Tecnología empacada

Hace 20 años, en Colombia sólo existían cuatro empresas que fabricaban máquinas para empaques. Hoy, este sector cuenta con 30 fabricantes que, mediante la integración de tecnología europea, estadounidense y colombiana, proveen de soluciones innovadoras, flexibles y sustentables no sólo al mercado local sino a países vecinos como Perú, Ecuador y Venezuela, además de otros en Centro América y Medio Oriente y a Estados Unidos.

Se trata de una industria de talla mundial que poco a poco ha ido madurando y que entró a competir con los ‘duros’ de la industria en la región, como Argentina y Brasil. Además, entre enero y junio de 2011, el sector exportó US$154,8 millones, US$30,7 millones más que en el mismo periodo de 2010.

Automatización y robótica marcan hoy la pauta en todos los eslabones de la cadena de producción. Estas tendencias fueron expuestas en la décimo primera edición de Andina Pack, feria que agremia a la parte colombiana de ese sector y en la que participaron expositores de más de 30 países.

Patricia Acosta, directora de Andina Pack, dice que “la innovación en el sector va desde la producción de la materia prima con la que se hacen los empaques, la producción de éstos de forma más eficiente y rápida con máquinas más digitales que análogas y su modelo de distribución, hasta la presentación del producto y su diseño, por ejemplo para alimentos que necesiten conservarse mejor y mayor tiempo”.

Abaratar costos, ahorrar espacio y minimizar las pérdidas de materias primas son los beneficios de usar máquinas con tecnología de cuarta generación, como el packing system, el sistema de embalaje stretch hood y de termo-retracción, robótica industrial y transportadores automáticos.

De acuerdo con Diego Salazar, de Universal Pack, empresa de maquinaria netamente colombiana, “las empresas productoras de empaques buscan ahorrar costos con maquinaria automatizada, que ocupe menos espacio y que trabaje el doble o el triple que las análogas”.

Por ejemplo, en el sector de bebidas, las líneas de producción están dedicadas a un sólo producto y ocupan gran parte del espacio en las plantas. Antes, para envasar una gaseosa se necesitaban máquinas que realizaran cada operación: elaborar la botella, lavar, llenar, tapar, etiquetar, encajonar y paletizar. Ahora las líneas de producción son más cortas. Según Salazar, “hoy el proceso de soplar el vidrio, el lavado e inspección se puede encontrar en una sola máquina. Las líneas de producción son ahora más compactas, más eléctricas que mecánicas, que pueden estar en US$5 millones”.

Mauricio Briñez, gerente de la empresa santandereana Electricidad y Servicios Industriales (Essi), que trabaja con aliados europeos estratégicos, como la alemana Fescol, explica que “existen máquinas que aumentan la productividad, con una reducción de hasta el 30% de los costos operacionales, ya que se producen más unidades empacadas por minuto. Hay otras que son autónomas y hacen el proceso de lavado, mantenimiento y asepsia; entonces ya no se necesitan cinco personas que las operen, sino una o dos”. Y agrega que “con una máquina de ultra alta temperatura (UHT por sus siglas en inglés) el indicador de pérdida de materia prima es del 0,01%”.

María Reina, presidenta de Andigraf, gremio que reúne a empresas gráficas y que acompaña en el proceso de diseño e impresión de etiquetas, asegura que “las tendencias se centran en máquinas inteligentes que reducen el consumo de agua y energía, con sistemas más amigables con el medio ambiente y que reduzcan la huella de carbono de las operaciones, así como otras que, de acuerdo al sustrato, aumentan el tiraje de impresiones por horas. Esta maquinaria está entre los US$100.000 hasta los US$450.000”.

Por su parte, la empresa bogotana MZ “considera que las pequeñas y medianas empresas de empaques no han podido tecnificarse por los altos costos de las equipos, por eso estamos pensando en vender máquinas de alta tecnología a precios accesibles”.

En cuanto a la robótica, se emplea en los procesos intermedios de las operaciones. Salazar, de Universal Pack, explica que está presente en “tareas inhumanas, como transporte de cargas de más de 50 kg, operaciones en medios contaminantes y actividades repetitivas que tiendan a desgastar los músculos”.

Hace 20 años, en Colombia sólo existían cuatro empresas que fabricaban máquinas para empaques. Hoy, este sector cuenta con 30 fabricantes que, mediante la integración de tecnología europea, estadounidense y colombiana, proveen de soluciones innovadoras, flexibles y sustentables no sólo al mercado local sino a países vecinos como Perú, Ecuador y Venezuela, además de otros en Centro América y Medio Oriente y a Estados Unidos.

Se trata de una industria de talla mundial que poco a poco ha ido madurando y que entró a competir con los ‘duros’ de la industria en la región, como Argentina y Brasil. Además, entre enero y junio de 2011, el sector exportó US$154,8 millones, US$30,7 millones más que en el mismo periodo de 2010.

Automatización y robótica marcan hoy la pauta en todos los eslabones de la cadena de producción. Estas tendencias fueron expuestas en la décimo primera edición de Andina Pack, feria que agremia a la parte colombiana de ese sector y en la que participaron expositores de más de 30 países.

Patricia Acosta, directora de Andina Pack, dice que “la innovación en el sector va desde la producción de la materia prima con la que se hacen los empaques, la producción de éstos de forma más eficiente y rápida con máquinas más digitales que análogas y su modelo de distribución, hasta la presentación del producto y su diseño, por ejemplo para alimentos que necesiten conservarse mejor y mayor tiempo”.

Abaratar costos, ahorrar espacio y minimizar las pérdidas de materias primas son los beneficios de usar máquinas con tecnología de cuarta generación, como el packing system, el sistema de embalaje stretch hood y de termo-retracción, robótica industrial y transportadores automáticos.

De acuerdo con Diego Salazar, de Universal Pack, empresa de maquinaria netamente colombiana, “las empresas productoras de empaques buscan ahorrar costos con maquinaria automatizada, que ocupe menos espacio y que trabaje el doble o el triple que las análogas”.

Por ejemplo, en el sector de bebidas, las líneas de producción están dedicadas a un sólo producto y ocupan gran parte del espacio en las plantas. Antes, para envasar una gaseosa se necesitaban máquinas que realizaran cada operación: elaborar la botella, lavar, llenar, tapar, etiquetar, encajonar y paletizar. Ahora las líneas de producción son más cortas. Según Salazar, “hoy el proceso de soplar el vidrio, el lavado e inspección se puede encontrar en una sola máquina. Las líneas de producción son ahora más compactas, más eléctricas que mecánicas, que pueden estar en US$5 millones”.

Mauricio Briñez, gerente de la empresa santandereana Electricidad y Servicios Industriales (Essi), que trabaja con aliados europeos estratégicos, como la alemana Fescol, explica que “existen máquinas que aumentan la productividad, con una reducción de hasta el 30% de los costos operacionales, ya que se producen más unidades empacadas por minuto. Hay otras que son autónomas y hacen el proceso de lavado, mantenimiento y asepsia; entonces ya no se necesitan cinco personas que las operen, sino una o dos”. Y agrega que “con una máquina de ultra alta temperatura (UHT por sus siglas en inglés) el indicador de pérdida de materia prima es del 0,01%”.

María Reina, presidenta de Andigraf, gremio que reúne a empresas gráficas y que acompaña en el proceso de diseño e impresión de etiquetas, asegura que “las tendencias se centran en máquinas inteligentes que reducen el consumo de agua y energía, con sistemas más amigables con el medio ambiente y que reduzcan la huella de carbono de las operaciones, así como otras que, de acuerdo al sustrato, aumentan el tiraje de impresiones por horas. Esta maquinaria está entre los US$100.000 hasta los US$450.000”.

Por su parte, la empresa bogotana MZ “considera que las pequeñas y medianas empresas de empaques no han podido tecnificarse por los altos costos de las equipos, por eso estamos pensando en vender máquinas de alta tecnología a precios accesibles”.

En cuanto a la robótica, se emplea en los procesos intermedios de las operaciones. Salazar, de Universal Pack, explica que está presente en “tareas inhumanas, como transporte de cargas de más de 50 kg, operaciones en medios contaminantes y actividades repetitivas que tiendan a desgastar los músculos”.