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“El periodismo es literatura”: Laura Restrepo

La escritora colombiana toma en su más reciente libro, “Pecado”, el mal como eje central de la historia. Recordamos el papel que mantuvo durante las negociaciones de paz con el M-19 y su opinión sobre el actual proceso de paz.

Karen Viviana Rodríguez Rojas
22 de abril de 2016 - 02:00 a. m.

De Laura Restrepo se sabe que ganó el Premio Alfaguara de Novela 2004 por Delirio, que hizo parte de un grupo trotskista en Bogotá cuando tenía dieciocho años; pasó por la militancia en Bélgica, España y Argentina; participó en el proceso de paz con el M-19 durante el gobierno de Belisario Betancur y por lo mismo vivió su exilio en Cuba y México. Además, que estuvo tres años como periodista en la Revista Semana. (Vea aquí nuestro especial de la Feria del Libro de Bogotá)

Empezó a contar historias en un cuaderno rayado cuando tenía nueve años. En este existió un contraste entre las páginas impecables y con buena letra que firmó como Garzola, y las tachaduras y letra descuidada que escribía bajo el seudónimo de Mikerken.

Su “vida de novela”, como la denominó Antonio Caballero en 2004, ha estado marcada por los riesgos. En sus años de juventud se metió a la subversión y tomaba decisiones determinantes a nivel laboral o sentimental. Era como una nómada que se movía en medio de todos los pensamientos de izquierda.

Su valentía como mujer y conocedora de historias, en muchas ocasiones dolorosas, la llevó a crear personajes valiosos en su obra, como es el caso de Agustina, de Delirio; Lorenza, de Demasiados héroes, Violeta, en Hot sur. o Ana, uno de los personajes de su reciente libro, Pecado.

“Las mujeres siempre dan unos personajes muy enigmáticos. De alguna manera siento que la única revolución triunfante del siglo XX es la de las mujeres, porque el salto que se ha dado es monumental. Hoy por hoy el destino de la humanidad está en manos de mujeres y es notable desde la literatura, ahora son más las que leen”.

Aunque Restrepo reconoce el valor social de su género, con voz firme me dice que no le gusta caer en el esquema de hombres malos y mujeres buenas, para ella son de más valor la dignidad y bondad del ser humano. Es por esto que a la hora de escribir Pecado, su protagonista fue el mal como idea, no una persona, pues deseaba romper con todos los esquemas de género entre hombres y mujeres. “El mal es un terreno movedizo, gelatinoso, que no tiene márgenes tan definidos como queremos”.

Mientras mantiene su mirada fija en mí, Restrepo me habla de sus obsesiones literarias, las cuales han marcado su estilo narrativo. Uno de estos es la violencia. Afirma que como sociedad tenemos la necesidad de entender las circunstancias que nos ha tocado vivir.

“Independientemente del tema que estemos tratando somos colombianísimos, creo que hemos visto y vivido mucho. Si hay algo que como colombianos no tenemos, es ingenuidad”. Sin embargo, Restrepo también habla de la felicidad, esa que siente haber conocido y por lo que se empeña que esté presente en cada letra.

Haber hecho parte del proceso de negociación con el M-19 en 1980 le da posibilidad de reflexionar sobre el actual proceso de paz con las Farc. Pensativa pero segura, me explica que la negociación con el M-19 fue determinante para el país porque desembocó en una asamblea constituyente, y que del actual proceso le llama la atención la participación de la gente joven, pues para ella esta negociación de paz no es solamente entre la guerrilla y el Gobierno, es necesario que la sociedad se involucre para construir su futuro, por lo que la negociación fundamental tiene que ser con la misma sociedad.

Son notorias las expectativas que tiene sobre el proceso de paz con las Farc y el Eln, es por esto que al hablar de perdón entre víctimas y victimarios me dice: “Esta es una de las pocas palabras de la lengua que se cumplen con tan solo pronunciarlas, es por esto que tiene un valor enorme y hay que entenderla como la posibilidad de volver a empezar para que la venganza no se vuelva una especie de rueda eterna de la que no podamos salir”.

Hoy, con 66 años, Laura Restrepo también se toma el tiempo de recordar esos años de periodismo al lado de Gabriel García Márquez, a quien visitaba en su casa para que le corrigiera sus textos mientras trabajó en Semana. Declara que la importancia de que una nobel de literatura, Svetlana Alexiévich, sea periodista, está principalmente en reconocer que el periodismo es literatura.

Por esto solo desea tener muchos años más de vida para seguir contando historias desde su casa en Cataluña (España), esa casona del siglo XIV que un día albergó en sus establos cerdos y gallinas, y que hoy es el lugar en donde, acompañada de una taza de té, se gestan todas sus novelas y en donde las entrevistas se combinan con la ficción y dan origen a nuevos relatos.

*Laura Restrepo conversará con Gonzalo Mallarino en la Feria del Libro de Bogotá el próximo domingo 24 de abril.

Por Karen Viviana Rodríguez Rojas

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