“Necesitamos que muchas mujeres sean profesoras de matemáticas”
María Figueroa habla de la transformación digital de las pruebas, del proyecto de inclusión para las personas en situación de discapacidad y del regreso de las competencias ciudadanas.
Juan Miguel Hernández / @JuanMiguel94
María Figueroa Cahnspeyer lleva 17 años trabajando por la educación en Colombia. Estudió biología en la Universidad de los Andes, hizo una maestría en educación del Teacher’s College, en la Universidad de Columbia, y tiene un doctorado en evaluación, en la Universidad de Stanford. Ha sido profesora de primaria, formadora de docentes e investigadora del Ministerio de Educación. Antes de llegar a dirigir el Icfes, Figueroa fue durante cinco años decana de la Facultad de Educación del Externado. En esta entrevista habla, entre otras cosas, del nuevo preicfes virtual, de la transformación digital de las pruebas y del proyecto de inclusión para las personas en situación de discapacidad.
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María Figueroa Cahnspeyer lleva 17 años trabajando por la educación en Colombia. Estudió biología en la Universidad de los Andes, hizo una maestría en educación del Teacher’s College, en la Universidad de Columbia, y tiene un doctorado en evaluación, en la Universidad de Stanford. Ha sido profesora de primaria, formadora de docentes e investigadora del Ministerio de Educación. Antes de llegar a dirigir el Icfes, Figueroa fue durante cinco años decana de la Facultad de Educación del Externado. En esta entrevista habla, entre otras cosas, del nuevo preicfes virtual, de la transformación digital de las pruebas y del proyecto de inclusión para las personas en situación de discapacidad.
El domingo 10 de marzo se realizaron las pruebas Saber 11, ¿cuál es el balance de la jornada?
El resultado es muy positivo: 92.373 ciudadanos presentaron el examen. La asistencia fue del 92,6 %. Además de las pruebas Saber 11, aplicamos las pruebas Pre Saber y la validación del bachillerato académico. Hubo 196 sitios, instalados en 79 municipios, en todos los departamentos del país. Unas 701 personas en condición de discapacidad presentaron las pruebas y 87 hombres privados de la libertad hicieron el examen en 20 centros de reclusión del país.
Unas semanas antes del examen, el Icfes lanzó por primera vez un preicfes virtual y gratuito para que los estudiantes se prepararan para las pruebas. ¿Cómo fue la acogida de este programa?
El Icfes tiene un preicfes, una herramienta que busca ayudar a los estudiantes a que se familiaricen con la prueba. No es un entrenamiento. Utilizamos preguntas reales que han salido en exámenes anteriores con el propósito de que los jóvenes puedan entrar, de manera gratuita y desde cualquier lugar del mundo, a una plataforma que reúne cientos de preguntas de matemáticas, lectura crítica, ciencias sociales, ciencias naturales e inglés. Esta vez tuvimos casi 95.000 usuarios activos. La plataforma se lanzó un mes antes de la prueba y se cerró el día anterior. La vamos a volver a abrir cada vez que haya un nuevo examen. No queremos que por miedo, angustia o inseguridad los estudiantes tengan malos resultados.
Otra novedad es el compromiso ético que pueden firmar los estudiantes al presentar la prueba. ¿En qué consiste, cuál es el objetivo?
Como país queremos apostarles a la legalidad y a la transparencia. Por eso decidimos invitar a los estudiantes a firmar por primera vez un compromiso ético antes de empezar la prueba. El acuerdo dice: “...Me comprometo a no hacer fraude, a no sacar material del examen, a no mirar al vecino”. El 98 % de los estudiantes que presentaron el examen firmaron el compromiso ético y no era obligatorio. Es una especie de código de honor. Creo que debemos empezar con esos pequeños gestos para que los estudiantes no hagan trampa. Queremos replicar este ejercicio en las pruebas Saber de 3, 5 y 9. Es un primer paso para combatir la corrupción.
Cuando se posesionó dijo que uno de los retos del Icfes sería hacer una transición hacia lo digital. ¿Cómo va ese proceso?
Queremos pasarnos gradualmente a pruebas en computador, en la medida en que sea posible. Hay que tener mucho cuidado para evitar que, por ejemplo, a un estudiante que sepa de computadores le vaya mejor que a uno que no sepa. Y que al que sepa mucho de ciencia y lectura crítica, el computador sea el que lo trabe. Eso no nos puede pasar. Ya empezamos el proceso en Saber Pro y en Saber TYT, que son los exámenes que se presentan al terminar la carrera profesional o técnica, respectivamente. En esa etapa del aprendizaje, el estudiante no debería tener ningún problema para presentar las pruebas en computador. En Saber 11 aún hay jóvenes de las regiones y de las escuelas rurales que no están tan familiarizados con la tecnología, por eso hay que hacer la transición paso a paso. Ya hicimos una prueba extemporánea del Saber Pro con 600 personas, todas en computador. También hicimos la prueba Saber TYT con 4.500 estudiantes de la Policía Nacional.
¿Cuáles son otros retos en los que está trabajando el Icfes?
El segundo reto es reconocer que aunque las matemáticas y el lenguaje son muy importantes, hay otras habilidades que nos ayudan a medir si el estudiante se está educando para ser un buen ciudadano. Es decir, tenemos que evaluar otras habilidades. Evaluar que pueda ser empático, autónomo, responsable y resiliente. Por eso hemos creado una unidad especial que evalúa habilidades distintas a las académicas y las vamos a empezar a aplicar en las próximas pruebas de 3, 5 y 9. No nos dan unos puntajes específicos, pero sí nos revelan información para saber si el estudiante es un ciudadano integral. La noticia es que las competencias ciudadanas regresan.
Al principio dijo que 700 personas con discapacidad habían presentado las últimas pruebas. ¿En que consiste el proyecto de inclusión del Icfes?
Nuestro proyecto de inclusión tiene como objetivo que la medición de la calidad educativa sea para todos. Por eso tenemos distintos apoyos para que las personas con discapacidad, que vayan a presentar las pruebas, lo puedan hacer con facilidad. Si hay personas con discapacidad de movilidad, por ejemplo, nosotros garantizamos que la prueba esté en el primer piso y no en el octavo. Si hay personas con discapacidad visual, tenemos disponible un intérprete que les ayuda a leer la prueba y va explicando las preguntas y así sucesivamente con el resto de las 12 categorías de discapacidad en las que los estudiantes se pueden registrar.
¿Cuáles son las principales dificultades en este proceso?
Este proyecto de inclusión lo hemos empezado a hacer en las pruebas Saber 11 y Saber Pro, pero queremos extenderlo a las pruebas de 3, 5 y 9. Tenemos más personas en condiciones de discapacidad en los primeros años del colegio y muy pocas en educación superior. Necesitamos, entonces, saber qué saben hacer, cuáles son sus habilidades para así garantizar el acceso a la universidad. El reto es articularnos como sistema de educación para que todos los jóvenes tengan acceso real al desarrollo de sus habilidades.En qué otros procesos de articulación con otras entidades están trabajando?
Tenemos un proyecto piloto muy bonito que estamos haciendo con el Icetex y el Viceministerio de Educación. Se llama el Icfesbot. Es un robot que chatea con los estudiantes antes y después de presentar la prueba. El sistema, que funciona con inteligencia artificial, le pregunta al estudiante qué quiere estudiar, qué le interesa y qué puntaje cree que va a tener, y sobre eso va lanzando opciones de orientación profesional: muestra la deserción de cada carrera y el retorno de dinero al graduarse. La idea es ayudarles a los jóvenes a que escojan lo que realmente quieren. El Icfes bot llega a través de un link en el celular por mensaje de texto, pero próximamente será por Whatapp.A nivel general, ¿cómo es el desempeño de los estudiantes en las pruebas?
Hemos mejorado mucho en lectura crítica, pero seguimos mal en matemáticas. Cuando llegamos a grado noveno el rendimiento se cae totalmente. Hay una teoría que podría explicar este fenómeno, y es que las mujeres que venían siendo buenas en matemáticas, cuando entran a la adolescencia, pierden el interés y la motivación. Es un fenómeno cultural, no hay ninguna diferencia en las capacidades. Por eso necesitamos que muchas mujeres sean profesoras de matemáticas.
¿Las pruebas saber actuales priorizan la memoria o el análisis?
El examen se está moviendo cada vez más hacia la medición de competencias. Entonces, las clases magistrales en las que se dictan puros datos de memoria, no son las mejores para una prueba de historia donde ya no te preguntamos ninguna fecha, sino posibles argumentos de la Segunda Guerra Mundial. Cada vez vamos más en ese sentido. Podemos clasificar el conocimiento en varios componentes. Uno es el declarativo, que es el de memoria o de los hechos, hoy en día no necesitas saber eso, porque la información está a un clic de distancia. Por eso, las pruebas se enfocan a lo que se puede hacer con el conocimiento. Queremos ciudadanos críticos, que resuelvan problemas y puedan tomar las mejores decisiones, no que repitan de memoria.