Opinión: Tecnología e innovación, imperativos para la competitividad

Las empresas, proyectos productivos y nuevos emprendimientos deben comenzar con incorporar a sus planes de negocio inmediatos el desarrollo científico y tecnológico para obtener un nivel aceptable de competitividad en el mediano plazo.

Gilberto Caicedo Gardeazábal*.
26 de septiembre de 2019 - 10:46 p. m.
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El profundo debate sobre competitividad e innovación comenzó con gran vigor en el año 2006 con la definición del Sistema Administrativo Nacional de Competitividad, pero los resultados sobre esta materia en los últimos 13 años solo han evidenciado un marcado estancamiento de la eficiencia productiva de las empresas nacionales. En la industria seguimos con una alta concentración de bienes y servicios con baja sofisticación y nuestras exportaciones con valor agregado y algún grado de tecnificación solo representan el 17 %.

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En todo caso la agenda nacional referida a política comercial, y dentro de los cuales está el comercio exterior como mecanismo de reducción de la pobreza y de la desigualdad por distribución del ingreso, debe motivar de nuevo a los empresarios a hacer ingentes esfuerzos para mejorar su productividad.

Las empresas, proyectos productivos y nuevos emprendimientos deben comenzar con incorporar a sus planes de negocio inmediatos el desarrollo científico y tecnológico para obtener un nivel aceptable de competitividad en el mediano plazo. En segundo lugar, la empresa debe crear transversalmente los ambientes de innovación para promover nuevas ideas e investigaciones en el desarrollo de productos y servicio al cliente. Para esto, el Programa de Transformación Productiva (PTP) ofrece nuevas posibilidades al sector privado para asumir los retos en ciencia, tecnología e innovación.

El tema de competitividad es tan delicado que muchas de las empresas locales tenderán a desaparecer en el corto y mediano plazo si los aspectos relativos al desarrollo productivo, ciencia, tecnología, innovación, transformación digital, logística y calidad no tienen planes de acción específicos que incluyan desde los recursos disponibles para su ejecución hasta las fechas de cumplimiento para metas parciales o definitivas.

Todo emprendimiento o proyecto empresarial debe tener en cuenta que parte del éxito dependerá de su capacidad de conectar eficientemente su oferta con la demanda, de mantener una intensa vocación de servicio y de proteger el medio ambiente, máxime cuando hay producción o transformación de bienes. En servicio al cliente, llegar a domicilio cuando su mercado es el minorista o consumidor final también es clave para reposicionarse en los diferentes nichos.

El entorno internacional da a nuestros empresarios ejemplos de los aspectos que deben replantear en su estrategia, puesto que corresponden a las mismas preocupaciones de las naciones vistas como unidades económicas. En primer lugar, Estados Unidos, Alemania, China, Corea del Sur y los países escandinavos muestran que un marcado acento en la competitividad, innovación y tecnología permite superar sin duda alguna los desafíos de la globalización en esta cuarta revolución industrial y de los servicios.

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La pérdida del liderazgo japonés debe servir como ejemplo a nuestros empresarios para replantear permanentemente el papel que se desempeña, por más exitoso que hayan sido en el pasado. Y, por último, la falta de diversificación productiva o de mercados vista en los países emergentes nos enseña que toda unidad productiva está expuesta a una profunda crisis cuando sus ingresos dependen de pocos clientes, productos o mercados.

*Consultor empresarial y financiero

@Gcaicedog

Por Gilberto Caicedo Gardeazábal*.

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