¡Así como se lee! El carriel no nació en la tierra de los mineros paisas, ni el término se acuñó en las bellas letras de Tomás Carrasquilla (el escritor, no el “desplumador”, ese no se llama Tomás), ni es un invento de los tejedores o de los floricultores antioqueños. El carriel es un término importado, seguramente por gente muy viajada a los Estados Unidos, esos, sí, seguramente antecedentes necesarios de esos pujantes empresarios paisas de las exportaciones que tanto quisieron y quieren parecerse a los gringos, por eso no es de extrañar que ahora quieran darle a una palabra derivada del inglés, “carriel”, el aroma de símbolo patrio y cultural. En efecto, “carriel” se deriva de carry all (carga todo).
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Y aunque el diseño de los antioqueños seguramente es local, lo que no es de ellos es el concepto, ni la palabra. Algunos historiadores señalan que la expresión carry all era el denominativo que los vaqueros (cow boys) le asignaban a la bolsa de cuero en que cargaban sus utensilios más necesitados. Ahora me pregunto por qué no cambiamos el concepto “arriero” por pusher; por ejemplo, y lo cambiamos a “pucher” para que suene bien paisa.
Y si ya a este país le dicen “Columbia” hagamos el cambio de una vez por todas y así hacemos felices a los neocolombianos que se criaron en Black River y Big Savanah, y terminaron viviendo en el Yiuberrimo y “destroying” Columbia.