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El arte de los refugiados en medio de la pandemia

Dos convocatorias de expresión artística de ACNUR (el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados) han demostrado que las condiciones de vida a las que son sometidos los refugiados deben cuestionarse.

27 de julio de 2020 - 12:15 p. m.
Graffit del artista Vince Seven en el lado palestino del muro que separa a Israel y Palestina, un conflicto que ha generado la comunidad más grande de refugiados en Oriente Medio.
Graffit del artista Vince Seven en el lado palestino del muro que separa a Israel y Palestina, un conflicto que ha generado la comunidad más grande de refugiados en Oriente Medio.
Foto: Archivo Particular

En marzo de este año, la BBC titulaba que los refugiados sirios eran manipulados como peones por las pugnas entre la Unión Europea y Turquía, causadas porque el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció el 28 de febrero que dejaría de bloquear el paso de migrantes que intentan entrar a la Unión Europea a través de Grecia.

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Una de las mayores problemáticas que ha generado la COVID-19 a nivel global ha sido la afectación económica y laboral motivada por el confinamiento, la cual ha recaído directamente en los grupos de refugiados que habitan campos de acogida de ACNUR (el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados o UNHCR por sus siglas en inglés) o que continúan huyendo de países como Siria, Yemen o Palestina.

La COVID-19 ha evidenciado las desigualdades socioeconómicas estructurales de diferentes países del mundo, además de que ha exacerbado la xenofobia por el temor al virus; también ha demostrado que las condiciones de desplazamientos humanos deben ser transformadas, según análisis de organismos como Naciones Unidas.

Para el primer concurso de ACNUR Arte Juventud con los Refugiados, convocado desde hace dos meses, se recibieron dibujos y tiras cómicas de más de 2.000 participantes de 100 países, en el que 1 de cada 4 participantes era refugiado o solicitante de asilo.

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En otra convocatoria, niños y jóvenes refugiados en diferentes países, enviaron dibujos mostrando cómo desde la amabilidad y la empatía se podría contener el virus. Además, los dibujos normalmente iban acompañados de mensajes como: “deberíamos luchar juntos para derrotar al coronavirus. Ahora vivo en Grecia. La gente tiene una imagen de mí en sus mentes, pero yo soy quien soy”, firma Nesim, proveniente de Afganistán; o “soy un refugiado congoleño que vive en Kenia. Quería comunicar a través de mi pintura que la solidaridad es la mejor manera de proteger la vida de todos en el mundo de esta pandemia, incluidos los refugiados”; o el dibujo de Faida (nacida en Ruanda), acompañado de la descripción: “los refugiados en un campamento esperan recibir un corazón que simboliza el amor”.

Si bien medios de comunicación de diferentes lugares de enunciación como la DW o El Espectador han publicado artículos y columnas de opinión que señalan la importancia del sector cultural (las artes, el cine, la literatura) para sobrellevar la crisis -y su descuido económico en medio de la misma-; algo relevante que ha evidenciado la pandemia de la importancia de la cultura es que esta no sólo ha servido para aliviar los días de encierro de las poblaciones, sino que ha mostrado cómo desde ella se repiensan las formas de vida y de relacionamiento que traía la humanidad antes de la COVID-19, evidenciadas, por ejemplo, en los dibujos de los niños refugiados que claman por tener el derecho a ser verdaderamente acogidos y a tener voz en los lugares que ahora habitan.

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