El pasado 24 de junio, las periodistas Matilde de Los Milagros y Catalina Ruiz Navarro publicaron una investigación en donde ocho mujeres de la industria audiovisual denuncian al renombrado director Ciro Guerra. Siete de las mujeres relatan episodios de acoso sexual y una de ellas, de abuso sexual.
La publicación generó reacciones de todo tipo. Mientras unos le solicitaban a la publicación y a las periodistas mantener la “presunción de inocencia” y el respeto al “buen nombre del director”, otros decían que la publicación era un “linchamiento público”, y pedían que las denunciantes salieran del anonimato, sin importar las consecuencias que acarrea el denunciar con nombre propio a un personaje público y poderoso (como Guerra en este caso).
Por eso, unas 350 intelectuales (todas mujeres y la mayoría feministas) firmaron un manifiesto en donde rechazan la manera en la que los medios de comunicación abordaron el debate. Por un lado, denuncian que personajes sin experiencia o conocimiento profundo de los asuntos feministas o de las mujeres, que son de interés público, hablen, entonces la conversación pierde rigor intelectual y se reduce a la lógica del escándalo y la actualidad.
“Esta falta de pluralismo se ha evidenciado claramente en el tratamiento de las recientes denuncias de acoso y abuso sexual contra el director de cine Ciro Guerra: los grandes medios le han abierto los micrófonos a personas sin ningún conocimiento en temas de violencia contra las mujeres; se han enfocado en proteger la reputación de Guerra y su “buen nombre” y, nuevamente, han relegado la discusión sobre la normalización del abuso y el acoso sexual al ámbito de lo privado, lugar que históricamente le ha sido atribuido a las mujeres”, escriben las firmantes.
Las mujeres también rechazaron el uso del término “linchamiento” que se usaron en las denuncias contra Guerra. “Considerando que la violencia contra las mujeres y la población LGBTIQ+ es transversal, pues se ejerce independientemente de la raza, etnia, clase social o edad, el país, también está en mora de debatir las razones estructurales que explican el aumento de los feminicidios, la violencia contra las mujeres trans y las violaciones a las niñas indígenas por parte de soldados del Ejército, sin que estas sean reducidas a un problema de “manzanas podridas” o de “casos aislados”.
Las firmantes son diversas y van desde Ángela María Robledo (representante a la Cámara), Yoko Ruiz (activista y directora de la Red Comunitaria Trans), Luciana Cadahia (académica y filósofa), Gloria Esquivel (escritora) y Sara Tufano (editora). Firmaron mujeres del Norte del Cauca, Carmen de Viboral (Antioquia), entre otras.
Las firmantes son: