El Magazín Cultural

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26 Feb 2016 - 4:18 a. m.

La fuerza de gravedad vs. la centrípeta

La dignidad desde el punto de vista de un mayordomo inglés que estuvo cerca de hombres que tomaron decisiones importantes en el siglo XX. “Los restos del día” de Kazuo Ishiguro.

Isabel-Cristina Arenas, El cisne: libros y espacios

Pau Casals, violonchelista y compositor catalán, rechazó tocar en Rusia y en Alemania porque no estaba de acuerdo con sus gobiernos. Tampoco dio conciertos en países que reconocieron a Franco. El 1º de diciembre de 1955, la activista de derechos civiles Rosa Parks no quiso ceder su asiento a un hombre blanco; se negó a moverse a la parte de atrás del bus, en donde le correspondía sentarse según la ley. En enero de este año, el gobierno de Italia cubrió las esculturas desnudas de los Museos Capitolinos para no ofender al presidente de Irán, Hasan Rohaní, que estaba en el país firmando contratos por 17.000 millones de euros. En Colombia, la cifra de niños que han muerto de sed y desnutrición en La Guajira se acerca a 5.000, mientras tanto los familiares de los miles de desaparecidos en el país esperan recuperar los cadáveres de sus seres queridos para sepultarlos con dignidad.

“Cargo o empleo honorífico y de autoridad”, esta es una de las definiciones de dignidad según la Real Academia Española. Existen otras siete, dos de ellas circulares, de esas que no llegan a ningún lado: “Dignidad: persona que posee una dignidad”. Es más sencillo expresarla con ejemplos. No es orgullo, no es altanería, no es realeza, no tiene nada que ver con militares, dinero, obispos o políticos. Un arquetipo de dignidad es un mayordomo con el mentón hacia arriba, y si es inglés mejor. En Los restos del día, de Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954), Stevens reflexiona sobre la “dignidad de su condición” y los 35 años que estuvo al servicio de lord Darlington, un miembro poderoso de la clase dirigente de Inglaterra con inclinaciones fascistas. Es 1956 y el mayordomo sale de viaje en un Ford que le ha prestado su nuevo patrón, el norteamericano míster Farraday.

¿Qué es ser un gran mayordomo? Se pregunta Stevens durante todo el viaje, pero podría cambiarse a ¿qué es ser un gran _______? Y poner en este espacio: político, profesor, padre, periodista, ser humano. El mundo es una rueda, como dice Stevens, o Ishiguro a través de Stevens, y no una escalera en donde los que están en el peldaño más alto son los que gozan de mayor prestigio, porque, como se ha visto recientemente, cualquiera puede caerse de la punta de la escalera de un momento a otro. Los grandes mayordomos quieren estar muy cerca del eje de la rueda, porque es ahí donde se toman las decisiones realmente importantes: como los tratos de lord Darlington para lograr alianzas entre Inglaterra y Alemania. Alrededor, claro, giran el resto de los mortales.

Kazuo Ishiguro vive en Gran Bretaña desde los seis años, estudió música durante su niñez, pero prefirió convertirse en escritor. Entre otros libros premiados tiene en su biografía Pálida luz en las colinas, Un artista del mundo flotante y Nunca me abandones, traducidos en la editorial Anagrama. Este último y Los restos del día han sido llevados al cine. Con Anthony Hopkins como Stevens, la película homónima obtuvo ocho nominaciones al Premio Óscar, pero como pasa muchas veces con los libros en el cine: el amor se roba parte del protagonismo. Aunque no se puede negar que el papel de miss Kenton, el ama de llaves que aparece desde la primera página y en varias ocasiones confronta los actos del protagonista, es uno de los motivos por el que Stevens sale de viaje.

Stevens escribe que la dignidad de su trabajo está en “servir a caballeros que contribuyan al progreso de la humanidad”. El problema, otra vez el mismo, es de qué manera se define el progreso, qué entienden lord Darlington y sus amigos cuando dicen que la humanidad necesita líderes que tomen decisiones sin tanto rodeo, que la democracia es algo de otra época, “ideas anticuadas según las cuales es la voluntad del pueblo la que debe regir nuestro destino y todas esas cosas”. Stevens tiene la oportunidad de demostrar ante su amo “la dignidad propia de su condición”, cuando de cierta forma se hace realidad la historia de un tigre que su padre, también mayordomo, siempre le contaba. La fuerza centrípeta para los poderosos que van en la rueda y la de gravedad para los que suben la escalera. En cualquier caso siempre se puede actuar con dignidad.

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