María Cano, la roja flor de la clase obrera
Daniela Rodriguez, estudiante de la Universidad Nacional de Colombia, miembro del colectivo feminista Blanca Villamil, realiza una reseña de la obra de Beatriz Helena Robledo.
Daniela Rodríguez /especial para El Espectador
En el Primero de Mayo de 1925, fue elegida como Flor del Trabajo, constituyendo el viraje en su vida para convertirse en dirigente socialista, en gestora y líder de cambios y luchas. Su trabajo barrial suscito la fe casi religiosa en la gente, que la empezaba a llamar “la Virgen proletaria”. Es en el Segundo Congreso Obrero en 1925 que se crea la Confederación Obrera Nacional (CON) constituyéndose como la antesala de la creación del Partido Socialista, donde María estaba encargada del Comité pro-preso político y liderando la lucha contra el proyecto de la pena de muerte. Pero es en la gira por Segovia y Remedios que se descubre el poder de oratoria y agitación de María. Con este reconocimiento y posicionamiento en el movimiento obrero, dado el Tercer Congreso en 1926 se crea el Partido Socialista Revolucionario (PSR), bajo la dirección de María Cano, Tomás, e Ignacio Torres Giraldo, amor de vida de Cano.
Los años después de la represión brutal de 1928 fueron lamentables tanto para ella, como para el PSR. Es encarcelada y acusada de “rebelión” por haber instigado la huelga de las bananeras; la insurrección planeada para el 29 de julio de 1929 por el PSR fracasó por problemas de comunicación en medio de la encarcelación de sus dirigentes. Y el trastazo final, fue el juicio político realizado por el presídium de la Internacional Comunista (IC) a las ex dirigentes del PSR por organizar, según la IC, la lucha armada sin consentimiento partidista. Se separa con indignación del PSR, convertido en el Partido Comunista, por considerar una “difamación” su juicio y por lo que significaba “echar” al traste todo lo construido y luchas emprendidas para plegarse a las orientaciones soviéticas.
El ser traicionada y la despedida de años de entrega a la revolución, causó en ella un estado anímico progresivamente desconsolador. Encuentra trabajo como obrera en la Imprenta Departamental, pero en la esfera política no volvería a dar luz con el mismo brillo. Muere sola el 26 de abril de 1967 y su legado, como ella lo reconocería en el mensaje del 8 de marzo de 1960 a la Organización Democrática de Mujeres de Antioquia, quedaría palpitante porque la Flor roja del trabajo fue la mujer histórica de la rebeldía que encarnó las luchas obreras, logró la organización y una gran compenetración con la clase obrera; en últimas, alcanzó ser una auténtica revolucionaria, roja y ardorosa brillando contra la oscuridad y alumbrando los caminos de la dignidad y justeza.
*Estudiante de la Universidad Nacional de Colombia
En el Primero de Mayo de 1925, fue elegida como Flor del Trabajo, constituyendo el viraje en su vida para convertirse en dirigente socialista, en gestora y líder de cambios y luchas. Su trabajo barrial suscito la fe casi religiosa en la gente, que la empezaba a llamar “la Virgen proletaria”. Es en el Segundo Congreso Obrero en 1925 que se crea la Confederación Obrera Nacional (CON) constituyéndose como la antesala de la creación del Partido Socialista, donde María estaba encargada del Comité pro-preso político y liderando la lucha contra el proyecto de la pena de muerte. Pero es en la gira por Segovia y Remedios que se descubre el poder de oratoria y agitación de María. Con este reconocimiento y posicionamiento en el movimiento obrero, dado el Tercer Congreso en 1926 se crea el Partido Socialista Revolucionario (PSR), bajo la dirección de María Cano, Tomás, e Ignacio Torres Giraldo, amor de vida de Cano.
Los años después de la represión brutal de 1928 fueron lamentables tanto para ella, como para el PSR. Es encarcelada y acusada de “rebelión” por haber instigado la huelga de las bananeras; la insurrección planeada para el 29 de julio de 1929 por el PSR fracasó por problemas de comunicación en medio de la encarcelación de sus dirigentes. Y el trastazo final, fue el juicio político realizado por el presídium de la Internacional Comunista (IC) a las ex dirigentes del PSR por organizar, según la IC, la lucha armada sin consentimiento partidista. Se separa con indignación del PSR, convertido en el Partido Comunista, por considerar una “difamación” su juicio y por lo que significaba “echar” al traste todo lo construido y luchas emprendidas para plegarse a las orientaciones soviéticas.
El ser traicionada y la despedida de años de entrega a la revolución, causó en ella un estado anímico progresivamente desconsolador. Encuentra trabajo como obrera en la Imprenta Departamental, pero en la esfera política no volvería a dar luz con el mismo brillo. Muere sola el 26 de abril de 1967 y su legado, como ella lo reconocería en el mensaje del 8 de marzo de 1960 a la Organización Democrática de Mujeres de Antioquia, quedaría palpitante porque la Flor roja del trabajo fue la mujer histórica de la rebeldía que encarnó las luchas obreras, logró la organización y una gran compenetración con la clase obrera; en últimas, alcanzó ser una auténtica revolucionaria, roja y ardorosa brillando contra la oscuridad y alumbrando los caminos de la dignidad y justeza.
*Estudiante de la Universidad Nacional de Colombia