El Magazín Cultural
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El precio no es correcto

Esta semana arrancó un juicio en contra de Apple que podría definir el modelo de venta de los libros electrónicos.

Santiago La Rotta
06 de junio de 2013 - 10:00 p. m.
Steve Jobs, fallecido cofundador de  Apple. / Flickr: Acaben
Steve Jobs, fallecido cofundador de Apple. / Flickr: Acaben

Después de poco más de un año de investigaciones, esta semana arrancó en una corte de Nueva York el juicio en contra de Apple en el que se pretende probar que la compañía orquestó una elaborada conspiración para manipular el precio de los libros electrónicos.

El juicio puede sentar un amplio precedente acerca de cómo se manejan los precios de los libros digitales, lo que a su vez podría afectar el modelo de negocios de venta en línea de empresas como Apple, por supuesto, y Amazon, el gran jugador en este terreno. Y, claro, todo esto afectaría a la industria editorial, si se tiene en cuenta que, sólo en Estados Unidos, los libros electrónicos representan el 20% de las ventas de las editoriales —en 2009 este porcentaje no superaba el 4%—.

La investigación en contra de Apple y cinco de las mayores empresas editoriales de Estados Unidos arrancó en abril del año pasado bajo la premisa de que, en las seis semanas anteriores a la introducción del iPad (en 2010), Steve Jobs, el fallecido cofundador de Apple, indujo a las editoriales a subir los precios de sus libros electrónicos. El mecanismo utilizado por Jobs fue la firma de una cláusula que obliga a las compañías a no vender sus productos en otras plataformas por debajo del precio que se ofrece en la tienda digital de Apple.

La intención de este acuerdo, en el cual supuestamente participaron Hachette Book Group, Simon & Schuster, HarperCollins, Macmillan y Penguin Group USA, era elevar los precios por encima de los US$10 (entre US$12,99 y US$14,99) y así hacerle frente al modelo de negocios de Amazon, el gran competidor de Apple en este campo, que muchas veces ofrece las novedades y los libros más vendidos a US$9,99.

Amazon controla hoy en día el 60% de las ventas de libros digitales; en 2010 su participación en este mercado era casi del 90%.

El acuerdo logrado entre Apple y las editoriales hizo que éstas, a su vez, renegociaran sus contratos con Amazon para subir el precio de sus productos en esta plataforma. Lo que el Departamento de Justicia argumenta es que esta suerte de conspiración permitió que el costo de los libros electrónicos subiera consistentemente en ambas plataformas (Apple y Amazon), con detrimento para el usuario.

Algunas de las pruebas que la justicia estadounidense presenta son una serie de llamadas entre los altos ejecutivos de las empresas editoriales involucradas, además de un correo entre Steve Jobs y James R. Murdoch, uno de los ejecutivos de la compañía que controla Harper Collins, en el que Jobs escribió: “Júntense con Apple y miramos si entre todos podemos crear un mercado de libros electrónicos que se base en el estándar de los US$12,99 y US$14,99”.

Desde la apertura de la investigación, las cinco editoriales involucradas firmaron un acuerdo con el Departamento de Justicia para evitar llegar a una corte y enfrentar multas que, en palabras de una de estas empresas, sobrepasarían los activos de la compañía.

El gran beneficiado en este escenario es Amazon, pues de cierta forma verá ratificada su posición dominante en el mercado.

Lo paradójico de la investigación del Departamento de Justicia es que, buscando evitar el monopolio sobre los libros electrónicos, el resultado de sus acciones podría reforzarlo, sólo que para beneficio de Amazon. Esta es una opinión que comparten personas como Scott Turrow, presidente del Sindicato de Autores de Estados Unidos.

Esta semana Aurélie Filipetti, ministra de Cultura de Francia, dijo lo siguiente: “Hoy todo el mundo está harto de Amazon, una compañía que, por su práctica de dumping, tira abajo los precios con el fin de penetrar en los mercados para después, una vez en una posición de cuasimonopolio, hacer que los precios vuelvan a subir”.

Lo dicho por Filipetti expresa la tácita desilusión alrededor de la promesa de libros más baratos, por un lado, y por el otro, contra una empresa que a los ojos de la industria editorial se cierne más como sentencia de muerte que como oportunidad de negocios.

En medio de todo, el mercado del libro electrónico ha sufrido una especie de desaceleración. El crecimiento, en 2012, de estos productos fue superior al 30%, pero estuvo lejos de igualar la marca establecida en años anteriores, cuando creció el doble durante cuatro años consecutivos.

Cosas como estas obligaron a Barnes & Noble, la mayor cadena de librerías en Estados Unidos, a repensar su estrategia digital: este año la empresa anunció que separaría su negocio de la fabricación del Nook, su propia apuesta de lector digital de libros.

slarotta@elespectador.com

@troskiller

Por Santiago La Rotta

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