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En el Estadio Morumbí de Sao Pablo la ‘reina del pop' ofreció el tercer concierto en la ciudad, el quinto en Brasil y el último de Sticky & Sweet, gira que comenzó el pasado 23 de agosto en Cardiff, Inglaterra, y con la que promociona el álbum Hard Candy.
A Brasil llegó el 12 de diciembre, después de 15 años de ausencia. En Rio sorprendió al compartir mesa con el músico y ex ministro Gilberto Gil y el futbolista brasileño Ronaldo, y por bailar más de tres horas en una fiesta organizada por empresarios brasileños.
Aunque Madonna ensayó 650 horas la coreografía del show, en el país latino los medios no le perdonaron los errores musicales de la banda, las dos entradas fallidas en distintas interpretaciones y el retraso de una hora y media en la segunda fecha del Maracaná.
Tampoco se escapó del registro la caída que sufrió en el primer show de Rio de Janeiro, mientras cantaba She's Not Me bajo la lluvia. Pero intentando dejar atrás la vergüenza, la diva se levantó y continuó con el espectáculo.
Pero en Sao Paulo la historia fue diferente. Tal vez por ser la capital económica de Brasil, los medios se enfocaron en las ganancias. La alcaldía de la ciudad señaló que los tres conciertos de la artista convocaron a 39.000 turistas, quienes dejaron en la ciudad 23,4 millones de reales, es decir, unos 9,9 millones de dólares por concepto de hoteles, restaurantes, alquiler de automóviles y compras con tarjetas bancarias extranjeras.
Por su parte, el empresario Arthur Fogel declaró en el diario Folha que el haber vendido anticipadamente las boletas de los conciertos en Sao Paulo, evitó que la crisis financiera impactara en la gira Sticky & sweet.
"Casi todas las entradas fueron vendidas antes de la crisis. No hubo ningún impacto, pero en el futuro tendremos que ser más cuidadosos, pues el ambiente económico es pésimo y la crisis va a afectar los negocios de la música, pero los grandes artistas no deben sufrir grandes impactos", enfatizó Fogel.
Madonna "es un buen negocio. En este punto de su carrera está mejor que nunca. Hay una buena planificación. Optamos por tocar en estadios mayores y para más gente y también incluimos ciudades donde ella nunca se había presentado o no tocaba hace mucho tiempo", apuntó el empresario.
De esta forma, Madonna termina un año en que la venta de 2,3 millones de entradas para los 58 conciertos ofrecidos en 17 países aportará a la organización de la gira de la estadounidense unos 280 millones de dólares, cifra que supera el récord anterior logrado por una artista en solitario que, curiosamente, impuso ella en la gira de 2006, Confessions, con $194 millones de dólares.
Para fortuna de ella, las ganancias de los artistas ya no se concentra en la venta de discos, pues Miles Aways, el tercer sencillo de promoción del álbum Hard Candy, se convirtió en el peor fracaso de Madonna, en casi 25 años de carrera, según las listas de éxitos en el Reino Unido.
La canción que entró el mes pasado a los charts en el puesto 39, cayó a la posición número 68, antes de desaparecer por completo de las clasificaciones.
Este año cumplió 50 años y durante el transcurso de esta gira, afrontó un mediatizado proceso de divorcio con su segundo marido, Guy Ritchie, y firmó un millonario contrato para ser la imagen de la firma de moda Louis Vuitton.
La ‘reina del pop' regresará a Londes en compañía de sus tres hijos, Lourdes María, Rocco Ritchie y David Banda. Aunque la semana pasada había conocido que pasaría la Navidad con su ex esposo, días después el diario The Sun publicó que el cineasta le prohibió a Madonna dormir en la mansión de campo de Ashcombe House, en el condado inglés de Wiltshire.