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Juana Balen Cancino: hablar del pasado y el presente apuntando al futuro

“El primer anticuario de Colombia” ha pasado de generación en generación y ha visto entrar y salir por sus puertas piezas de alto valor cultural e histórico.

Andrea Jaramillo Caro
17 de agosto de 2022 - 02:00 a. m.
Para Juana Balen Cancino, las antigüedades seguirán siendo relevantes por sentimientos como la nostalgia.
Para Juana Balen Cancino, las antigüedades seguirán siendo relevantes por sentimientos como la nostalgia.
Foto: Cristian Salazar Fotografía

Antes de convertirse en Balen Cancino Antigüedades, a este lugar se le conocía como Antigüedades María Cancino, que se fundó en 1907, ¿cuál fue su origen?

El anticuario comienza con la librería La Luz, situada en la Plaza de Bolívar de la ciudad de Bogotá. En aquel entonces, don Antonio Cancino Jaramillo, mi abuelo y descendiente del general José María Córdova, coleccionaba y rescataba gran cantidad de libros incunables, por lo cual sus conocidos lo alentaron a seguir en búsqueda de muchas otras piezas interesantes. A esto se sumaron antigüedades y obras de arte, algunas heredadas desde sus antepasados, como el general Córdoba, y otras que rescataba en sus frecuentes viajes y que posteriormente llegaron para que, con su ayuda, se fundaran museos del país como el de la Casa del Florero o mejor llamado la Casa del 20 de Julio; el Museo Colonial, Museo Nacional de Colombia, Museo de Arte religioso, entre otros. Así nace “El primer anticuario de Colombia”. Posteriormente sus hijas siguieron el negocio en este mismo lugar, en la Casa Consistorial del Cabildo Eclesiástico, entre la Capilla del Sagrario y la Catedral Primada, una edificación de tres pisos donde en cada rincón los clientes podían recorrer a través de mágicos objetos las historias desde la Nueva Granada hasta la Colombia republicana, así como miles de historias y recuerdos de nuestra Bogotá cachaca.

En su historia de 115 años, ¿cómo se han adaptado a los tiempos?

A través de los años, el Anticuario de María Cancino ha tenido varias sedes. Una de ellas se transformó en Balen Cancino Antigüedades, que se fundó con don Pablo Balen Cuéllar. Esto debido a los constantes movimientos en la Plaza de Bolívar, como lo fue el Bogotazo del 9 de abril de 1948 y la toma del Palacio de Justicia del 6 de noviembre de 1985, eventos que presenció mi madre debido a la ubicación de su anticuario. Estas razones fueron suficientes para decidir posteriormente mover la sede al norte de la ciudad, donde sus distinguidos clientes de varias partes del mundo la visitaban, pues ella es una mujer muy especial por su sentido del humor y su carismática personalidad. Con el pasar de los años, ella diversificó varias tendencias en decoración, donde impuso lo antiguo en contraste con lo moderno, estilo que encantaba a los decoradores y diseñadores, que llevaron sus ideas al máximo nivel por la calidad y belleza única de los artículos que con ella podían conseguir. Lógicamente, internet y las redes sociales ayudaron a promover rápidamente el negocio a través de imágenes acompañadas de frases como “lo antiguo nunca pasa de moda”. Llegaban las grandes casas de moda a solicitarle que decorara sus vitrinas, pues siempre ella daba ese toque de elegancia en materia de decoración y arte, esta ha sido otra vertiente muy prolífera que de la mano del arte y las antigüedades ha mantenido vigente la marca. En concordancia con los tiempos actuales, decidimos unificar todo en una sede, la cual es virtual.

¿Cuáles han sido algunas de las piezas que más han marcado su historia?

La pieza más recordada es la capa del Libertador que rescató mi abuelo, Antonio Cancino. Las miniaturas del maestro Espinoza que mi madre, María Cancino de Balen, llevó al Museo Nacional de Colombia. Un bargueño de las Carmelitas Descalzas, un cuadro religioso abandonado en mal estado, documentos y pertenencias de próceres de la patria y dignatarios coloniales, entre muchas otras, todas de incalculable valor histórico y cultural.

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¿Cuál es la historia detrás de ellas?

Cuando mi abuelo Antonio Cancino rescató la capa del Libertador, se puso de inmediato en contacto con su amigo, el presidente Eduardo Santos, para llevar la pieza al Museo Quinta de Bolívar, donde actualmente reposa en la bóveda y eventualmente es expuesta en exposiciones temporales con la placa donde se menciona su nombre. Las hermanas Carmelitas Descalzas buscaron a mi abuelo para ofrecerle unas antigüedades y así suplir unas necesidades que estaban enfrentando, de esta manera mi abuelo adquiere un bargueño, que en inicio no era fuera de lo común, pero cuando mi abuelo lo inspeccionó encontró un compartimento secreto y dentro de este algo inesperado: una cantidad muy significativa de monedas de oro. Mi abuelo, que era muy buen católico y piadoso, hizo la devolución del bargueño con todo su contenido, que usaron las hermanitas de esta comunidad para iniciar las obras de su convento. Un cuadro religioso a blanco y negro, ya casi para romperse, sin enmarcar y totalmente falto de cualquier cuidado lo rescató mi madre. Ella, que heredó su devoción de mi abuelo, lo hizo enmarcar y lo llevó a casa para que hiciera parte del altar donde ella acostumbra a orar, lo interesante de esta obra es que tiempo después empezó a recuperar sus colores y a aparecer en su pie una escritura en castellano antiguo. Lo llevamos ante un sacerdote que dio fe de lo ocurrido y nombró este hecho como “acto de renovación”, esta obra aún la conservamos por la importancia del hecho para nuestra devoción. Estos documentos y piezas históricas han llegado desde siempre por los vínculos de mis padres. Mi padre era sobrino de don Eduardo Balen y Pizano, coautor de Genealogías de Santa Fe de Bogotá, lo cual nos ha dado el privilegio de conocer personas grandiosas, que inmersas en la historia de nuestra patria han dejado un legado que nosotros aún seguimos compartiendo. ¡Son muchas las piezas y cada una tiene una historia muy particular! Por las manos de mi madre han pasado obras de arte de muchos artistas de la Escuela de la Sabana que hoy día reposan en grandes museos, pues ante todo mi madre hacía brillar el interés cultural sobre el particular, de lo cual me siento muy orgullosa pues ella siempre luchó por este compromiso.

¿Cómo consiguen las piezas?

Existen muchas fuentes. Las más usuales son las piezas que por herencia las familias han pasado de generación en generación y nos contactan a través de las redes sociales para conocer su valor, es así como se ofrece también el servicio de avalúo. Otra forma es que algunas personas que deben viajar fuera del país desean vender sus bienes y así nos contactan para que vayamos a ver estas obras, donde sin duda se encuentran piezas muy interesantes. Anteriormente muchas personas que recorrían otras ciudades traían a Bogotá muchas piezas antiguas y así se va conformando un mercado de oferta y de demanda donde el arte cuenta una historia detrás de cada pieza. También en los mercados extranjeros muchas personas al viajar traían recuerdos a Colombia o extranjeros que traían consigo sus menajes que heredados a sus familiares consideran que ya deben salir al mercado.

¿Cómo es el trabajo desde que las reciben hasta que se venden?

Hacemos primero el avalúo de las piezas donde ubicamos la pieza en un marco histórico y cultural, realizamos un estudio muy completo que puede durar semanas, después nos reunimos con el cliente y logramos establecer el precio y comenzamos a ofrecer estas piezas mediante subastas, ventas directas, internet, etc. Actualmente tenemos un inventario virtual el cual nos permite ofrecer las piezas a través de medios tecnológicos, este ha sido un cambio muy positivo que trajo la tecnología, sin embargo, hay casos donde debemos enseñarlas de manera física. Varias veces al año realizamos subastas donde yo actúo como martillo y mediante estos eventos llegamos a muchas personas y ciudades que tal vez no puedan ir presencialmente.

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¿Cómo ve a Antigüedades María Cancino en el futuro?

“Las antigüedades nunca pasarán de moda”, pues siempre guardan un lazo sentimental con nuestras familias, amigos, lugares. Por experiencias que llevábamos atadas a nuestra vida y rememoramos con nostalgia, también porque la historia universal ha sido contada a través del arte, donde no solamente cuadros o pinturas han relatado escenas importantes de la humanidad. Desde el arte rupestre y pasando por el legado indígena en el caso de América, vemos como varias tendencias que se derivan del arte como la joyería, la escultura, el diseño y la arquitectura, incorporan tradicionales estilos que siempre serán muy apetecidos. Las antigüedades siempre hablarán de un pasado y un presente apuntando hacia un lugar muy especial en el futuro, por todo lo que pueden llegar a significar. Seguiremos teniendo pasado, seguiremos teniendo recuerdos, seguiremos teniendo historia. Seguiremos teniendo antigüedades y seguiremos llevando con nosotros el legado de mis padres y de mi abuelo, Antigüedades María Cancino en el futuro seguirá existiendo no solo en los corazones de quienes la conocen sino en la Historia de Bogotá, historia que seguiré escribiendo yo: Juana María Balen Cancino.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com

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