Viento en popa: cómo leer el buen momento por el que navegan los cruceros
Se estima que la industria de los cruceros llegue a casi 40 millones de pasajeros anuales para 2027, con crecimientos también en ingresos para las compañías. El corredor del Caribe es la ruta más visitada en el mundo, lo que presenta una oportunidad para puertos de países como Colombia.
El Icon of the seas, el crucero más grande en la historia, arrancó su viaje inaugural a finales de enero de este año desde el puerto de Miami, Estados Unidos.
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El Icon of the seas, el crucero más grande en la historia, arrancó su viaje inaugural a finales de enero de este año desde el puerto de Miami, Estados Unidos.
Su primer viaje coincide con el buen momento por el que pasa la industria de los cruceros a nivel global, luego de la inmovilización obligada que sufrió por cuenta de la pandemia en 2020, especialmente.
Los cruceros son el renglón del turismo que más rápido está creciendo a nivel global, ampliando ingresos para los jugadores de ese mercado, pero también expandiéndose en demanda de pasajeros.
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🚢 Una industria de gran tamaño
Que el Icon of the seas haya empezado a navegar en 2024 es todo un indicador de las aspiraciones y proyecciones de esta industria.
El barco tiene unos 360 metros de largo. Y puede que la cifra no diga mucho, pero la comparación más usada para entender su tamaño es esta: si se pusiera el edificio Empire State de Nueva York sobre su costado y al lado del crucero, el barco sería casi tan largo como el rascacielos.
En general, el turismo se encuentra en un momento de rebote y expansión después del coma inducido del covid-19 en el sector. Pero lo cierto es que los cruceros, después de esto, se encuentran hoy viento en popa.
Para hacerse una idea de la escala histórica de crecimiento en la industria, vale recordar que apenas para mediados del siglo pasado, el promedio de carga de uno de estos barcos era de 3.000 pasajeros. El Icon of the seas, propiedad de Royal Caribbean (uno de los principales participantes en este mercado, junto con Carnival y Norwegian), puede acomodar unas 10.000 personas, contando a unos 2.300 tripulantes.
Todo en este megacrucero se mide en una escala que, incluso en algunas comparaciones, puede exceder el cliché de ciudad flotante. El barco posee 37 cocinas, que alimentan unos 40 restaurantes, incluyendo un café que está abierto las 24 horas. Cada día de sus hornos de panadería salen unos 5.000 mini baguete, como para hacerse una idea.
Y ostenta algunas marcas que, dependiendo del público, pueden llevarse adjetivos entre extraordinarias y banales: la mayor piscina en un barco o el primer parque acuático a bordo del mundo, para sólo nombrar un par.
Ahora bien, construir este behemoth flotante le costó a Royal Caribbean una cifra reportada de unos US$2.000 millones. Es un número que dista mucho de ser dinero para llevar en el bolsillo, incluso para una naviera de este tamaño. ¿Por qué ir por todo lo grande?
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🛳️ Un mercado que se expande
Una inversión de este tamaño señala hacia un cierto optimismo acerca del estado de los cruceros en el mundo. Se espera que este año, los ingresos de la industria lleguen a US$30.000 millones y que en apenas tres años estén bordeando los US$38.000 millones.
Ofrecer barcos más grandes, con más servicios y experiencias, para más pasajeros explica una parte de esta ecuación: la oferta.
En el lado de la demanda, el gremio de los cruceros (la Cruise Lines International Association) estima que entre 2023 y 2027, el número de pasajeros que se subirán a estos barcos a nivel global crecerá en unos 10 millones de personas, llegando a cerca de 40 millones de viajeros anuales.
El crecimiento en números también ha venido acompañado de un cierto cambio en la demografía de los viajeros en estos barcos. Si bien solía ser una industria ampliamente asociada con términos como jubilación o tercera edad, las cifras del gremio aseguran que la edad promedio del viajero actual está en 46 años y, según sus investigaciones, los llamados millennials y generación X son los segmentos poblacionales en donde más entusiasmo genera este tipo de viajes.
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⚓ ¿Una oportunidad económica?
El crecimiento de oferta y demanda implica no sólo cifras saludables de ingresos para las compañías, sino el crecimiento económico asociado a la industria que, según CLIA, genera una contribución económica de US$75.000 millones a nivel global y la generación de casi 900.000 puestos de trabajo.
De acuerdo con el gremio, el pasajero promedio de un crucero gasta unos US$100 dólares en cada puerto que tocan estos barcos. La multiplicación de esta cifra por número de pasajeros en un solo barco deja entrever el gran impacto económico que este renglón del turismo puede tener en prácticamente cualquier lugar al que llegue.
Justo esta semana el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit) celebró la llegada de un crucero a Santa Marta que, por primera vez, pasaría la noche en la ciudad.
Carmen Caballero, presidenta de ProColombia, aseguró (a través de un boletín de prensa del Ministerio) que “esta noticia tiene dos aspectos destacados, pues en enero de 2024 Explora Journeys realizó su primera visita a Colombia con el barco Explora I. Ahora vuelve al país para realizar el primer pernocte de uno de sus barcos en Santa Marta. Este hecho no solo implica un impacto económico positivo, sino que también abre nuevas oportunidades para el destino y sus comunidades”.
Aquí llama la atención un dato: de los 10 puertos más activos para cruceros en el mundo, seis están en este hemisferio, alrededor del mar Caribe, entre estos los cinco primeros lugares de la lista.
Además, el corredor Caribe continúa siendo el principal destino de cruceros en el mundo, triplicando el número de pasajeros al siguiente destino más popular en la lista (el Mediterráneao Central y Occidental), según la CLIA.
Esta suma de factores explica el entusiasmo e impulso para conseguir más cruceros que paren, y se queden unos días, en puertos colombianos.
El año pasado, en medio de números récord para el sector turismo, una de las cifras que resaltó el Ministerio fue el enorme crecimiento (más del doble) de los visitantes no residentes que llegaron a Colombia vía crucero internacional, llegando a 345.285.
La cifra marca un crecimiento más que beneficioso frente a los números de 2022 y 2021 (2020 está fuera de concurso por cuenta de la pandemia), aunque sigue levemente por debajo de lo registrado en 2019 y 2018 (el punto más alto en años recientes).
La cuestión ambiental
Ahora bien, no todo el mundo ve con buenos ojos la expansión de la industria de los cruceros.
Varios destinos importantes llevan años debatiendo, o tomando medidas, para meter en cintura algunos efectos indeseables que trae consigo la masiva llegada de viajeros a través de estos barcos.
Barcelona, por ejemplo, tiene un debate continuo acerca de los problemas del exceso de turismo (no sólo derivado de los cruceros, para ser justos) o la contaminación en las aguas del puerto de esta ciudad derivada del estacionamiento de este tipo de barcos.
La ciudad limitó el año pasado la llegada de cruceros a su centro histórico, desplazando el lugar en donde los barcos pueden atracar a un puerto a 30 minutos al sur de la capital catalana.
Así mismo, bajó la cuota de cruceros que pueden atracar en sus puertos a diario, de 10 a 7.
Estas medidas son similares a las que ya había tomado Venecia, que en 2021 prohibió la entrada de cruceros a su centro histórico.
De acuerdo con cifras del Consejo Internacional para el Transporte Limpio (ICCT, por sus siglas en inglés), la huella de carbono de un pasajero de crucero es el doble de la un turista que llega a su destino en avión y reserva un hotel de cuatro estrellas.
En Noruega, por ejemplo, sólo serán aceptados cruceros de cero emisiones para visitar los fiordos a partir de 2026.
Mientras que Venecia ha reportado bajas de 80 % en emisiones de gases de efecto invernadero desde que fueron impuestas las restricciones a los cruceros.
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