El Magazín Cultural
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Retratos de humanidad

El Ministerio de Cultura publicó la principal dramaturgia del fundador del Teatro Experimental La Mama, presente en la Filbo.

Natalia Herrera Durán
29 de abril de 2013 - 10:00 p. m.
Eddy Armando Rodríguez comenzó su carrera en el teatro en 1962. / Fotos: Archivo personal
Eddy Armando Rodríguez comenzó su carrera en el teatro en 1962. / Fotos: Archivo personal

El teatro no deja plata. Y de esto es muy difícil vivir, pero no me gusta quejarme porque decidí dedicarme a esto, escogí este camino, que es como la vida misma, dura, complicada, tortuosa.Eddy Armando Rodríguez

Eddy Armando Rodríguez inició su carrera artística como actor en el Taller del Parque Nacional, en 1962, y en 1966 fundó junto a un grupo de artistas la Casa de la Cultura, el actual Teatro de La Candelaria. En 1968 conformó con otros grandes del teatro del país el Grupo de Teatro Experimental La Mama y siguió en su búsqueda artística hasta abrir la primera sede en un galpón que quedaba en la carrera 13 con calle 48. Fueron tiempos de efervescencia política —participó en la fundación del M-19—, que terminaron con desalojos, protestas y exilio.

De regreso al país en 1976, Rodríguez logró que el Gobierno le entregara en comodato por parte del Instituto de Desarrollo Urbano la sede donde durante 35 años, y hasta el día de su muerte, se presentaron las obras de La Mama: El Abejón Mono, Joselito Carnaval, Faunábula de un ecocidio, Los tiempos del ruido, La incertidumbre del amor, En sueños de Bolívar, La melodía de Hamelín, entre muchas otras.

Luchó contra la apatía política con sus palabras y con sus obras, dice Regina Gutiérrez. En sus obras hay discursos sociales, radiografías y retratos de Colombia, como en Entre besos y peloteras, escrita desde las tablas, a partir de las provocaciones de Rodríguez, de las pasiones, demonios y amores de los actores. Un ejercicio por entender la naturaleza humana que quedó retratado en las palabras de uno de los personajes de la obra —el escritor—, quien tras la muerte de su compañera en un fuego cruzado se pregunta: “¿De qué miseria humana fuimos creados, que terminamos volviendo mierda lo que más queremos?”.

Sus compañeros, estudiantes y amigos recuerdan que él mismo armaba las escenografías con enormes barras de acero que distinguieron sus obras. El esqueleto de ese trabajo, su principal dramaturgia, acaba de ser publicado por el Ministerio de Cultura, dentro de la colección Grandes Creadores del Teatro Colombiano, y esta semana se encuentra en la Feria Internacional del Libro.

“Entramos a esta última escena: se fue bajando el volumen y cerrando el telón. Así saliste entre aplausos de tu casa para entrar entre aplausos al cosmos, al mar, al viento, libre y ligero. Allá donde estés que siga tu función porque acá también va a seguir”, escribió sobre su muerte, la madrugada del 31 de diciembre de 2011, Verónica Rodríguez, su hija. Una frase premonitoria de esta publicación que revive su trabajo.

nherrera@elespectador.com

@Natal1aH

Por Natalia Herrera Durán

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