Vivienda para el Caribe: más que ladrillos y cemento

La alianza entre la Fundación Mario Santo Domingo y los gobiernos nacional y locales pondrá en marcha nuevos equipamientos para dos de las zonas con mayor potencial de vivienda nueva en el país, ubicadas en Barranquilla y Cartagena.

Redacción Economía*.
10 de julio de 2019 - 10:07 p. m.
Se espera que en 2035 ambos macroproyectos estén desarrollados. En la imagen, Ciudad del Bicentenario.  / Cortesía
Se espera que en 2035 ambos macroproyectos estén desarrollados. En la imagen, Ciudad del Bicentenario. / Cortesía

El Gobierno tiene una meta de 520.000 viviendas de interés social para este cuatrienio. Cerca del 70 % de esas unidades se construirán en 14 zonas priorizadas en el país, incluyendo dos que están en Barranquilla y Cartagena, en áreas que se vienen desarrollando desde hace 10 años. Se trata de los macroproyectos Villas de San Pablo y Ciudad del Bicentenario, en ese orden.

Estos dos desarrollos nacieron en el marco de la ley de macroproyectos de vivienda de 2006 –bajo la cual nacieron otros como Ciudad Verde, en Soacha– y empezaron a operar en 2008, bajo la gestión de la Fundación Mario Santo Domingo. Sin embargo, pese a que ha pasado más de una década, es claro que todavía queda mucho por hacer.

En Villas de San Pablo hay 57 hectáreas urbanizadas y un total de 2.321 viviendas, pero todavía hay 80 hectáreas para aprovechar y espacio para unas 13.000 viviendas más. En el caso del macroproyecto en Cartagena, en la actualidad hay 58 hectáreas urbanizadas y un total de 4.182 viviendas construidas, pero el potencial es de 388 hectáreas y 40.000 viviendas.

Esa oportunidad es la razón del “relanzamiento”, en palabras del viceministro de Vivienda, Víctor Saavedra, que se está haciendo de estos macroproyectos, para inyectarles más recursos y, aprovechando la experiencia, vigorizar el ritmo del desarrollo.

Los recursos nuevos tienen énfasis en lo que se conoce como “equipamientos”, lo que, según José Francisco Aguirre, director de la Fundación Santo Domingo, ha hecho especial este modelo de desarrollo: no entregar viviendas y luego preocuparse por el entorno, sino asegurar que la comunidad desde el comienzo tenga acceso a servicios de educación, salud, deporte, entre otros.

Según Aguirre, hacer ese nivel de inversiones es posible en el marco de alianzas público-privadas organizadas. En estos casos, la Fundación Santo Domingo es la gestora de los proyectos, pero su administración y las decisiones de inversión se toman en conjunto con la Fundación, el Gobierno Nacional y el gobierno local, es decir, las alcaldías de Barranquilla y Cartagena.

Para materializar las viviendas, por ejemplo, participan desarrolladores privados, que tienen que salir a buscar cierres financieros para sus proyectos, cuyos rendimientos vuelven al patrimonio de los macroproyectos para seguir invirtiendo. “La Fundación, el Gobierno y el municipio no tienen ganancia por este proyecto. Lo que se venda en suelo y se desarrolle en vivienda es para el mismo desarrollo de la zona”, aclara el viceministro.

En el corto plazo, en el macroproyecto de Barranquilla se habla de unos $25.000 millones provenientes del Ministerio de Vivienda para colegios, centros de desarrollo infantil y parques, y unos $6.000 millones para un centro de economía naranja, cuyo origen son los rendimientos del macroproyecto.

Para Cartagena, por su parte, en alianza con el Ministerio, la Alcaldía y la Fundación Pies Descalzos se han destinado recursos por $15.500 millones para la construcción de un colegio y un centro de desarrollo infantil para la comunidad de Villas de Aranjuez, y $7.000 millones para un Centro Sacúdete, en el que también participan Coldeportes y el Sena para la formación deportiva y en innovación para la comunidad. “De otra parte, ya se encuentra aprobada una inversión adicional por $16.500 millones por parte del Ministerio de Vivienda para la construcción de un colegio, un centro de desarrollo infantil y un parque”, explicó la Fundación.

Desarrollo integral

De acuerdo con Aguirre, el modelo de la Fundación consiste en atender el eje de desarrollo urbano, con todos los equipamientos, pero también el social y económico. Explica que el objetivo es que las familias que llegan a convivir pasen por procesos en los que reciben información sobre los servicios que ofrece el macroproyecto, así como la oportunidad de interactuar con su nueva comunidad. Luego se mantiene el acompañamiento para fortalecer organizaciones de base comunitarias.

Asimismo, se ha apostado por una cartografía social que permita tomar “decisiones de inversión coherentes con las oportunidades y necesidades de las comunidades”, dice Aguirre. “Es un proyecto colectivo”, resume, en el que la Fundación busca ser un gerente integral.

Por el lado del desarrollo económico, la idea es aprovechar las oportunidades de vinculación laboral que surjan de los propios proyectos de la Fundación o de las alianzas que la Fundación tiene con el sector privado de las ciudades, para conectar oferta y demanda de talento.

Entre otras estrategias, también está la formación de habilidades de personas en edad laboral, así como el acompañamiento a microempresarios que en el mercado local pueden ir encontrando oportunidades de negocio, proveyendo los productos y servicios que demanda la comunidad (víveres, farmacia, lavandería, etc.).

La jefe de la Oficina de Hábitat de la Secretaría Distrital de Planeación de Barranquilla, Orlenys Díaz Pertuz, comentó que la administración ve con buenos ojos el desarrollo del proyecto Villas de San Pablo. "Son hogares que se asientan en ese espacio y no quedan aislados o a su suerte, sino que sienten el apoyo del gobierno y de la Fundación para empoderarse, hacer una comunidad sostenible y resolver asuntos de tipo cultural, social y político".

Para el viceministro Saavedra, el siguiente paso es “profundizar” en lo que ya se ha hecho y acelerar el desarrollo de dos de las zonas con mayor potencial para vivienda en el país. Afirma que hay oportunidad de mejora, como afianzar el control urbano, para que no se repitan fenómenos como el de invasión de terrenos que ha ocurrido en Cartagena y que ha retrasado algunas de las metas e inversiones.

* El Espectador forma parte del grupo empresarial que respalda a la Fundación Mario Santo Domingo.

Por Redacción Economía*.

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