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Restaurar y no sancionar, una forma de manejar los conflictos en el salón de clase

¿Cómo tramitar los conflictos cotidianos y escolares desde la empatía y la reparación? ¿Cómo llevar la justicia a las escuelas de Colombia?

Juana Yunis Marulanda¨*
06 de febrero de 2024 - 03:13 p. m.
 Es clave que los jóvenes comprendan por qué en sociedades como la nuestra fue necesario llegar a un modelo de justicia transicional.
Es clave que los jóvenes comprendan por qué en sociedades como la nuestra fue necesario llegar a un modelo de justicia transicional.
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos Zuluaga

Acercar la justicia transicional con enfoque restaurativo a la comunidad educativa ha permitido generar reflexiones interesantes sobre la forma de tramitar los conflictos cotidianos y escolares desde la empatía y la reparación, y no solo a través de acciones punitivas. Trasladar la conversación sobre la justicia al ambiente escolar implica pensar en cómo resolver las controversias y desacuerdos del día a día, mirando más allá de los castigos. (Lea No hay dinero para financiar la educación superior de 30 mil estudiantes en Medellín)

En ese propósito, hemos tejido un camino pedagógico para llevar a la escuela los principios de la justicia restaurativa como eje de la construcción de paz. Y es allí donde el Programa Nacional de Educación para la Paz - Educapaz- y la Jurisdicción Especial para la Paz -JEP- unieron esfuerzos para crear ‘Justa-mente: aprendiendo sobre justicia y restauración’, iniciativa que, entre 2022 y 2023, llegó a 85 instituciones educativas de Córdoba, Antioquia, Cesar, Casanare, Norte de Santander, Casanare, Meta y Valle del Cauca. (Lea Desde 2025, universidades públicas territoriales deberán tener presupuesto adicional)

Dicho trabajo mancomunado ha permitido fortalecer en las comunidades educativas la comprensión de los daños ocasionados en el marco del conflicto armado, y el rol de la justicia transicional, con enfoque restaurativo, como respuesta a estos. A través de material didáctico, formación docente y conversatorios virtuales y presenciales -llamados “La escuela dialoga con la JEP”-, entre otras estrategias, hemos impactado a más de 2.500 estudiantes del país.

Nuestro objetivo es que los jóvenes comprendan por qué en sociedades como la nuestra fue necesario llegar a un modelo de justicia transicional que, por un lado, le otorga protagonismo al derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación, y, por otro, traza el camino para avanzar hacia un escenario de reconciliación, donde el tejido social colombiano logre restaurarse.

Hemos sensibilizado a docentes, estudiantes y padres de familia sobre los daños profundos que ha causado el conflicto armado y la necesidad de ir más allá de una justicia ordinaria, que hoy resulta insuficiente para reparar a las víctimas. (Lea Rector de la UdeA explica por qué hay estudiantes que llevan muchos semestres inscritos)

Con ‘Justa-mente’ buscamos desnaturalizar las violencias en el ámbito escolar. Poco a poco, hemos logrado que, desde allí, se empiecen a construir prácticas de justicia restaurativa que aborden distintas situaciones de conflicto familiar y escolar. Cuando estas se tramitan de manera asertiva, se fortalecen los vínculos de la comunidad.

Nuestra labor ha comenzado a dar frutos: algunas instituciones educativas han avanzado en la resignificación de su manual de convivencia -con menos acciones sancionatorias y más medidas restaurativas- y otras, incluso, han replanteado su malla curricular en aras de darle un lugar fundamental al objetivo de restaurar las relaciones humanas y las relaciones con los demás seres vivos, avanzando, así, hacia una apuesta de paz social, y más con la naturaleza.

Así mismo, instituciones educativas de varios municipios PDET han demostrado que, partiendo de una lectura de contexto, de un rigor pedagógico y de un compromiso con la ética del cuidado, es posible que las escuelas del país no estén de espaldas a la reflexión sobre el conflicto armado, y sobre los avances y desafíos del proceso de justicia transicional que vive Colombia.

Las instituciones educativas San Pedro de Urabá y Camilo Torres, en el Urabá antioqueño, son un ejemplo de esta gran apuesta: no solo han llevado al aula de clase la reflexión sobre los efectos del conflicto armado en su territorio —en particular el municipio de San Pedro de Urabá, donde se ubican—, sino que han logrado crear espacios de articulación para gestionar y transformar otro tipo de conflictos cotidianos —como la rivalidad entre ambas instituciones— en escenarios de cooperación y fraternidad. Hoy, sus prácticas de justicia no solo involucran a la comunidad educativa sino a otros actores del municipio, lo que ha permitido aportar a la construcción de paz territorial desde la óptica restaurativa.

La promoción de prácticas restaurativas escolares es, sin duda, un paso fundamental para convertir a estudiantes y docentes en verdaderos agentes de transformación social y cultural.

Posicionar la importancia de la justicia transicional y restaurativa en la agenda de la educación para la paz, y en otras políticas educativas, nos motiva a continuar propiciando el diálogo, el debate y el intercambio de saberes para lograr transformaciones pedagógicas que les otorguen, en un contexto transicional, un lugar primordial a las competencias ciudadanas, para la reconciliación y socioemocionales, ejes centrales de una sociedad más justa, democrática y pacífica.

*Directora ejecutiva de Educapaz

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Por Juana Yunis Marulanda¨*

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