Septiembre, el peor mes para los inversionistas

Septiembre ha sido catalogado como el peor mes del año para los inversionistas en acciones, producto de movimientos de índices como el Dow Jones (principal indicador del mercado estadounidense), que ha promediado caídas del 1,1% en el noveno mes a lo largo de sus 115 años de historia.

A esto se suman eventos como el colapso de Lehman Brothers en 2008 y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que son de cierta manera responsables, pero no son la respuesta a todos los problemas que se han presentado en este mes durante los últimos años; historiadores e investigadores continúan en la búsqueda de explicaciones definitivas.

Una de las teorías más nombradas es la venta con fines tributarios, ya que una ley estadounidense de 1986 obligó a gran parte de los fondos de inversión a adelantar el cierre de su año impositivo a octubre, por lo que muchos agentes del mercado podrían vender en septiembre acciones, inclusive a pérdidas, para sacar provecho de las exenciones tributarias. Desde entonces el efecto se ha marcado más, debido a que crece el número de los fondos de inversión que aplican esta estrategia.

“Gran parte de los fenómenos accionarios en este mes son producto de un efecto sicológico. Por ejemplo, muchos inversionistas del mercado accionario local han empezado a rotar posiciones porque prevén que el efecto será similar al de meses anteriores, lo que hace que la tendencia se mantenga año tras año sin ser necesariamente el mes como tal el que causa este comportamiento”, señala Diego Franco, analista de la firma Asesorías e Inversiones.

“Los mercados son afectados a diario por fundamentales positivos y negativos. Casualmente este año muchos temas relacionados con economías importantes en Europa, como Alemania y España, coinciden con el mes. Por ejemplo, esta semana es muy importante para el futuro del euro por posibles anuncios de nuevos estímulos por parte del Banco Central Europeo, por lo que, reafirmo, se trata más que de una coincidencia”, añadió.

Por el momento los inversores aprenden de los años anteriores para desafiar los estándares históricos y se apegan a datos relevantes que pueden definir el futuro de la economía global.

Septiembre ha sido catalogado como el peor mes del año para los inversionistas en acciones, producto de movimientos de índices como el Dow Jones (principal indicador del mercado estadounidense), que ha promediado caídas del 1,1% en el noveno mes a lo largo de sus 115 años de historia.

A esto se suman eventos como el colapso de Lehman Brothers en 2008 y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que son de cierta manera responsables, pero no son la respuesta a todos los problemas que se han presentado en este mes durante los últimos años; historiadores e investigadores continúan en la búsqueda de explicaciones definitivas.

Una de las teorías más nombradas es la venta con fines tributarios, ya que una ley estadounidense de 1986 obligó a gran parte de los fondos de inversión a adelantar el cierre de su año impositivo a octubre, por lo que muchos agentes del mercado podrían vender en septiembre acciones, inclusive a pérdidas, para sacar provecho de las exenciones tributarias. Desde entonces el efecto se ha marcado más, debido a que crece el número de los fondos de inversión que aplican esta estrategia.

“Gran parte de los fenómenos accionarios en este mes son producto de un efecto sicológico. Por ejemplo, muchos inversionistas del mercado accionario local han empezado a rotar posiciones porque prevén que el efecto será similar al de meses anteriores, lo que hace que la tendencia se mantenga año tras año sin ser necesariamente el mes como tal el que causa este comportamiento”, señala Diego Franco, analista de la firma Asesorías e Inversiones.

“Los mercados son afectados a diario por fundamentales positivos y negativos. Casualmente este año muchos temas relacionados con economías importantes en Europa, como Alemania y España, coinciden con el mes. Por ejemplo, esta semana es muy importante para el futuro del euro por posibles anuncios de nuevos estímulos por parte del Banco Central Europeo, por lo que, reafirmo, se trata más que de una coincidencia”, añadió.

Por el momento los inversores aprenden de los años anteriores para desafiar los estándares históricos y se apegan a datos relevantes que pueden definir el futuro de la economía global.