Miles de venezolanos comenzaron a hacer fila antes del amanecer del viernes afuera de un estadio de Caracas con la esperanza de conseguir un artículo preciado: aceite para motor.
"Llegué aquí a las 2 a.m.", dijo Carolina Estrella, una gerente de oficina de 32 años, en fila para comprar 12 litros para los tres automóviles de su familia. Los oficiales de la Guardia Nacional estimaron que alrededor de 5.000 personas estaban en línea a las 11 a.m.
La venta de solo dos días fue anunciada por el gigante estatal Petróleos de Venezuela SA el jueves a 300.000 bolívares por litro. El precio es una ganga en comparación con los 25 millones de bolívares (US$8) que se cobra por cualquier tipo importado en tiendas de automóviles en Caracas. Si bien las largas filas de este tipo se han convertido en la norma en todo el país, la hiperinflación creciente del 60.000 por ciento ha avivado la desesperación entre los venezolanos. Para muchos aquí, el costo de artículos básicos como la leche o la harina ahora consumen partes significativas de sus salarios mensuales.
Mientras el presidente Nicolás Maduro ha prometido aumentar la producción diaria en 1 millón de barriles, la promesa se ve limitada por la falta de piezas de repuesto y productos químicos necesarios para perforar, eliminar contaminantes y tratar el crudo antes de que sea adecuado para la refinación. La producción en Venezuela, que cuenta con las reservas de petróleo más grandes del mundo, probablemente caerá a 800.000 barriles por día para fines de 2019, desde 1,36 millones de barriles en mayo, según la Agencia Internacional de Energía.