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En el año 2015, el Consejo Superior de la Universidad ICESI decidió crear el primer programa para pregrado de ingeniería bioquímica. Gonzalo Ulloa, el decano de ingeniería, y el empresario Ernesto Altma diseñaron el programa de pregrado para abrir espacios de investigación y educación más especializados, con tecnología de punta, que aportarán al Valle del Cauca en sus procesos bioquímicos. Nelson Caicedo, ingeniero y jefe del departamento de ingeniería, y Carolina Orozco, egresada de ingeniera química de la Universidad del Valle, quien comenzó a dar clases en la ICESI desde el 2012, son los que lideran la construcción y el mejoramiento del nuevo pregrado de ingeniera bioquímica. Para este nuevo programa, la universidad invirtió en la construcción de una infraestructura complementaria con Laboratorios de Procesos Químicos, Termodinámica y Fluidos, además una planta piloto, que permiten tener los más altos estándares internacionales de calidad para formar profesionales.
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Con la idea de impactar en la región del Valle del Cauca, por la vocación agrícola de nuestro departamento, la nueva ingeniería trabaja, según cuenta Orozco, en diferentes campos de acción: la industria de procesos fermentativos y enzimáticos, la industria alimenticia, la industria química, la industria farmacéutica, la industria de producción de nuevos biocombustibles, la agroindustria, y en las plantas de tratamiento de residuos sólidos y líquidos.
Orozco explica que el 20.3 % del Producto Interno Bruto (PIB) del Valle del Cauca depende de los sectores basados en transformaciones bioquímicas. Es por ello que el aprovechamiento de materias primas para la mejora de procesos existentes, o la obtención de nuevos productos, ya es posible gracias a la ingeniería bioquímica que también abre la posibilidad de encontrar nuevas fuentes alimenticias, de crear nuevas tecnologías y de elaborar procesos de descontaminación del medio ambiente. Orozco añade, además, que con este pregrado se lograrán generar nuevas industrias de base biotecnológica para producir empleo y ser un motor para la economía nacional.
Es importante conocer las historias de aquellas personas que hicieron parte del proceso de formación, los profesionales que tomarán la batuta como los primeros en recibir el título de ingenieros bioquímicos de Colombia. Orozco resalta que más del 60% del programa lo integran mujeres y que el sábado pasado fueron cuatro de ellas quienes se recibieron con Magna Cum Laude. Hablamos con ellas.
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Luisa Téllez, de veinte dos años de edad, es ahora la primera ingeniera bioquímica de Colombia, carrera que escogió por sus afinidades escolares. A ella le gustaban esas materias en el colegio y por ello ingresó a la ICESI, no solo obteniendo buenos puntajes sino, además, ganando una beca de investigación en Estados Unidos para estudiar, según nos cuenta, los procesos de degradación de proteínas y su relación con enfermedades neurodegenerativas. Al retornar decide hacer su tesis en Valparaíso, Chile, continuando con la investigación en el uso de la carne. Téllez se graduó con honores.
Otra de las protagonistas es Ángela Sofía Cabezas, también con veinte dos años y oriunda de Pasto. Ella decidió estudiar la ingeniería en bioquímica con el fin de encontrar soluciones a las problemáticas ambientales. Su tesis meritoria se desarrolló en torno al sector azucarero, con base en el bagazo de caña. Por otra parte, Luisa Fernanda Henao, de la misma edad que sus compañeras, entró a la ICESI a estudiar ingeniería bioquímica terminando con tesis meritoria, ya que investigó sobre la bioconversión de lignina extraída del bagazo de caña, importante para el sector agrícola e industrial de nuestra región. Por último, María José Méndez estudió este pregrado con el fin de contribuir a la sociedad. Su tesis también la realizó en Chile y trabajó con las saccharomyces cerevisiae. En una entrevista realizada hace pocos años, cuando cursaba cuarto semestre, Méndez aspiraba crear su propia línea de maquillaje basándose en procesos bioquímicos que le permitieran obtener maquillaje de nuevas materias primas y así innovar en el mercado.
En conclusión, la ingeniería bioquímica es una apuesta potencial para la economía sostenible de Colombia y abre campos de acción para jóvenes que deseen desempeñarse en las industrias como la alimenticia, la farmacéutica, la energética o la de producción de nuevos combustibles.