El Magazín Cultural

El cine, ¿un espacio para cuestionarnos como sociedad democrática?

Este año se llevará a cabo el 3er Festival de Cine de Jardín, con el tema Cine y democracia, y bajo el lema del habitante al ciudadano, será una pequeña sede del laboratorio que nos ofrecerá distintos reportes.

Katerine Monsalve
10 de julio de 2018 - 10:14 p. m.
El festival de cine de Jardín, Antioquia, se celebrará del 19 al 22 de julio de este año.  / Cortesía
El festival de cine de Jardín, Antioquia, se celebrará del 19 al 22 de julio de este año. / Cortesía

“No se podrá repetir bastante que nada es más fecundo en maravillas que el arte de ser libre; pero no hay nada más duro que el aprendizaje de la libertad. El despotismo se presenta a menudo como el reparador de todos los males sufridos”.

Alexis de Tocqueville

 

La democracia fue el resultado de la utopía y el cansancio. Después de la Revolución francesa el orden social que subordinaba a los campesinos bajo el mandato del rey entró en crisis, aparecieron conceptos como la independencia individual, la legitimidad política del pueblo en el marco del pacto social, o consentimiento de la base social frente al poder político mediante la elección. El concepto más importante y definitivo es la igualdad de condiciones, pues proviene de las pasiones de esa base social.

Sin embargo, como en cualquier proceso humano, no faltaron los conflictos: el desarrollo de la historia fue mostrando que el valor sublime de la igualdad de condiciones no era tan natural como se esperaba, prueba de ello fueron las constantes luchas entre los hombres para que gobiernos y sociedades asimilaran el cambio. Un cambio que aún no se asimila. De otro lado, el hecho de que la legitimación del poder pasara a las bases sociales hizo que estas se concentraran más en sus derechos que en sus deberes, generando un individualismo que ponía en riesgo las responsabilidades como ciudadanos.

Otro problema lo expone muy bien Iván Darío Arango en su libro Bases conceptuales de la democracia: “la igualdad sería mera negación, solo contradicción del orden político feudal; sería el residuo de la crisis de autoridad que deja individuos independientes, por fuera de los señoríos, de los gremios y de las parroquias, listos para engrosar la mano de obra del capitalismo naciente en las ciudades”.

Este choque entre la utopía de un mundo igualitario y la distopía de la desigualdad, nos dice claramente que, sobre las bases conceptuales de la democracia y sus modos de aplicación hay más confusión que cualquier otra cosa.

Con este panorama por delante, el Festival de Cine de Jardín llega a su tercera versión, nos centraremos en el Cine y la democracia, bajo el lema: “del habitante al ciudadano”. Contaremos con invitados como: Sergio Becerra, Gonzalo Sánchez, Miguel Salazar, Alejandro Reyes, Luz Helena Sarmiento, Juan Pablo Durán, Pedro Adrián Zuluaga, Diego Rojas, Augusto Bernal, Lissette Orozco, Oscar Campo, Carlos Álvarez, Juan Carlos Arias, Laura Mora, Juan Sebastián Mesa,  Everardo González y Damián Alcázar; ellos se han hecho preguntas sobre la sociedad colombiana y latina, manifestando ciertas reservas frente a rasgos de la sociedad democrática como el individualismo, narcicismo, envidia y la vanidad; así como las pasiones del hombre moderno: el deseo de bienestar y la felicidad.

Everardo González, director de La libertad del Diablo, usa un testimonio extraído de su documental para darnos luces sobre las consecuencias de la individualidad moderna: es sobre un chico que por haber matado por primera vez a un ser humano recibe un Audi A4. Everardo sostiene que “no hay vida que valga para quien solo persigue eso. Eso está en las empresas, en los sistemas de salud, está en las farmacéuticas, está en toda la cultura moral que tenemos como sociedad (…). Incluso llegamos a engañarnos con la idea de que vivimos en un país libre y soberano, cuando vivimos con muchas libertades acotadas; pero la misma capacidad de consumo nos dice que tenemos opciones, nos han hecho creer que vivimos en un estado democrático”.

En el ensayo visual Cuerpos frágiles, de Óscar Campo, aparece una carpeta en la pantalla de un computador: J.MANUEL SANTOS ANUNCIA MUERTE DE RAÚL REYES. Abren la carpeta y acercan el video. Detrás de Santos, un rostro comienza a esbozar una sonrisa de felicidad, de triunfo; se trata de quien fuera el mejor policía del mundo, general Óscar Naranjo. Luego rueda otro video, el presidente del momento, Álvaro Uribe quien lee un comunicado: “esta lucha es por la felicidad de los niños, de las jóvenes generaciones de colombianos y de quienes habrán de venir”. Se refiere a las muertes que deben causarle felicidad al país… las muertes en la legítima defensa de la sociedad.

Así se termina de caer la utopía de la igualdad de condiciones y la libertad se ve solo en el horizonte, sobre todo en Colombia, donde el 42,65% del total de la tierra pertenece al 1% de la población. Y el 0.1% de la población es dueña de un poco menos del 20% de la tierra.

La consecuencia mayor de todo esto es una sociedad cuyos individuos tienen un vacío en el corazón, pues las capacidades de compasión y satisfacción material se diluyen. Según David Brooks en su columna Qué mantiene a Norteamérica unida, uno de los motivos de la gran brecha entre unos y otros, así como el vacío del corazón, es la falta de un propósito en común entre los ciudadanos, algo que los una; él lo llama “el experimento Americano de atraer personas de todo el mundo y crear la mejor sociedad posible, para servir de modelo a toda la humanidad”. De esta forma, una nación sería un gran laboratorio. Por eso cabe la posibilidad de que Colombia se pregunte si posee un experimento en común que lleve a sus ciudadanos a trabajar juntos.

Frente a este panorama, ¿qué opciones tenemos? David Brooks nos da una: “la conciencia Americana solo puede formarse a partir de los “reportes de laboratorio” que nos damos unos a otros sobre este experimento; las jeremiadas, discursos, canciones y conversaciones que describen el propósito de este experimento, en qué ha fallado y cómo deberíamos proceder ahora”.

Siguiendo esa línea de los “reportes de laboratorio”, el 3er Festival de Cine de Jardín, con el tema Cine y democracia, y bajo el lema del habitante al ciudadano, será una pequeña sede del laboratorio que nos ofrecerá distintos reportes.

Como en los años anteriores el festival tendrá, además de la muestra central de películas, procesos de formación de públicos y varias muestras alternas, entre ellas una selección del Centro Nacional de Memoria Histórica, las retrospectivas de Carlos Álvarez y Oscar Campo, una muestra de cortos locales, la selección oficial de cortometrajes caleidoscopio, programas de cine rural, cine en la escuela y proyecciones de cine expandido en las fachadas. En el seminario académico Cine y democracia nos reuniremos con investigadores, líderes sociales, cineastas, críticos y funcionarios públicos, quienes a través de conversatorios, conferencias y foros nos invitaran a reflexionar sobre este modelo político del cual queda mucho por decir y contrastar, pues como dijo Alexis de Tocqueville: “no se ha descubierto todavía una forma política que favorezca igualmente el desarrollo y la prosperidad de todas las clases de que la sociedad se compone”.

 

Por Katerine Monsalve

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar