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Encuentro con el diablo

El 27 de Abril de 2021, desde Hamburgo, volvemos a tomar la ruta para el norte del país a través de la autopista federal 1, de tráfico fuerte, porque es la vía que comunica con Dinamarca.

Oscar Seidel
13 de mayo de 2021 - 08:05 p. m.
En la imagen, la Iglesia Santa Marien (Marienkirche). Dice la leyenda que en el año 1200 d.C., cuando edificaron este templo católico, el diablo se emocionó pensando que sería una gran taberna o, al menos, así se lo hicieron saber los constructores, por lo que él mismo ayudó a edificarla.
En la imagen, la Iglesia Santa Marien (Marienkirche). Dice la leyenda que en el año 1200 d.C., cuando edificaron este templo católico, el diablo se emocionó pensando que sería una gran taberna o, al menos, así se lo hicieron saber los constructores, por lo que él mismo ayudó a edificarla.
Foto: Archivo Particular

A una distancia de 84 kilómetros y cerca de 1 hora, entramos a Schlagsdorf que es un municipio pequeño situado en el distrito de Mecklemburgo Noroccidental, en el estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental (Alemania). Aquí visitamos a Grenzhus, sitio que cuenta la historia de la frontera interior alemana entre el Mar Báltico y Elba desde 1945 hasta 1990, la perspectiva de la gente de ambos lados en la zona fronteriza, cómo reaccionaban a las presiones del régimen fronterizo de la RDA y la Guerra Fría. Este lugar histórico de aprendizaje se divide en un museo, un área al aire libre con barreras reconstruidas y un campo fronterizo “Grenzwege Schlagsdorf”. Una frontera de casi 1.400 kilómetros de largo dividió a Alemania durante casi 40 años con dolorosas consecuencias para las personas de ambos lados. Después de la demolición de las barreras fronterizas en el lado de la RDA, un “cinturón verde” de paisajes protegidos emergió de la franja de la muerte. El Grenzhus, inaugurado en 1999, forma el núcleo del sitio conmemorativo, en medio de la antigua zona restringida.

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Después de recorrer 21 kilómetros en 30 minutos, llegamos a Lübeck que es una de las ciudades más antiguas y pintorescas de toda Alemania, considerada por la Unesco como “prototipo de ciudad ideal del siglo XII”. En la Edad Media, fue la capital de la Liga Hanseática o Hansa, la federación comercial que reunía a casi 200 ciudades de toda Europa –desde Londres hasta Rusia–. La Holstentor (puerta de Holsten) es la torre Eiffel de Lübeck. Su ícono, su símbolo por excelencia, un perfil que cualquier alemán sabe reconocer y asocia a la antigua capital de la Liga Hanseática. Lleva ahí desde el siglo XV recordando a cualquiera que llegue a Lübeck la importancia de la ciudad, con una inclinación que es prácticamente igual a la de la torre de Pisa en Italia. Luego, buscamos la iglesia de Santa Marien y vimos desde afuera –porque estaba cerrada– su curioso reloj astronómico en funcionamiento, las cruces que recuerdan que la iglesia fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, y saludar la estatua de bronce del diablillo ubicada cerca de la entrada. Mi esposa me tomó una foto sentado con el diablo, que fue engañado por los constructores de la Iglesia Santa Marien (Marienkirche), la tercera iglesia más grande de Alemania. Dice la leyenda que en el año 1200 d.C., cuando edificaron este templo católico, el diablo se emocionó pensando que sería una gran taberna, o al menos así se lo hicieron saber los constructores, por lo que él mismo ayudó a edificarla. Cuando se dio cuenta del engaño, intentó destruirla con una gran piedra, pero uno de los trabajadores, para sosegar su ira, le prometió construir una taberna justo al lado (en una esquina está la Taberna Ratskeller que dicen fue la taberna prometida), el diablo aceptó el trato y desde entonces se sentó frente a la iglesia para intentar desviar a los hombres hacia su taberna.

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Varias horas antes de salir de Hamburgo, había hecho el plan literario con mi amigo alemán para conocer las casas de los nacidos en Lúbeck y ganadores de los Premios Nobel de Literatura: Thomas Mann (Autor de las novelas “Los Buddenbrook. Decadencia de una familia”; y “La Montaña Mágica”); y Gunter Grass (Autor de las novelas “El tambor de hojalata”; “Años de perro”; “El Rodaballo”). De igual manera, quería conocer la casa del ex primer ministro Willy Brand, ganador del Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, las casas museos de los escritores estaban cerradas para el público, más no, la del político. El Willy-Brandt-Haus Lübeck es un museo y un monumento al ex político alemán del SPD, canciller federal y premio Nobel de la Paz Willy Brandt, quien no nació en el edificio del centro de Lübeck, sino en el distrito de St. Lorenz. La Willy Brandt House Lübeck se inauguró el 18 de diciembre de 2007, cuando Willy Brandt cumplió 94 años en su ciudad natal de Lübeck. La exposición de la planta comprende secciones estructuradas cronológica y espacialmente de la vida de Willy Brandt.

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Nos despedimos de las dos alemanas que dirigen la casa, y de una ciudad en la que, a diferencia de Berlín, todos sus habitantes portan voluntariamente en la calle “la máscara” contra el coronavirus. Sin embargo, hay centros comerciales abiertos al igual que restaurantes que ofrecen comidas al aire libre, y no hay indicios de pánico colectivo por la pandemia.

Por Oscar Seidel

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