de inmediato es que la fase uno es muy pequeña”, afirma Derek Scissors, un experto en China del American Enterprise Institute que ha asesorado a la administración Trump. “El lado positivo es que un pequeño acuerdo implementado lentamente es mucho más probable que se mantenga durante las elecciones, en comparación con un acuerdo aparentemente grande que se desmorone”.

Presión del acuerdo

Tanto Trump como el presidente chino, Xi Jinping, han estado bajo presión política interna para obtener al menos un acuerdo parcial como resultado del impacto de la guerra comercial en las economías de Estados Unidos y China este año.

El producto interno bruto de China aumentó 6% en el tercer trimestre respecto al año anterior, el ritmo más lento desde principios de 1990. Estados Unidos también muestra signos de cambio descendente, con una expansión récord que se debilita a un ritmo lento este trimestre, a medida que los aranceles difunden la incertidumbre entre los fabricantes y otros cuyas líneas de suministro atraviesan China.

Ese daño ha ejercido una presión particular sobre Trump, que está fijando sus esperanzas de reelección el próximo año en una economía sólida con la tasa de desempleo más baja desde la década de 1960. Hizo campaña en 2016 prometiendo revivir la base de fabricación en descomposición del país, un sector que ha estado entre los más afectados por los aranceles.

Por Bloomberg.

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