Al comienzo prácticamente no hablaba. Le daba pena que su voz interrumpiera el silencio de la clase. Leía, repasaba y escribía callada, sola. Era muy pronto para tener amigos. Sin embargo, su corazón sonreía. El anhelo de estudiar relaciones internacionales se había hecho realidad. Estaba en Bogotá, en la Universidad Javeriana, formándose para ser profesional y algún día trabajar en un organismo multilateral o en la Cancillería.
Loren Vásquez tiene 17 años. Desde hace 11 vive en Villavicencio. Siempre ha brillado por su desempeño académico. Por eso nunca dudó en que entraría a la universidad. La plata no alcanzaba para pagar una institución privada en donde estuviera el programa de sus sueños: relaciones internacionales. Pero no iba a renunciar a la educación superior así que se presentó a Contaduría Pública en la Nacional. Y pasó. Con tan buena suerte que los resultados de su Prueba Saber 11 le permitieron presentarse al programa Ser Pilo Paga. Analizó con juicio varias instituciones y finalmente se quedó con la Javeriana.
Al comienzo vivió en una residencia en la calle 63 con 30, muy lejos para desplazarse sin contratiempos. En segundo semestre se cambió a tan sólo unas diez cuadras del campus. “Ya he aprendido a ubicarme. A mi familia la veo en vacaciones o viajo cada vez que hay un festivo”. Su mamá trabaja en finca raíz y su papá tiene un taller de mecánica. Su hermano menor todavía está en el colegio.
A Loren le brillan los ojos cuando habla del programa. “Es la oportunidad de mi vida. Puedo estudiar lo que quiero, planear mi futuro. Las puertas se le abren a uno completamente”. Y efectivamente no la ha desaprovechado. Está en nivel ocho de inglés y su promedio es de 4,6. Lo único que la entristece un poco es no poder disfrutar de las mismas oportunidades que tendrán la nueva generación de pilos que comenzaron este año: la posibilidad de la doble titulación, de intercambios e intersemestrales.