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“El café es de posconflicto”, dijo Jorge Cárdenas, exgerente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), uno de los hombres más respetados en el gremio. De ese modo, Cárdenas se refiere a que el país logró desarrollar la caficultura luego de que la Guerra de los Mil Días terminara. Además, el florecimiento de este cultivo a finales del siglo XIX y principios del XX coincidió con algunos factores que señala el historiador Álvaro Tirado Mejía, entre ellos la crisis de otras actividades económicas, como la minería y el cultivo de tabaco, y la colonización antioqueña.
La fuerza que tomó el cultivo en las primeras décadas del siglo pasado impulsó a los productores a asociarse y a crear la FNC en 1927. Hoy, 90 años después, el gremio más importante del sector agropecuario del país tiene claro que un posconflicto ahora sería, de nuevo, una oportunidad para el desarrollo, aunque no sin retos. De acuerdo con Roberto Vélez, gerente general de la FNC, uno de los principales desafíos es mantener la producción alrededor de los 14,5 millones de sacos de 60 kilogramos al año. Así lo manifestó durante la edición 84 del Congreso Cafetero Extraordinario, que se llevó a cabo este lunes en Medellín.
Para mantener esos niveles, resaltó Vélez, es necesario renovar unas 100.000 hectáreas anuales. El rejuvenecimiento de cultivos ha sido precisamente lo que ha permitido que en cerca de 10 años la producción del país se haya duplicado, después de tocar fondo con poco más de siete millones de sacos. Según el gerente, los más de 550.000 caficultores de Colombia no pueden dejar que sus árboles superen los 12 años de edad si quieren que la producción se mantenga y eventualmente llegue a los 20 millones de sacos en los próximos años, como se lo han propuesto.
La rentabilidad de esta actividad económica también sigue estando en el centro del debate, por un lado, por el bienestar de los actuales productores, quienes asumen grandes riesgos en la caficultura por cuenta de factores como la tasa de cambio o el clima. De hecho, en el primer semestre de este año, debido al exceso de lluvias, la producción cafetera cayó 3 % respecto al mismo período del año pasado. Por otro lado, dice Vélez, una caficultura que no dé réditos no será atractiva para los jóvenes. Así, el relevo generacional es otra de las preocupaciones del sector.
Durante el evento, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, resaltó la renovación del contrato de administración del Fondo Nacional del Café, que se llevó a cabo en 2016, por un término de 10 años. Los productores, sin embargo, manifestaron su inconformidad con respecto a que con los recursos de esa cuenta se sigan financiando las pensiones de la flota mercante, con unos $55.000 millones, casi la mitad de los fondos.
El primer mandatario anunció la sanción de la Ley de Alivio Financiero, que beneficia a los deudores de Finagro –a través del PRAN– y del Fonsa. “Con esta ley se suspenderá el cobro de las deudas vencidas a 30.000 campesinos y productores agrícolas –entre ellos 18.000 cafeteros–, que podrán evitar el embargo y remate de sus tierras y acogerse a un periodo de gracia de dos años, para ponerse al día con sus obligaciones antes del 30 de junio de 2019”.
Nuevos estatutos
Los delegados al congreso gremial extraordinario aprovecharon la celebración del aniversario para aprobar los nuevos estatutos de la FNC, que se venían discutiendo desde 2012. Estos incluyen, por ejemplo, la adopción de un código de ética y buen gobierno. “Esto es histórico: hacer una reforma estatutaria en la que se reciben opiniones de 1.100 personas y además se estudiaron las propuestas de todos”, anotó Luis Alfonso Villegas, miembro de la Comisión de Reforma de Estatutos por el Comité de Antioquia.
Entre los principales cambios está que el productor federado podrá delegar su representación y la cédula cafetera a su cónyuge, según la Federación, para promover la equidad de género. A eso se suma que las mujeres cafeteras deberán conformar “gradualmente” listas para ser escogidas en las elecciones gremiales. Asimismo, en busca de la descentralización, las reuniones del Congreso Nacional de Cafeteros podrán llevarse a cabo en un lugar diferente a Bogotá. Uno de los factores que no se modificaron fue la obligación de la FNC de buscar el beneficio de todos los caficultores y no sólo de los federados.
La Federación Nacional de Cafeteros celebró sus 90 años, además, con la emisión de una estampilla alusiva que costará $50, estará disponible en los puntos de venta de los correos oficiales de Colombia y expuesta en más de 190 museos del mundo. También lanzó el libro FNC 1927-2017: 90 años. Vivir el café, sembrar el futuro, con un primer apartado de Álvaro Tirado acerca del origen del cultivo en Colombia. El libro, en cuya elaboración participó el Grupo de Historia Empresarial de la Universidad Eafit, cuenta con otras dos partes: una que recoge la historia de la Federación desde el año 27 hasta el final del pacto mundial de cuotas, en 1989, y la tercera, que aborda el tema hasta la actualidad.
Luego de nueve décadas, los cafeteros siguen afrontando retos que quizá se pueden reunir en la búsqueda de la mejor calidad de vida de los productores y el fortalecimiento de su aporte a la economía nacional. Se suman algunos componentes, como el posconflicto, para el cual Vélez resaltó el papel fundamental que puede desempeñar la caficultura, específicamente en la sustitución de cultivos ilícitos. Hay otros desafíos, como la adopción de tecnología y el cambio climático, que serán discutidos en el primer Foro Mundial de Productores de Café, que se llevará a cabo este martes y miércoles en Medellín.
