Las claves de la creatividad según el creador y actor de 'Lazy Town'

Magnus Scheving asegura que sabían que el programa infantil iba a funciona. Además, habla sobre las creencias de los líderes exitosos y la construcción de una ética empresarial.

Sara Padilla.
06 de diciembre de 2017 - 03:00 a. m.
Cortesía - Lazy Town
Cortesía - Lazy Town

Nadie pensaría que Magnús Scheving, el hombre que alguna vez interpretó a Sportacus, el héroe que motivaba a los niños a hacer ejercicio y a comer sano, sea hoy un reconocido líder de emprendimiento y liderazgo. Sin embargo, el éxito que logró Lazy Town en 122 países le dio las bases para hablarles a los emprendedores y a los empresarios de creatividad y éxito. Pero, además, los valores que guiaron el programa redundaron en una filosofía de vida que para Scheving debe poderse aplicar en cualquier emprendimiento o negocio: hacer que a la gente le importen los demás y el bienestar de los demás. (Lea "Wobi: emprendimiento y liderazgo, por primera vez en Medellín")

Para Scheving el reto no sólo conduce al éxito, sino también a la construcción de un mundo mejor. ¿De qué manera este proyecto cambió su vida?

Empecé con Lazy Town 26 años atrás. Primero fue un libro y luego un programa en vivo que, después de 10 años de intentarlo en Islandia, se fue a 122 países y a cinco millones de hogares. Pero antes de eso fui a 3.200 eventos a lo largo del mundo para conocer a los niños y a sus padres. En esos encuentros los papás siempre me hacían las mismas preguntas y todas ellas estaban centradas en siete preocupaciones: quieren que sus hijos estén a salvo y sean educados, que coman saludable, que sigan las reglas, que no sean tacaños, que compartan con sus hermanos y que no mientan, roben o engañen. Pero aprendí muchas más cosas de los niños que de sus padres. La gente siempre pensó que debía enseñarles a los niños a moverse, porque Lazy Town era sobre salud, pero siempre dije que los niños no necesitan aprender a moverse, ellos ya saben moverse, saben agacharse. Los niños son muy creativos, pero crecemos y dejamos de jugar. Si le preguntas a un niño cómo ir a la Luna te dará 500 ideas, si le dices eso a una persona después de 10 años de colegio te dará 100 ideas, si lleva 20 años te da 50 ideas, si eres un profesor das una sola. Entonces perdemos la creatividad a medida que pasa el tiempo y. por eso, para alcanzar esa naturaleza la gente está haciendo yoga y todas estas cosas. Lo que aprendí con Lazy Town es que las cosas correctas para hacer son muy parecidas a como las hacen los niños.

Dice que se preparó mucho antes de lanzar el programa. ¿Cómo supo que iba a tener éxito?

Sabíamos que iba a funcionar porque lo probamos en diferentes lugares. Sabíamos que a los niños les gusta moverse, porque cuando están felices, saltan. Si les dices que los vas a llevar al cine, gritan y saltan. En cambio, si el niño no se mueve hay algo raro, verdaderamente raro, sea mental o físico. Sabíamos que los niños usan sonidos cuando juegan. Por eso, en el programa, por cada movimiento de los personajes hay un sonido. Todas esas cosas nos decían que iban a funcionar, pero el reto era cómo hacer que los padres entendieran lo que Lazy Town es. El reto era cómo educar a los niños sobre salud cuando no ellos entienden lo que implica la salud el resto de su vida y por qué deben preocuparse por eso. El truco era saberlo decir, saber transmitir el mensaje, y eso tomó mucho tiempo. Entonces, si cambias la manera de hablarle al niño, él empezará a comportarse diferente. Ellos son muy inteligentes, los tontos son los padres, y ese es el problema porque ya es tarde para cambiar a los padres.

Usted viene de un país con una cultura particular. Pese al contexto, ¿cómo hizo para que el mensaje lo captaran todos?

Fui a 50 países antes de hacer Lazy Town y me di cuenta de que los seres humanos son iguales. A donde vayas, es casi todo lo mismo. Creemos que somos muy diferentes, pero no. Puede que culturalmente muchas cosas cambien, pero básicamente es todo lo mismo. Lo que nos complica es la política, porque de resto la gente quiere las mismas cosas: que sus hijos sean educados, quieren una buena vida, quieren seguridad, quieren trabajos, aprecio, autoestima… Los hombres, especialmente han dirigido el mundo por mucho tiempo, y eso no ha sido bueno porque la cultura de los hombres es que para ser exitoso tienes que hundir a alguien. Cuando hablamos sobre los derechos de las mujeres alrededor del mundo, vemos algo en común en todos lados, aunque cambie el contexto: sufren algún tipo de opresión. Eso es algo que en Islandia no es aceptable. Por eso creo que es muy importante que la gente piense, que si le importan los demás, podrían cambiar las cosas.

Identificó que crear hábitos de salud de los niños es problemático y así creó el programa. ¿Cómo se dio cuenta de que la creatividad era una forma de resolverlo?

Bueno, no hay nada realmente fácil, todo parece fácil, pero no lo es. Lazy Town tomó muchísimas cosas. Dicen que se necesita todo un pueblo para criar a un niño. Entonces es lo mismo. Por ejemplo, Colombia no puede cambiar por una sola causa. No hay un político que pueda cambiar a Colombia, ni un alcalde que pueda cambiar la ciudad. Necesita ser la ciudad entera la que se involucre. La gente dice que como creé Lazy Town, entonces debía ser perezoso, pero no lo soy. Alguien es perezoso cuando algo no le importa: cuando no piensas en los pobres porque no eres pobre, cuando no te importan las mujeres porque no eres una mujer, cuando no piensas en Colombia porque no vives ahí. Eso es ser perezoso. Lo que deberían enseñar políticos, alcaldes, padres, es que a los niños les importe todo: no estoy hablando de dos cosas, sino de todo. Si a la gente le importara todo, el mundo podría cambiar, y de eso se trataba. Si me importaran cosas ajenas a mí, entendería que hay personas que hacen lo que hacen porque no tienen la misma educación, porque no tienen los mismos derechos que yo, porque no tienen el mismo trabajo. Hay millones de cosas que deberían importarnos, y ese era el trabajo de Lazy Town: que los niños y los padres aprendieran a importarles las cosas. Uno

puede sentir y saber cuándo a una sociedad no le importa nada. Y cuando eso pasa está perdida. En Estados Unidos puedes sentir que cuando ellos te dicen “cómo estás, qué bueno verte” realmente no lo dicen en serio, eso no significa nada para ellos. Por eso, para mí, Lazy Town más que un programa de T.V es una filosofía para muchas cosas.

¿Cuál es el motor que guía a cualquier emprendimiento?

Los emprendedores necesitan tener una visión fuerte y necesitan saber por qué hacen lo que hacen, la razón por la que hacen las cosas. Se necesita escoger el equipo correcto alrededor de cualquier proyecto, tener a alguien que te empuje y que no te hunda. Luego es necesario tener a alguien que te diga cómo mejorarlo, cómo puedes arreglar algunos errores. Deben ver los fracasos como una parte del proceso y levantarse de nuevo muchas veces. Será mucho mejor si se empieza a trabajar en ello desde temprano, por ejemplo, si voy a tocar un instrumento y quiero ser músico, será muy difícil si arranco a los 20 años. También es importante que escriban la historia de lo que se hace para ver el proceso. Lo más importante es divertirse y, en momentos de retos y problemas, mantenerse.

Por Sara Padilla.

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