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La edición del 31 de agosto de 1946 de la revista New Yorker tuvo 150 páginas que contenían un único artículo, escrito por John Hersey. Donde usualmente iba una columna de opinión estaba una nota de los editores de la revista que decía: “A NUESTROS LECTORES. Esta semana, The New Yorker dedica todo su espacio editorial a un artículo sobre la destrucción casi total de una ciudad por una bomba atómica, y lo que le sucedió a la gente de esa ciudad. Lo hace con la convicción de que pocos todavía no hemos comprendido el increíble poder destructivo de esta arma, y todos podrían tomarse un tiempo para considerar las terribles implicaciones de su uso. Los editores”.
Juan Gabriel Vásquez tradujo al español las 30,000 palabras que escribió Hersey en su visita a Japón en mayo del 46 y en el prólogo que preparó cuenta que la idea para esta historia se gestó desde una preocupación por la sociedad y la pérdida de las cualidades humanas con las bombas de Hiroshima y Nagasaki.
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