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¿Considera que el Centro Democrático tiene oportunidades reales de ganar en estas elecciones?
El Centro Democrático es un partido nuevo. Hay que recordar que nació hace cinco años y que está haciendo unas grandes apuestas a nivel regional. Este partido demostró el año pasado una gran fuerza en las elecciones al Congreso en las que ganamos varias curules: quedó Alejandro Corrales como senador y Gabriel Jaime Vallejo como representante a la Cámara. En ese sentido, la tarea del partido se ha orientado en buscar líderes comprometidos, con una hoja de vida intachable.
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Una vez los dos congresistas ganaron en el Capitolio, decidieron trabajar por las apuestas locales. Tenemos candidatos en los diferentes municipios, a la gobernación va Eduardo Cardona y yo a la alcaldía de Pereira. Pienso que ese ejercicio ha sido ganador. Nosotros iniciamos en la carrera electoral con encuestas muy bajas, pero en este momento somos una opción real para llegar a la alcaldía, porque en este momento en Pereira pesa el voto de opinión. Los ciudadanos están entendiendo que deben participar y dar su voto a conciencia. Porque sino participan los que no queremos que retomen el poder, lo harán.
¿Cuáles son las prácticas ilegales que usted ha visto en estas elecciones?
Tenemos candidatos que arrancaron por firmas, que realmente no terminaron avalándose por firmas. Eso es trampa porque finalmente uno no puede visibilizarse un año antes si después no se inscribió por firmas. Hay unas campañas que basan su fuerza en el poder económico para empapelar la ciudad con su publicidad. Pero no solo eso. Están mostrando ese poder cuando le dan plata a los líderes o cuando los compran con tamales y tejas regalados. Así mismo, cuando prometen el mejoramiento integral de sus viviendas y el pavimento de algunas vías.
Ahí hago un llamado a los líderes barriales para que entiendan que la política que se hace con plata es corrupción, porque finalmente ese dinero lo recuperan en la administración a través de contratos alterados. Mi campaña es austera con propuestas ejecutables, que realmente pongan a Pereira en otro nivel, en la que muchos empresariales están de frente apoyándome, a sabiendas que antes su el rol del sector empresarial era más pasivo.
Se sabe que en Risaralda y Pereira funcionarios públicos están apoyando de frente a candidatos, pese a que es un delito participar en política en esta época. ¿Cuál es el llamado a las autoridades?
En Pereira pasa algo y es que todo queda en rumores, siempre el lema es "se dice que tal candidato está haciendo y deshaciendo". Por eso es fundamental que las autoridades pongan en ojo en la ciudad. Tenemos evidencias de campañas en las que desafortunadamente están participando funcionarios públicos y uno escucha de personas de primera mano que en verdad sí los están obligando a estar en reuniones o a trabajar por un candidato en específico. Entonces, yo si quisiera que el candidato oficial (Carlos Maya) diera la claridad de que el alcalde Juan Pablo Gallo no está participando en su campaña. Y esa es la garantía que estamos pidiendo todos los aspirantes al cargo público.
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Entonces, ¿cuáles son los peligros electorales en Pereira?
En primera medida el desbordado poder económico que está patrocinando las campañas en esta ciudad. Por eso le pido a las autoridades que presionen para que muestren realmente cuánto le está costando la carrera electoral. Dicen que 600 millones pero hace rato pasaron por ahí, teniendo en cuenta que llevan muchos más meses en campaña que el resto. En ese sentido, uno sí percibe cosas, pero uno no es la autoridad para tomar cartas en el asunto. Digo que sí hay tantas percepciones y tantos comentarios, la justicia es la que debe manifestarse.
¿Cree que los nuevos liderazgos del uribismo, como los que representa usted y Eduardo Cardona, conquistarán los votos de los pereiranos?
Lo que estamos haciendo con estas candidaturas es una propuesta interesante porque tenemos propuestas para impulsar la ciudad. Hay, además, un reconocimiento muy grande de Álvaro Uribe y lo que hizo por el sector social más vulnerable. Veo mucho uribismo en ese sector y por eso están con nosotros.
(La pelea por el poder en Quindío)
Ahora, cuando hablamos del voto de opinión lo representan personas que incluso revisan la hoja de vida de los candidatos. El Centro Democrático en Pereira es una colectividad con mucha disciplina que está recibiendo el apoyo de ciudadanos con otros pensamientos, no necesariamente uribistas.
Pero dicen sobre el Centro Democrático que es una colectividad dividida en Risaralda...
Los partidos tienen una dinámica. Y, aunque somos un partido relativamente nuevo, tenemos listas completas al concejo, asamblea, candidato a la alcaldía de Dosquebradas y Santa Rosa y las candidaturas de Cardona y mía. Ahora, esos conflictos que menciona, sobre posibles divisiones, son comunes conflictos políticos. Pero sí hay un partido cohesionado, con vocación de triunfo, y en todo caso estamos haciendo campañas honestas.
¿Cree que la maquinaria todavía tiene fuerza en la ciudad?
No. Pienso que van a pasar cosas interesantes. Se han visto sorpresas y un ejemplo de eso es que en las elecciones presidenciales no ganó la maquinaria de Germán Vargas Lleras, como se pensaba.
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¿Cómo describe el ambiente electoral que vive Pereira?
Lo bueno es que esta campaña ha conectado con la gente rural y urbana. Lo malo sí es el poder económico que sobrepasa cualquier dígito y que están mostrando las otras campañas. Eso es acabar con al democracia y es hacer politiquería, prácticas que finalmente desembocan en dirigentes que gobiernan bajo la corrupción. Es lo que estamos denunciando. Porque sabemos, además, que en esta ciudad un problema fuerte es el microtráfico. No en vano somos la segunda ciudad en consumo de droga, algo que va de la mano de una cultura de la ilegalidad.