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Los vampiros de "Amanecer" se toman el cine de todo el mundo

"Breaking dawn" es la primera parte del final de la saga "Crepúsculo".

Alicia García de Francisco / Efe
18 de noviembre de 2011 - 07:06 a. m.

La saga de "Crepúsculo" ("Twilight") está a punto de acabar, para desgracia de sus fans. "Amanecer" ("Breaking dawn. Part 1") es el último libro de la saga creada por Stephenie Meyer, que llega al cine desdoblada en dos partes. La primera, que se estrena este viernes en todo el mundo, es todo un ejercicio de cómo alargar una historia de forma artificial y aburrida.

Los seguidores de esta saga vampírica irán sin duda en masa a ver la boda entre Edward, el vampiro, y Bella, la humana. Y asistirán impertérritos a la retahíla de tópicos con que nos regala Bill Condon, un director que no ha dejado ninguna huella en la película.

Y seguro que se quedarán con ganas de ver la continuación, que llegará a los cines dentro de un año.

Pero, obviando el amor incondicional de los fans, "Breaking dawn. Part 1" es una historia endeble, que traspasa en muchos momentos el límite de la ñoñería y compuesta de escenas interminables que se podían haber resuelto en la cuarta parte del tiempo.

Casi dos horas de metraje en las que se echa en falta los habituales enfrentamientos entre los vampiros y los hombres lobo o la aparición de los malvados "vulturi", que en entregas anteriores proporcionaron un poco de ritmo e interés a la historia.

Pero, en este caso, al dividir en dos el libro final, toda la lentitud romántica de la relación de Edward y Bella, se ha quedado en esta primera parte.

Tan sólo al final se produce un primer enfrentamiento que avanza lo que supuestamente será una apoteosis final en la quinta y última película de la saga.

Pero mientras pasa ese año para llegar al final, lo que hay ahora es una película en la que el conservadurismo se impone por goleada y en el que se dibuja una irreal realidad que contribuirá a confundir a los adolescentes que vayan a verla.

Música sin personalidad, una narrativa tan previsible como aburrida y unos diálogos que provocan la risa de los espectadores que no adoren "Crepúsculo".

Todo ello para un producto que aspira a reventar las taquillas de medio mundo desde este viernes.

Por Alicia García de Francisco / Efe

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