La inclusión no es un favor

La conclusión del primer encuentro sobre oportunidades laborales para personas con discapacidad es que las empresas que conciben la inclusión como un derecho tienen mucho que ganar.

Sara Padilla / @SaraPadillaV
23 de noviembre de 2017 - 12:04 a. m.
Homecenter ha contratado a 123 personas con discapacidad en las áreas de empaque, carga y ventas.  / Cortesía Homecenter
Homecenter ha contratado a 123 personas con discapacidad en las áreas de empaque, carga y ventas. / Cortesía Homecenter

Dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) que un poco más del 15 % de la población del mundo  ¬cerca de mil trecientos millones de personas, casi la población de China¬vive con algún tipo de discapacidad. Aunque las cifras no son exactas, el censo de 2005 señaló que en Colombia el 6,4 % de las personas, cerca de 3 millones, tienen alguna. Pero organizaciones sociales y la misma Corte Constitucional sugieren que la cifra real es mucho más elevada: 15 % de los colombianos –7 millones de personas o casi la población de Bogotá– tienen alguna discapacidad.

John Castañeda, un empacador de Alkosto, es uno de los miembros de la organización Amigos del Alma o Best Buddies Colombia. Una de las 600 personas que consiguieron empleo gracias al programa de Oportunidad Laboral (OL) que esta fundación lidera en alianza con 70 empresas colombianas. Castañeda cuenta su historia: de la discapacidad, del bullying, del apoyo, de su trabajo, de su esposa y de su hijo, como una afrenta a los paradigmas que la palabra “discapacitados” ha tenido en el imaginario colectivo. Como si los que hacen parte del otro grupo, aquellos a quienes no les llaman discapacitados, no se dieran cuenta de que adaptar el mundo a las necesidades de alguien como John no es un favor, sino un derecho.

Un estudio de la organización Amigos del Alma revela que el 80 % de los colombianos con discapacidad, en edad de laborar, no trabaja. Y no lo hacen no por su condición, sino por falta de oportunidades. Pero el 10 % que sí trabaja no llegó al mercado laboral de manera natural: la contratación de personas con discapacidad no es todavía una opción implícita en la lista de la mayoría de empresas en Colombia. Mientras eso sea así, los enfoques diferenciales o inclusivos son y seguirán siendo empujones mentales obligados para llegar a escenarios de igualdad.

El camino lo abrió la Constitución de 1991 al establecer que las personas con discapacidad deben gozar de una especial protección de sus derechos. Luego, en 2011, al ratificar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), el Estado colombiano “adquirió la responsabilidad de diseñar, implementar y evaluar las políticas públicas respetuosas de la diversidad que incluyan efectivamente a la población con discapacidad y que propendan a proteger, respetar y garantizar sus derechos humanos”.

La inclusión laboral a población con discapacidad todavía obedece a la mentalidad del asistencialismo social. La Ley 361 de 1996, por ejemplo, otorga beneficios a las empresas que vinculan personas con discapacidad por medio de deducciones de impuesto, beneficios en licitaciones, en cuota Sena, etc. Precisamente, en el marco del foro de este miércoles, el procurador general de la Nación, Fernando Carrillo, advirtió que la garantía de estos derechos no puede resguardarse en asistencialismo, sino en políticas públicas que entiendan la inclusión como un derecho.

Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), dice que “las compañías deben generar un ambiente adecuado para estas personas, incluso antes de contratarlas”. La “Guía para la Promoción de Empleo Inclusivo”, creada por la Andi, la Fundación Corona y el Programa de Alianzas para la Reconciliación de Usaid, tiene el propósito de dar a las empresas herramientas para que hagan inclusión laboral de población vulnerable.

Best Buddies Colombia, en cabeza de Olga Lacouture, viene dando impulsos desde del sector privado desde hace 15 años: “Tenemos una red de alianzas con 81 instituciones de educación a nivel nacional, que forman a los Amigos del Alma. Una vez ellas consideran que los jóvenes tienen un perfil laboral, los presentan a nuestra organización para que podamos perfilarlos de acuerdo con sus habilidades. Esto incluye entrevista individual y familiar y aplicación de pruebas creadas para identificar potenciales”.

Los empleados vinculados a Amigos del Alma hoy no sólo tienen un rendimiento laboral por encima del 90 % sino que, además, su trabajo es la fuente principal de ingresos de muchas familias. Dice Lacouture que “los jefes reportan que se convierten en mejores jefes, aprenden a dar mejor las instrucciones a sus equipos y definitivamente se humaniza la labor”.

Luis Alberto Yepes, gerente general de Alkosto, empresa pionera en el programa para la discapacidad, concluyó que cuando quiso contratar a estas personas, tuvo que convencer a los dueños, a los empleados, al Bienestar Familiar, al Sena, e incluso a las familias de las personas con discapacidad, “porque estaban convencidos de que sus hijos no servían para nada”. Por eso, antes de romper las barreras burocráticas y normativas, hay que destruir las mentales.

 

Por Sara Padilla / @SaraPadillaV

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